Via Derecha Diario

El déficit fiscal del Estado japonés se redujo al 5% del PBI en el primer trimestre del año, el resultado más modesto de los últimos 11 trimestres. Fumio Kishida apunta a concretar el equilibrio fiscal primario para el año 2025, y estabilizar el stock de la deuda pública.

El Gobierno de Fumio Kishida impulsa un drástico ajuste fiscal para estabilizar las deterioradas finanzas públicas de Japón en tiempo récord. A través de un plan de recortes presupuestarios y tras haber aprobado la más reciente reforma tributaria, el déficit financiero de Japón se redujo al 5,07% del PBI en el primer trimestre del año.

Se registró el resultado fiscal más modesto en los últimos 11 trimestres, aunque aún se encuentra muy lejos de alcanzar los niveles que tenía antes de la pandemia. La corrección fiscal permitirá estabilizar el ratio de la deuda pública japonesa con respecto al PBI, que adquirió dimensiones históricas tras el estallido de la pandemia.

El objetivo propuesto por Kishida es que el año 2026 sea el límite para alcanzar el equilibrio fiscal primario, algo que Japón no logra concretar desde 1992. Sin embargo, el Primer Ministro prepara un fuerte ajuste fiscal para poder arribar a la meta en el año fiscal 2025 de no producirse mayores contingencias.

“No abandonaremos la bandera de la reforma fiscal. No hay cambios en la postura del Gobierno de esforzarse por lograr un superávit presupuestario primario en el año fiscal 2025”, anunció el ministro Kishida.

Las proyecciones fiscales asumen un modesto crecimiento del 2% anual sobre el nivel de actividad económica en términos reales, y hasta un 3% en términos nominales.

La reforma tributaria de Kishida aumenta los recargos impositivos sobre los tramos superiores del impuesto a las Ganancias y de sociedades, al mismo tiempo en que baja impuestos para la inversión (especialmente en investigación y desarrollo), la oferta laboral, la remuneración bruta de salarios y las nuevas contrataciones.

El Gobierno impulsa una importante reorganización del gasto público, no solo para acelerar la transición hacia el equilibrio fiscal sino también para financiar el crecimiento del gasto en defensa.

En respuesta a las capacidades militares más agresivas por parte de China y Corea del Norte, la derecha japonesa impulsó un aumento del 26% sobre el presupuesto en defensa para 2023, totalizando los 6,8 billones de yenes con respecto a los 5,4 billones desembolsados hace un año.

El gasto en defensa seguirá aumentando hasta llegar a los 9 billones de yenes en 2027 (66.000 millones de dólares), equivalentes al 2% del PBI estimado para entonces. Esto convertirá a Japón como el país con el tercer presupuesto militar más grande del planeta, solo por detrás de Estados Unidos y China, superando a Rusia e India en los próximos años.

Para financiar estos aumentos, el Gobierno autorizó recortes en el presupuesto para organismos y direcciones del sector público, personal, universidades estatales, prestaciones sociales (excepto las vinculadas con la natalidad) y gastos en el sistema de salud.