Morfema Press

Es lo que es

Joe Biden

Vía EFE

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo hoy que su homólogo ruso, Vladímir Putin, “no puede permanecer en el poder”, aunque después la Casa Blanca aseguró que no estaba pidiendo un cambio de Gobierno en Rusia.

“Por el amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder”, afirmó Biden en un discurso en el Palacio Real de Varsovia, donde se congregaron entre 750 y 1.000 personas

Después del discurso, un alto funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, quiso matizar esas palabras y aseguró que Biden no se quería referir al poder de Putin en Rusia o a la posibilidad de “un cambio de régimen”.

“El punto que el presidente quería subrayar es que no se puede permitir que Putin ejerza su poder sobre sus vecinos en la región”, indicó esa fuente.

El discurso de Biden estuvo plagado de acusaciones contra Putin, al que calificó de “dictador”, y consideró “obscenas” sus alegaciones de que la invasión a Ucrania trata de “desnazificar” ese país.

“Putin tiene el descaro de decir que está desnazificando Ucrania. Es una mentira, es cínico, él lo sabe. También es obsceno”, dijo Biden, que consideró que “simplemente no hay justificación” para la decisión que Rusia ha tomado de librar una guerra en Ucrania.

Consideró, además, que la guerra en Ucrania se ha convertido en un “fracaso estratégico para Rusia” en su primer mes y ha hecho que el rublo se reduzca a “escombros” con una gran caída en su valor.

Dirigiéndose al pueblo ruso, Biden afirmó que ellos “no son el enemigo” de Estados Unidos y que toda la “culpa” recae sobre Putin, al que acusó de haber devuelto a su país “al siglo XIX”.

“Ustedes, el pueblo ruso, no merecen esta guerra”, afirmó Biden, quien aseguró que no puede creerse que los rusos estén de acuerdo con el asesinato de niños y ancianos “inocentes”.

El presidente estadounidense comenzó y terminó su discurso con referencias al papa polaco Juan Pablo II y repitió en varias ocasiones su célebre frase: “No tengáis miedo”

Por Daniel Ten Kate en Bloomberg

Un tono más cooperativo que emane de la llamada de Biden-Xi no solo podría ayudar a poner fin a la guerra, sino también brindar un camino a seguir para mejorar los lazos generales entre las economías más grandes del mundo.

La idea de que Joe Biden y Xi Jinping trabajen juntos para presionar a Vladimir Putin parece absurda en algunos niveles.

El líder chino acordó una amistad “sin límites” con Putin el mes pasado, y su gobierno se negó a condenar a Rusia tras la invasión de Ucrania. En cambio, ha culpado a Estados Unidos por desencadenar la guerra al expandir la OTAN.

La Casa Blanca ha sido igualmente desconfiada, advirtiendo repetidamente a Beijing que no ayude a Putin con apoyo militar o financiero para evadir las sanciones.

Sin embargo, hay algunas razones para el optimismo antes de la llamada de Biden-Xi de hoy: comparten un interés común en terminar rápidamente la guerra.

China ha recalibrado recientemente su posición, afirmando que “nunca atacaría” a Ucrania y enfatizando la necesidad de detener las bajas civiles. Para Xi, un conflicto prolongado que trae inestabilidad a los mercados globales, y la amenaza de sanciones de EE. UU. a China, solo lo debilitará antes de que asegure un tercer mandato esperado en el poder este año.

La administración Biden también se beneficiaría de un rápido final de la lucha, tanto por el prestigio de ayudar a Ucrania a sobrevivir como por la posibilidad de reducir los costos de los productos básicos para reducir los precios de los alimentos y el gas.

El truco es cómo encontrar puntos en común. Cuando Biden reemplazó a Donald Trump, su administración destacó la necesidad de competir con China y cooperar donde se alinean los intereses.

Hasta ahora, en Ucrania, la Casa Blanca ha presionado principalmente a China para que aísle a Rusia, lo que solo ha generado enojadas represalias por parte de Beijing.

Un tono más cooperativo que emane de la llamada de Biden-Xi no solo podría ayudar a poner fin a la guerra, sino también brindar un camino a seguir para mejorar los lazos generales entre las economías más grandes del mundo.

El expresidente estadounidense Donald Trump aireó este sábado sus teorías de la conspiración sobre las elecciones de 2020 y el asalto al Capitolio, en un mítin que sirvió para marcar la pauta de la campaña republicana para los comicios legislativos de noviembre.

En su primer acto político del año, el que fuera presidente entre 2017 y 2021 prometió a sus seguidores que el Partido Republicano ganará las elecciones de medio mandato en noviembre y “recuperará la Casa Blanca” en las de 2024, pero no llegó a precisar si él mismo se presentará a esa última cita con las urnas.

“Vamos a organizar un regreso como el que nunca antes se ha visto”, dijo Trump a cientos de sus seguidores en Florence (Arizona) durante un mítin que duró más de hora y media.

El exmandatario se refería a las elecciones legislativas de noviembre, en las que todo apunta a que los republicanos, un partido sobre el que él mantiene todavía un férreo control, retomarán el control de la Cámara Baja y posiblemente del Senado, además de controlar otros muchos cargos estatales.

Su discurso pretendía seguir de guión a los candidatos republicanos que quieran ganar en noviembre, pero al mismo tiempo siguió el patrón clásico de los que Trump solía pronunciar durante sus campañas de 2016 y 2020, con los mismos ataques a los inmigrantes o los medios de comunicación que vuelven locos a sus seguidores.

Dardos a Biden

De ahí pasó a criticar la gestión de Biden, de quien dijo que ha causado más “problemas y más destrucción” en el último año que “cinco presidentes juntos”.

“Nos estamos convirtiendo en una versión a gran escala de Venezuela, que hace 20 años era un país muy exitoso y ahora no tienen comida, no tienen agua, todo el mundo se muere, lo gestiona un grupo horrible de asesinos”, recalcó.

Trump hizo gala de su nacionalismo con tintes autocráticos, al lamentar que Estados Unidos ya no hable supuestamente de su “grandeza”, sus “militares y su poder” como otros países, sino que lo haga del “medio ambiente, el covid-19” y “la raza”.

El expresidente Donald J. Trump sube al escenario en su mitin Save America en Florence, Arizona, el sábado 15 de enero de 2022.
Foto Antranik Tavitian/The Republic

El expresidente fustigó a su sucesor por los problemas en la cadena de suministros y en la inflación, el volumen de contagios causado por la variante ómicron y su intento de forzar a vacunarse a la mayoría de los trabajadores de empresas privadas del país, frenado por el Tribunal Supremo esta semana.

“Demócratas radicales, dejen a nuestros niños tranquilos con su poderoso sistema inmune”, clamó Trump, cuyos seguidores son en muchos casos reacios a vacunarse contra el coronavirus.

En el plano internacional, dijo que Biden ha “humillado completamente” a Estados Unidos, y que Rusia “no solo está amenazando a Ucrania”, sino también “a Cuba y Venezuela”, algo que consideró como una “falta de respeto”, un problema que, aseguró, nunca existió durante su mandato.

Trump se refería a las declaraciones del viceministro ruso, Serguéi Riabkov, que esta semana no descartó el despliegue de infraestructura militar en Cuba y Venezuela, aunque la Casa Blanca opinó después que esos comentarios podían ser simplemente una “fanfarronada”.

También agitó el miedo respecto a la inmigración ilegal, al asegurar de forma hiperbólica que la frontera con México “se ha abolido” y “millones y millones y millones” de indocumentados están entrando en el país, algo falso, puesto que la mayoría de los que llegan son deportados automáticamente.

El 6 de enero

Trump había prometido exponer en este mítin sus ideas sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, después de cancelar una rueda de prensa que inicialmente tuvo previsto dar en el primer aniversario de ese ataque protagonizado por una turba de sus simpatizantes, y que finalmente canceló.

Lejos de profundizar en lo sucedido ese día, sin embargo, Trump se centró en criticar al comité que investiga los hechos, que tildó de “estalinista”, y en alegar que entre la multitud que irrumpió en el Congreso había “informantes del FBI”, una teoría que defienden sus seguidores y sobre la que no hay pruebas.

También describió como “prisioneros políticos” a los más de 700 imputados por delitos relacionados con el asalto, que se saldó con cinco muertos y 140 agentes heridos.

“Si creemos que son inocentes, deberíamos ayudarles a defenderse”, afirmó el exmandatario, que no recibió una respuesta demasiado cálida de la audiencia en ese tramo de su discurso.

Lo que sí entusiasmó a los asistentes fueron sus ataques al presidente estadounidense, Joe Biden, y al Partido Demócrata; así como sus denuncias sin pruebas de que hubo un fraude en las elecciones de 2020, que él perdió.

“La verdadera insurrección tuvo lugar el día de las elecciones, el 3 de noviembre”, subrayó el mandatario.

Arizona es uno de los estados clave que Trump perdió por un margen de apenas unos miles de votos en 2020, y no dudó en mentir al respecto nada más comenzar el mítin, al asegurar que tuvo “una tremenda victoria” que le “arrebataron” en ese territorio.


Via agencia EFE

Desde el momento en que apareció el COVID-19, la pandemia se volvió inseparable de la política.

Por: Zero Hedge. Traducción libre del inglés de Morfema Press

El frenesí político era inevitable ya que el virus SARS-CoV-2 pudo haber escapado de un laboratorio de virología de seguridad de nivel 4 en Wuhan, China.

La rápida propagación pronto amenazó con acusar al gobierno comunista chino de casi destruir la economía mundial y matar a millones.

Las élites occidentales, en respuesta, temían que sus propias inversiones lucrativas en China se vieran comprometidas por tales revelaciones, y actuaron en consecuencia para defender a Beijing.

No obstante, un escenario que sigue siendo intrigante es que el virus escapado fue creado por científicos investigadores de ganancia de función, supervisados ​​​​por elementos del ejército comunista chino. Peor aún, el laboratorio recibió subsidios de las autoridades sanitarias de EE. UU., canalizados a través de terceros. Ocultar toda esa información dañina distorsionó la política del gobierno y la cobertura de los medios.

Tardíamente, una China presa del pánico cerró todos los viajes nacionales dentro y fuera de Wuhan, pero no los vuelos al extranjero a Europa Occidental y Estados Unidos.

El resto es historia

Desde el principio, la Organización Mundial de la Salud simplemente difundió puntos de conversación falsos sobre el brote del gobierno chino, lo que retrasó una respuesta global sólida.

Inicialmente, los opositores políticos del expresidente Donald Trump les dijeron a los estadounidenses que compraran y viajaran como de costumbre, solo para cambiar de rumbo a medida que aumentaban los casos y culpaban al presidente.

La prohibición estadounidense de viajar desde China en 2020 se encontró con cargos de racismo y xenofobia por parte de los candidatos presidenciales. Irónicamente, muchos simplemente canalizaban la propaganda racista y xenófoba de China.

Muchos médicos insistieron en la necesidad de terapias, incluido el uso tabú fuera de etiqueta de medicamentos genéricos baratos. El uso de hidroxicloroquina e ivermectina fue ampliamente ridiculizado, a pesar de los continuos estudios en el extranjero que atestiguan su utilidad.

El proyecto Operation Warp Speed ​​de Trump para desarrollar vacunas también fue ridiculizado. Los candidatos Kamala Harris y Joe Biden hicieron todo lo posible para hablar sobre la seguridad de las inoculaciones inminentes. Pero una vez en el poder, proyectaron su propia retórica dañina anterior sobre los llamados «antivacunas».

Luego reclamaron el crédito por el éxito inicial de las vacunas de Trump.

La corporación Pfizer había prometido un importante anuncio previo a las elecciones sobre el probable lanzamiento de una vacuna en octubre, solo unos días antes de las elecciones de 2020.

Luego, misteriosamente, Pfizer afirmó que la vacuna, de hecho, no estaría lista antes del 3 de noviembre. Unos días después de la elección de Joe Biden, la compañía cambió de rumbo y anunció que las vacunas pronto estarían disponibles.

El entonces gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, obstruyó la mayor parte de la ayuda federal con las huellas dactilares de Trump. De esa manera, Cuomo se convirtió en un favorito de los medios, ganador de un Emmy, antes de renunciar en desgracia.

Las políticas de Cuomo de llevar a los pacientes infectados a centros de atención a largo plazo condenaron a más de 10.000 ancianos. Nueva York ahora está utilizando ilegalmente la raza para otorgar preferencias en las asignaciones de pruebas y nuevos medicamentos.

La retórica del nexo progresista entre los medios de comunicación de que los cierres masivos y obligatorios eran necesarios prácticamente destruyó una economía en auge de Trump y negó atención médica crítica a millones. El énfasis en la terapéutica, la inmunidad natural de rebaño y la resiliencia de los jóvenes a la enfermedad fueron pronunciados como «anticiencia» por los demagogos de la izquierda.

Varias celebridades y políticos, como el gobernador de California, Gavin Newsom, y la fallida candidata presidencial Hillary Clinton, se jactaron de que el bloqueo pandémico ofrecía la crisis perfecta que no debe desperdiciarse políticamente. La actriz Jane Fonda incluso se jactó de que COVID-19 era un «regalo de Dios a la izquierda» para ayudar a acabar con Donald Trump.

En los últimos días de la campaña de 2020, Biden llegó a culpar personalmente a Trump por todas las muertes por el virus.

Una vez que las vacunas parecieron funcionar a principios de 2021, un optimista Joe Biden se jactó de que acabaría con el virus para el verano de 2021, siguiendo «la ciencia». Llegó a afirmar que nadie había sido vacunado antes de su toma de posesión a pesar de que 17 millones, incluido el propio Biden, lo habían sido.

Entonces Némesis respondió a tal arrogancia.

Llegan las imprevistas variantes delta y omicron. Una nueva frase, «caso innovador», reveló que las vacunas a menudo solo podían prevenir enfermedades graves, pero no infecciones ni contagiosidad.

De repente, las mejores y más brillantes personas con tres disparos, que habían criticado a los rubes del estado rojo como ignorantes no vacunados, se enfermaron. Ahora han muerto más por el virus bajo la supervisión de Biden que durante la de Trump.

Una economía deformada en medio de nuevos brotes de COVID-19 ayudó a destruir aún más la menguante popularidad de Biden.

En reacción, la izquierda pide ahora realismo, énfasis en los tratamientos y reconocimiento del valor de las inmunidades naturales. Incluso tiene una nueva curiosidad sobre los orígenes del virus y la necesidad de «volver a la normalidad».

De repente, se nos dice que miles habían muerto «con» en lugar de «a causa» de COVID, exactamente lo contrario de lo que escuchamos en la era de Trump.

Un escéptico podría sugerir que el terror por las inminentes elecciones intermedias finalmente hizo que la izquierda se enfrentara a la realidad.

Politizar la pandemia es un eufemismo. En verdad, miles de estadounidenses han muerto innecesariamente debido a la desinformación armada sobre la culpabilidad de China, las vacunas, los medicamentos útiles, los bloqueos, las preferencias raciales y las instalaciones de cuidados prolongados.

El presidente estadounidense dijo estar “decepcionado” y pidió a los empresarios “hacer lo correcto para proteger la salud y la economía” de la población

La Corte Suprema impidió que la administración de Biden haga cumplir el requisito de que los empleados de las empresas se vacunen contra el COVID-19 o se sometan a pruebas semanales y usen una máscara en el trabajo.

Joe Biden se dijo el jueves “decepcionado” de que la Corte Suprema bloqueara el requisito de vacunarse o testearse.

“Estoy decepcionado de que la Corte Suprema haya decidido bloquear unos requisitos de sentido común, que pueden salvar vidas”, que estaban dirigidos a “empleados de grandes empresas, basados directamente en la ciencia y la ley”, declaró en un comunicado.

Biden pidió también a los empresarios “hacer lo correcto para proteger la salud y la economía de los estadounidenses”.

El tribunal sí permitió que la administración proceda con un mandato de vacunación para la mayoría de los trabajadores de la salud en los EEUU.

Las órdenes de la corte el jueves durante un aumento en los casos de coronavirus fueron una mezcla de los esfuerzos de la administración para aumentar la tasa de vacunación entre los estadounidenses.

La mayoría conservadora de la corte concluyó que la administración se extralimitó en su autoridad al tratar de imponer la regla de vacuna o prueba de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional a las empresas estadounidenses con al menos 100 empleados. Más de 80 millones de personas se habrían visto afectadas.

“OSHA nunca antes había impuesto tal mandato. El Congreso tampoco. De hecho, aunque el Congreso ha promulgado una legislación significativa que aborda la pandemia de COVID-19, se ha negado a promulgar cualquier medida similar a la que OSHA ha promulgado aquí”, escribieron los conservadores en una opinión sin firmar.

En desacuerdo, los tres liberales de la corte argumentaron que fue la corte la que se extralimitó al sustituir su juicio por el de los expertos en salud. “Actuando fuera de su competencia y sin base legal, la Corte desplaza los juicios de los funcionarios gubernamentales a los que se les asignó la responsabilidad de responder a las emergencias de salud en el lugar de trabajo”, escribieron los jueces Stephen Breyer, Elena Kagan y Sonia Sotomayor en una disidencia conjunta.

Al elaborar la regla de OSHA, los funcionarios de la Casa Blanca siempre anticiparon desafíos legales y, en privado, algunos albergaron dudas de que pudiera resistirlos. Sin embargo, la administración aún considera que la regla es un éxito al lograr que millones de personas se vacunen y que las empresas privadas implementen sus propios requisitos que no se ven afectados por el desafío legal.

Ambas reglas habían sido desafiadas por estados liderados por republicanos. Además, los grupos empresariales atacaron la regulación de emergencia de OSHA por considerarla demasiado costosa y probable que haga que los trabajadores dejen sus trabajos en un momento en que ya es difícil encontrar nuevos empleados.

El mandato de vacunación que el tribunal permitirá que se haga cumplir en todo el país cubre prácticamente a todos los trabajadores de la salud del país. Se aplica a los proveedores de atención médica que reciben fondos federales de Medicare o Medicaid, lo que podría afectar a 76 000 centros de atención médica, así como a proveedores de atención médica domiciliaria. La regla tiene exenciones médicas y religiosas.

Las decisiones de los tribunales federales de apelaciones en Nueva Orleans y St. Louis habían bloqueado el mandato en aproximadamente la mitad de los estados. La administración ya estaba tomando medidas para aplicarlo en otros lugares.

En el caso de atención médica, solo los jueces Clarence Thomas y Samuel Alito expresaron su disidencia. “Los desafíos que plantea una pandemia global no permiten que una agencia federal ejerza un poder que el Congreso no le ha conferido. Al mismo tiempo, tales circunstancias sin precedentes no brindan motivos para limitar el ejercicio de las facultades que se ha reconocido que tiene la agencia durante mucho tiempo”, escribieron los jueces en una opinión sin firmar, diciendo que “el último principio rige” en los casos de atención médica.

Más de 208 millones de estadounidenses, el 62,7% de la población, están completamente vacunados, y más de un tercio de ellos han recibido vacunas de refuerzo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades federales. Los nueve jueces han recibido vacunas de refuerzo.

Los jueces escucharon argumentos sobre los desafíos la semana pasada. Sus preguntas luego insinuaron el veredicto dividido que emitieron el jueves.

Con información de AP

El presidente Biden y sus asesores predijeron durante meses que la inflación sería solo transitoria, un problema temporal que se desvanecería a medida que la economía se recuperara y se aliviaran los problemas de la cadena de suministro.

Pero los nuevos datos del miércoles desafiaron la noción de cuánto durarán los altos precios, lo que exacerbó el problema en el que se ha convertido la inflación para la Casa Blanca con solo 10 meses antes de que los votantes acudan a las urnas, reseña The Washington Post

Los precios aumentaron un 7 por ciento durante el período de 12 meses que finalizó en diciembre, lo que convirtió a 2021 en el peor año de inflación desde 1982, según un nuevo informe publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales.

El aumento de los precios de casi todo, desde gasolina y comestibles hasta autos usados ​​y materiales de construcción, podría intensificar una crisis política para Biden y su Partido Demócrata.

La inflación tiene un impacto directo en las billeteras de la gente común y, según los expertos en opinión pública, corre el riesgo de empañar la forma en que se sienten acerca de una economía que, por otras medidas, es estable y se fortalece.

El desempleo es bajo, los salarios están subiendo y el mercado de valores es saludable. Pero mientras los precios suban, Biden podría pagar un precio político en las elecciones intermedias de noviembre, que determinarán el control de ambas cámaras del Congreso.

Las consecuencias

“Esto va a tener enormes consecuencias en el otoño”, dijo el veterano encuestador republicano Frank Luntz.

Dijo que los votantes en los grupos de enfoque que ha realizado han estado cada vez más ansiosos y que, si bien la pandemia de coronavirus sigue siendo una de las principales preocupaciones, el aumento del costo de los bienes se está volviendo más dominante.

“De todos los problemas económicos, este es el número uno”, dijo Luntz. “Y es el número uno porque ya sea que sea de clase media alta o de clase media baja, todavía se ve afectado”.

Los precios de diciembre aumentaron un 7 por ciento en comparación con hace un año, el ritmo más rápido en 40 años.

El cincuenta y cuatro por ciento de los estadounidenses cree que la economía del país está empeorando, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac publicada el miércoles, y muchos culpan a Biden. Alrededor del 57 por ciento dijo que desaprobaba el manejo de la economía por parte de Biden, mientras que solo el 34 por ciento dijo que lo aprobaba.

Al menos 27 altos funcionarios de la administración Biden trabajaron para las organizaciones sin fines de lucro del presidente, y muchos de ellos para Obama antes de eso.

Esta historia es una colaboración entre  Forbes  y el  Brown Institute for Media Innovation

Donald Trump dio a sus colegas del sector privado puestos gubernamentales. Un ex guardaespaldas convertido en director de operaciones de la Oficina Oval. Un abogado de bienes raíces se convirtió en diplomático de Oriente Medio. Un antiguo asistente asumió un cargo en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano. Y, por supuesto, Ivanka Trump llevó el título de asesora al presidente.

Pero Joe Biden ha traído incluso más de sus colegas al gobierno que Trump. Mientras que el 45 º presidente contrató a cinco de sus antiguos colegas, por nuestra cuenta, el 46 º ha dado la bienvenida en al menos 27 de sus conocidos. Los nuevos designados trabajaron anteriormente con cuatro organizaciones sin fines de lucro de Biden lanzadas después de su tiempo como vicepresidente: la Fundación Biden, la Iniciativa contra el cáncer de Biden, el Instituto Biden en la Universidad de Delaware y el Centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global en la Universidad de Pensilvania.

A diferencia de las contrataciones de Trump, las personas designadas por Biden llegaron con una experiencia significativa en políticas y gobierno. “Mi gran objeción con la administración Trump no fue realmente que contrató a personas de la Organización Trump”, dice Walter Shaub, ex director de la Oficina de Ética Gubernamental de los Estados Unidos. “Pero más tuvo que ver con las calificaciones de algunos de ellos. Si realmente tenían experiencia relevante para lo que llegaron al gobierno para hacer «.

Muchas de las personas designadas por Biden son asistentes desde hace mucho tiempo que trabajaron con el presidente cuando anteriormente ocupó el cargo. En general, sus trayectorias profesionales se parecen a las que siguió el asesor de muchos años, Antony Blinken. En la administración Obama, Blinken se desempeñó como subsecretario de estado. Durante los años de Trump, cofundó la consultora WestExec Advisors y se convirtió en director gerente del Penn Biden Center. Una vez que Biden regresó al cargo, Blinken asumió el cargo de secretario de estado.

Algunos de los funcionarios trabajaron en varias organizaciones de Biden. Brian McKeon, por ejemplo, ocupó varios puestos de seguridad nacional bajo Barack Obama antes de convertirse en director senior del Centro Penn Biden y consultor de la Fundación Biden. Cuando Biden se convirtió en presidente, McKeon aceptó un trabajo junto a Blinken, como subsecretario de estado. «No están en el departamento de estado porque estaban en Penn Biden», dijo un portavoz del departamento cuando se le preguntó acerca de cinco personas designadas, incluidos Blinken y McKeon. «Están aquí en el Departamento de Estado precisamente porque son algunos de los más experimentados, conocedores y experimentados en política exterior de esta generación, muchos de los cuales han trabajado con el ahora presidente Biden a lo largo de años o décadas».

Si bien las personas designadas que provenían de la Organización Trump fueron criticadas por su falta de experiencia en el gobierno, los expertos en ética tienen diferentes reparos con algunas de las personas designadas por Biden. “No es raro que los presidentes quieran a alguien cercano a ellos en quien confíen”, dice Shaub. «Creo que la mayor preocupación se vuelve cuando eso te hace pasar por alto estos otros tipos de conexiones que tienen estas personas, como la conexión de Blinken con WestExec».

WestExec Advisors se especializa en asesorar a clientes utilizando «experiencia geopolítica y de políticas» y ha sido criticado por Shaub y otros como «básicamente cabilderos en la sombra». WextExec, que ha trabajado con firmas como Blackstone, Facebook, Softbank y Uber, no respondió a una solicitud de comentarios.

Amber Macdonald, ahora redactora de discursos presidenciales de alto nivel, recibió una compensación tanto de la Fundación Biden como de la Iniciativa contra el Cáncer de Biden a través de una empresa de su propiedad. Además, reveló más de $ 5,000 de ingresos de Giacoppa, una de las dos corporaciones S que Joe y Jill Biden usaban para administrar las ganancias de los libros y los honorarios por conferencias.

Aún así, casi todos sus caminos para trabajar con las organizaciones sin fines de lucro de Biden siguieron el tiempo en el sector público, como la administración de Biden se apresura a señalar. «Todos estos empleados de la Casa Blanca tienen años, si no décadas, de experiencia, tanto dentro como fuera del gobierno, y están ampliamente calificados para hacer el trabajo que están haciendo todos los días en nombre del pueblo estadounidense», dijo una Casa Blanca. portavoz en un correo electrónico, señalando también que algunas de las personas designadas prestaron servicios en las organizaciones sin fines de lucro de Biden de forma voluntaria, sin paga. “Aportan liderazgo, competencia y corazón a sus trabajos todos los días”.

El conducto entre las organizaciones de Biden y la Casa Blanca es consistente con una larga tradición de Washington. Los presidentes de ambos partidos a menudo contratan a personas que conocen, que han trabajado con ellos en situaciones anteriores. “Es bastante típico que los presidentes y altos ejecutivos del gobierno examinen detenidamente sus propias redes en términos de cubrir los puestos que tienen”, dice Max Stier, director ejecutivo de Partnership for Public Service, una organización sin fines de lucro que ayuda a las agencias federales con la contratación. “Si también mira a otros presidentes, tienden a tener una red a la que continúan yendo, como Clinton tiene una red de personas que continúa reciclando a través de diferentes posiciones en diferentes lugares”.

Entonces, a pesar de todas las críticas que recibió, Trump en realidad estaba siguiendo un modelo familiar. La principal diferencia era que las personas que conocía, desde décadas en el negocio inmobiliario, no tenían mucha experiencia en el gobierno. Pero eso no debería haber sido una gran sorpresa. Después de todo, él tampoco.

El 53% de los estadounidenses no respalda la gestión del presidente, Joe Biden, según un nuevo sondeo que fija un nuevo mínimo en la popularidad del actual inquilino de la Casa Blanca y que refleja la pérdida de apoyos entre los simpatizantes del Partido Demócrata y quienes se describen como independientes.

Por: La Gaceta de la Iberosfera

La encuesta, publicada este domingo por el periódico ‘The Washington Post’ y la cadena ABC News, establece que solamente un 41% del millar de personas entrevistadas está a favor de Biden, por lo que la distancia entre detractores y defensores asciende ya a 12 puntos.

La imagen de Joe Biden ha ido en caída libre en estos últimos meses, si bien ya en junio su apoyo rondaba el 50 por ciento. En septiembre, cuando se elaboró el último sondeo equiparable al que ahora ve la luz, el mandatario gozaba del beneplácito del 44 por ciento de los ciudadanos.

Entre los demócratas, el nivel de apoyo ha pasado del 94 al 80% entre junio y noviembre y ya hay un 16% que directamente desaprueba su gestión. El nivel de rechazo entre los independientes asciende al 58%, según este estudio, que tiene un margen de error de 3,5 puntos porcentuales.

En relación a temas concretos, un 47% de las personas encuestadas respalda la gestión de la pandemia de COVID-19 y un 39% la labor en aspectos económicos, si bien este último dato se dispara al 58% si se pregunta específicamente por la inversión en programas sociales y al 63% cuando se trata del desarrollo de infraestructuras.

Morfema Press

Las protestas democráticas de Cuba llegaron a los titulares internacionales hace unos meses, pero luego desaparecieron repentinamente.

Por: Morfema Press / The Epoch Times

Marcell Felipe, un experto en Cuba y un líder comunitario activo entre los cubanoamericanos, afirma que fue la administración Biden la que acabó con el proceso de democratización en Cuba.

Felipe es abogado y fundador de la Fundación Inspire America, una organización dedicada a promover la democracia en Cuba y las Américas. En 2019, el gobernador de Florida, Ron DeSantis , lo nombró para formar parte de la Junta de Fideicomisarios de Miami Dade College, una de las universidades más grandes de la nación.

“La administración Biden realmente lo mató”, dijo Felipe al programa “Capitol Report” de NTD durante la Conferencia Nacional de Conservadurismo en Orlando.

“Es, francamente, una protesta sin precedentes. Había miles, decenas de miles de cubanos comunes que protestaban contra el régimen que es conocido por matar a cualquiera que se oponga a él, un régimen estalinista en el siglo XXI ”, dijo Felipe. «Así que fue realmente un momento extraordinario».

“Muchos cubanoamericanos pensaron que la administración Biden aprovecharía esta oportunidad de oro, no solo para hacer algo bien por parte del pueblo cubano, sino para cambiar la marea electoral en Florida”, continuó Felipe.

Marcell Felipe

La base marxista del Partido Demócrata

Felipe explicó que Florida se considera un estado indeciso para la mayoría de las elecciones decididas por el uno por ciento de los votos. Con menos del 40 por ciento de los cubanoamericanos de Florida siendo republicanos registrados, cualquier candidato demócrata que obtenga más del 40 por ciento de los votos cubanoamericanos generalmente gana el estado. Dijo que los cubanoamericanos son el 6 por ciento de los votantes registrados, aunque solo representan el 3 por ciento de la población. “Somos votantes comprometidos”, dijo Felipe.

“Hubiera sido una obviedad que el presidente Biden realmente adoptara un enfoque de línea dura sobre Cuba, apoyara al pueblo cubano, hubiera cambiado el mapa electoral”, continuó Felipe. “Tenía todo el sentido político hasta que te das cuenta de la influencia que ha ganado el marxista dentro del Partido Demócrata, y cuál sería el retroceso para el presidente Biden. Eso realmente te lo dice todo «.

“El Partido Demócrata no ha logrado fortalecer su base y, en cambio, ha fortalecido la base marxista dentro de su partido, bajo su propio riesgo”, dijo Felipe.

“Realmente creímos que la administración Biden intensificaría y se dirigiría directamente a los generales cubanos y les diría ‘este es el momento de ponerse del lado de la nueva República Cubana o de ser los últimos dictadores de un régimen caído’.

Desafortunadamente, la administración Biden eligió hablar con el gobierno cubano en lugar del pueblo cubano o el ejército ”, continuó Felipe, diciendo que la oportunidad fue desperdiciada.

REUTERS/Alexandre Meneghini

Sleepy Joe, fría respuesta

La administración Biden ha sido criticada por su respuesta a las protestas de Cuba que comenzaron el 11 de julio.

Al principio, un subsecretario interino del Departamento de Estado describió la protesta contra el gobierno y el comunismo de Cuba como una asamblea contra las muertes por COVID-19 y la escasez de medicamentos. Sus palabras provocaron feroces críticas.

Durante un ayuntamiento de Fox News el 21 de julio, la representante Maria Salazar (republicana por Florida) y el senador Marco Rubio (republicano por Florida) criticaron a Biden por no reunirse con ellos incluso después de 10 días de estallar las protestas.

“Estamos muy frustrados”, dijo Salazar .

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, también se unió al Ayuntamiento y pidió al gobierno de Biden que tome más acciones, especialmente para ayudar a brindar acceso a Internet a todos los cubanos.

Pero Biden está «básicamente sentado ahí sin hacer nada» y «dejando a estas personas afuera para que se sequen», alegó DeSantis.

«Let’s go Brandon» Estuvo en Twitter como «trending topic» mundial. También en iTunes, donde la canción con ese nombre ha apartado a Adele del número uno de las listas en la categoría de hip-hop.

Por: Morfema Press / ABC

Cada vez se canta con más fuerza en multitud de recintos deportivos. «Let’s go, Brandon», («Vamos, Brandon», en español) es ya un lema mundial adoptado por los estadounidenses contrarios a Joe Biden para trolear e insultar al presidente de los Estados Unidos.

El comienzo de esta curiosa historia se sitúa en el Talladega Superspeedway, un circuito de carreras de Alabama.

Allí, el piloto Brandon Brown logró el pasado 2 de octubre su primera victoria en la Nascar, el campeonato de stocks cars por antonomasia en América.

Brandon, de 28 años, se estrenaba en la categoría y era entrevistado poco después de la carrera por la NBC, una de las grandes cadenas de televisión del país, propietaria de los derechos de la Nascar.

Durante la entrevista, realizada por la periodista Kelli Stavast, una multitud de aficionados comenzó a insultara gritos al presidente de Estados Unidos: «F*** Joe Biden». El cántico que se coló en la retransmisión, pero Stavast aseguró en directo que el gentío estaba ensalzando al ganador de la carrera con el ya famoso «Let’s go, Brandon».

WP Twitter Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
Scroll to Top
Scroll to Top