Morfema Press

Es lo que es

Julio César Arreaza

Por Julio César Arreaza

Sin lugar a dudas la política con p mayúscula es una de las actividades más nobles a la que puede dedicarse el ser humano, porque su objetivo es servir al bien común, con  énfasis en  los más vulnerables, carentes de los medios mínimos para afirmar la dignidad humana que le viene impresa como hijos de Dios.

No es un trabajo cualquiera, se necesita una clara vocación de servicio y el cultivo de ideales como la justicia, la libertad, el amor al prójimo y la verdad.

Es un oficio verdaderamente humanista que busca la trascendencia como la grandeza que se opone a mezquindad, a ruindad, a provecho económico personal; un ladrón es lo opuesto a un político, aunque la realidad del mundo nos muestre caricaturas alejadas del  deber ser.

Algunos hemos sentido esta atracción desde niños y por supuesto influenciados por los modelos que nos rodean, en mi caso mi papá, mi tío Enio y Alberto Ravell, los ejemplos cercanos de Juan Pablo Pérez Alfonso, Pérez Guerrero y de los presidentes Gallegos, Betancourt y Leoni.

A otros la vocación política les nace posteriormente. María Corina Machado dice que una de las cosas de las cuales se arrepiente, es de no haberse dedicado a la política desde jovencita, porque en su momento cobraba mucho peso la monserga de que se trataba de una actividad sucia y mafiosa. Y por tanto los jóvenes preparados, con potencial, miraban hacia otros horizontes: actividades profesionales privadas, y no captaban el error de dejar este noble oficio en manos de gente menos preparada y de otros que buscaban solamente el usufructo de la corrupción.

El papa Pío XII cuando se refería a la política enfatizaba en una actividad  orientada a tocar vidas para bien. Se trata de un oficio mayor que exige condiciones de responsabilidad y espiritualidad.

María Corina es un ejemplo de dedicación exclusiva a la política y ha logrado conectar con la gente de manera auténtica. Desde las primarias, pasando por  el detonante de las elecciones del 28J, ha logrado destapar la gran mentira del chavismo como  organización de corte criminal y no política, sino en lo tocante a la demagogia. El país entero y el mundo contemplaron la pela monumental de la soberanía popular a la usurpación. Sin dejar de lado el alto costo humano que ha tenido la dolorosa represión desatada sobre inocentes que aspiran a un mejor país.

María Corina convirtió su vida en una arenga permanente a no rendirse y a seguir soñando con ser libres pronto. Ella se la ha jugado por la libertad, el futuro y el bienestar de Venezuela. Nos ha unido alrededor de esta causa. Le abrió su corazón y el país se lo abrió también, compenetrados en una relación de uno a uno.

El régimen oprobioso va de salida y juntos construiremos una patria de la que nos sentiremos orgullosos.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas, los menores de edad presos, y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

Jóvito Villalba, el mejor tribuno del siglo XX venezolano, no hacía sino repetir hacia el final de su notable carrera política la frase “Aquí va a pasar algo” . Y mire qué pasó, con estos 25 años de horror y de antihistoria que nos introdujo en el atraso sin precedente encarnado por la impresentable corporación criminal, que se impuso por la fuerza bruta y por encima de la soberanía popular.

Ha puesto su énfasis en la sociedad de la mentira, con plomo, sangre y rencor. Se han generado dos relatos extremos con los colaboracionistas en el medio, inclinados hacia el régimen: su mirada de corto plazo los impulsa a hacer negocios con la dictadura. Se les pudiera refutar argumentando que tanto importa ganar el mundo si pierdes el alma. Los venezolanos quieren la democracia mediante el ejercicio de las libertades fundamentales, con todas las garantías que emanan del contrapeso de los poderes públicos. Y basados en sólidos pilares republicanos deseamos llegar a un contrato de convivencia, afirmado particularmente en un sistema de justicia independiente que permita el florecimiento de la nación.

El régimen cada día más desnudo insiste en mentir con todos sus dientes, siempre apostando en su indigno cálculo a la resistencia temporal que es el olvido. En cada matón se esconde un cobarde. Estos farsantes e ilegítimos nunca persiguieron el propósito político del bien común, sino sus intereses corporativos crematísticos. El signo de su actuación es la mentira. El futuro de las sociedades de la mentira, así como las del espectáculo, será su desvanecimiento y la frustración de multitudes que pusieron en ellas su confianza.

Hoy se abren reales oportunidades a las sociedades de la verdad y la educación en valores. Su piso solido estará garantizado por una representación auténtica y genuina. El recambio de esta hora demanda gobiernos que representen verdaderamente a sus ciudadanos. La clave está en la representación. El régimen se enfrenta a una sociedad que lo desprecia con una abierta manifestación de represión.

El ejemplo que ilumina la escena del futuro es el de la líder María Corina Machado, quien ha logrado con conexión, vocación, lealtad, coherencia, disciplina y apego a la verdad, una alianza con el pueblo venezolano a quien representa sin lugar a dudas.

El futuro se vislumbra con gobiernos que dimanan representación legítima, en el que las tareas se desplieguen en sociedades imbricadas en el valor de la verdad, enemigos de la mentira, y que sepan rechazar los fuegos fatuos de las sociedades del espectáculo y de la mentira.

Le apostamos a la verdad porque entraña la potencia de lograr el deseado bienestar colectivo, así como las posibilidades de asegurarnos una vida digna de ser vivida, llevando a cabo nuestros planes de vida.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas, los menores de edad presos, y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

El final se ubica en Venezuela y requiere del liderazgo: coraje, virtud y compromiso.

No podemos actuar desde la emoción, en política se requiere ser racional. Hay que saber calcular para conocer exactamente donde está el problema.

La ilusión es mentira, falsedad y autoengaño. Actuar políticamente fuera de ese parámetro es el desiderátum, y de paso estaríamos evitando no solo la pérdida política, sino fuerza moral y espiritual.

Solo cuenta el resultado en política y no las intenciones, porque esto implicaría poner a sufrir a las personas. Mantener, ante todo, el valor de decir la verdad.

El 22 de octubre de 2023 elegimos además del candidato presidencial de la oposición al líder de esa oposición.

El régimen es un sistema militar represivo, con operadores civiles, y se ha destacado por ser inmune a la voluntad popular. El chavismo se basa en el poder militar, en las armas, no en la representación. Al incumplir reiteradamente los acuerdos suscritos ha demostrado que no cree en la alternabilidad democrática, y si no cree en la libertad, por tanto no permitirá un proceso emancipador y por eso proscribe a los partidos políticos.

Cuando actuamos desde la emocionalidad perdemos el sentido de realidad y verdad.

Defender la verdad es insistir que el régimen perdió pueblo y ya no es mayoría, y que perdió las elecciones por paliza. Al mismo tiempo mantiene el poder real, de facto, y las instituciones secuestradas,

María Corina Machado es la líder del país y decidió, muy bien hecho, quedarse en el país y seguir luchando al lado de quienes se arriesgaron por alcanzar la libertad e injustamente padecen prisión injusta y denigrante, que no cumple los mínimos de la ONU sobre las condiciones de un recinto penitenciario.

Lamentablemente, hemos visto a la oposición funcional al sistema jugar a favor de la dictadura. Es sabido que el ecosistema criminal es capaz de autorregularse más allá de las personas que lo integran, pudiera prescindir de ella  e igualmente el ecosistema se mantiene. Son perversos, no dicen lo que piensan y no hacen lo que dicen.  La tentación totalitaria es llevarnos a la paz totalitaria.

Es necesario el cambio de la relación de fuerza para el cambio social.

Soy de la creencia que el país determinó muy claramente su liderazgo, y lamentablemente mucho del liderazgo desaprobado por la gente continuó ejerciendo un rol que no le correspondía y de esa cantera brotan los infiltrados que son parte del ecosistema criminal: los llamados funcionales.

Me parece que María Corina debe reestructurarse sobre la marcha y seguir aupando a los que siempre aupó: los líderes fénix.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

80% del padrón electoral de 21 millones, se habla de unos 16 millones de electores que concurrirán a votar el 28J. Edmundo septuplica a Maduro. Estamos viendo correr a una bola de nieve en bajada que cada día se hace más grande.

La gran electora y movilizadora es María Corina. El fenómeno ciudadano quedó evidenciado en las primarias: el punto de ignición. Se convirtió en un acto de rebeldía continuado. Los diferentes obstáculos se han venido superando. Lo que sucede con la líder es un fenómeno telúrico. Se ha producido un terremoto social, cocinado y macerado en la fibra ciudadana, vinculando y entrelazando el mal vivir, lacerante de su dignidad, con el principal anhelo: reencuentro de la familia. Emerge la imagen de una fuerza ciudadana de carácter resiliente. Lo que está a la vista no requiere lentes: es fiel reflejo de lo que sucede en todos los sectores. Los perversos han sido derrotados en las calles y en las almas, y en horabuena con votos que se cuenten.

La mayoría viene avasallando, se acorta el tiempo y la corporación criminal siente pavor ante la estampida de leones ciudadanos dirigidos hacia un evento definitorio. Se crece un David convencido de su enfrentamiento en contra Goliat, aunque sin el poder de la fuerza bruta de éste, es físicamente más grande y voluminoso que su oponente.

No puede dejarse de lado a la consabida “opolaboración” funcional al régimen, que conforma un entramado intrincado y nutrido de intereses particulares, junto con algunos empresarios, académicos y periodistas que apuestan a la normalización. Valga la advertencia que un 41% del citado 80% del padrón se irían del país si no se logra un giro de 180 grados en la elección del 28 de julio y semanas subsiguientes.

La alternativa de la dictadura es propiciar el caos, porque saben que no serán legitimados en elecciones limpias. Su promesa fallida es reparar lo que ellos mismos han destruido. El autor del caos hace campaña contra el caos.

Contrario al orden legal ha sido calificada la repudiable actuación del comando estratégico operacional, que con cada actuación afecta la vida ciudadana y la soberanía. Genera información de Estado cada vez que habla. No tiene apego a la verdad y despliega actividades a favor de una parcialidad política. Se trata de una situación vergonzosa y delicada, el haber enviado un video alterado de la líder, falseando imágenes: una falta grave al honor militar y a los venezolanos.

El desafío democrático es relanzar e integrar a un país que está destruido. Volver armar, con instituciones, lo que está desarmado. Manos a la obra.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

Ha costado mucho llegar a este momento crucial, los venezolanos hemos decidido cambiar, y por ello acudiremos a ejercer el derecho fundamental del voto: fuente legítima de todo poder. Hemos comprendido la imposibilidad de vivir con dignidad dentro de este régimen ladrón y asesino, reducidos a sobrevivir sin poder dedicarnos a realizar nuestros proyectos de vida. Al contrarío ha promovido y estimulado la corrupción como un hecho cultural transversal. Por eso su primera ejecutoria se enfocó en desmontar la educación.

La líder nacional dirige a un equipo de organización electoral empeñado en llegar hasta el final, lo cual implica mantener férrea conducta alrededor de la unidad inseparable del trípode victorioso: votar-defender-cobrar. Es la manera de participar en unas elecciones que se realizarán en un contexto de facto, sin garantías institucionales ni electorales, con total ausencia de un Estado democrático y constitucional de derecho. Ceder ante cualquier componenda implicaría una derrota cívica y ciudadana.

El ecosistema criminal se cansó de repetir la monserga de la unión cívico-militar, con fines de blindar su estabilidad autoritaria, por lo cual condenamos su reacción torpe ante el saludo espontáneo del ciudadano candidato democrático Edmundo, a unos efectivos de la Guardia Nacional que encontró a su paso en un recorrido por La Guaira.

No debemos ver con indiferencia, por su reiteración, el patrón de conducta de la persecución. El régimen secuestra y detiene. Cuando alega la causal inapropiada de terrorismo, los familiares de los detenidos que viven en el interior, sufren adicionales penurias porque los tribunales están ubicados en Caracas. El oscurantismo no permite a los imputados nombrar a sus defensores.

La ley contra el odio utilizada, constantemente, viola el principio de la legalidad, interpretada de manera arbitraria hasta la crítica se criminaliza. El amedrentamiento y la coacción psicológica configuran el delito de tortura: trato cruel, inhumano y degradante. Son parte del patrón señalado.

Los jueces que niegan a los internos acceder a exámenes médicos cargarán con su responsabilidad, ellos son “independientes y autónomos”. Son los responsables de la indefensión y el desamparo de los privados de libertad.

Wilder Vásquez Velásquez (Rodeo 1) y Luis Guillermo Guillén (Ramo Verde), continúan detenidos a pesar de librarse boletas de excarcelación. Ustedes jueces, serán los responsables y chivos expiatorios de los jefes grandes que serán sindicados, tarde o temprano, por crímenes de lesa humanidad. Recuerden que la cuerda revienta por lo más delgado y eso son ustedes.

Hagamos lo propio para formar parte de la gesta ciudadana, para salir de esa historia de cómo el país se hundió y se convirtió en algo mejor: el resurgimiento de una nueva nación.

¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!

Por Julio César Arreaza

Después del rotundo fracaso del interinato surgido- constitucionalmente- en 2019, al haber desperdiciado, por su falta de grandeza, la oportunidad de oro de ponerle término a la corporación criminal que tiene asolado al país, lo más natural es que surjan voces disidentes, en la que nos inscribimos. Es el derecho natural, humano y político que tenemos los ciudadanos de proceder, conforme a nuestra conciencia histórica, en los asuntos públicos de nuestro país. Y de no hipotecarnos indefinidamente a una falsa unidad que sostenidamente rema hacia sus intereses particulares y crematísticos. No nos vengan ahora con el cliché de la antipolítica a quienes hemos militado en partidos y estamos persuadidos de su papel fundamental en los sistemas democráticos de procurar la mediación entre los ciudadanos y el Estado. En un país, con cierto grado de civismo, los políticos que fracasan se ponen de lado y dan oportunidad a otros. No solo la alternabilidad ha sido cancelada por la dictadura perversa sino también, en otro nivel, por aquella dirigencia que se obstina en ostentar una representación que perdió hace rato.

La peor destrucción nacional es ética y espiritual. El mal anda suelto y provoca líderes confundidos. Hay una crisis de representación derivada de la crisis de confianza generalizada en el estamento político, que se traduce en el ambiente de antipolítica prevaleciente. La convocatoria de la “opolaboración” es cero.

Se habla con insistencia de la fiesta electoral hacia finales de 2024. No vemos, todavía, las reglas y mecanismos de selección del candidato opositor. Se presenta otra oportunidad para la grandeza política de ofrecer condiciones transparentes que motiven una amplia participación, que generen entusiasmo, confianza y legitimidad; sin que el G4, como siempre, se apropie de todo el proceso. Muchos no se prestarán a respaldar la pantomima de un enorme fraude.

La ruptura vociferada ha sido solo retórica cuando en los hechos la “opolaboración” acude a legitimar al estatus quo: la corporación criminal. Creemos en la reconquista del voto, pero no en las simulaciones de un liderazgo agotado envuelto en el círculo vicioso de Súperbigote: negociación-diálogo-falsas elecciones.

Concluimos con el gran estadista Vaclac Havel: “La esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulta”.

Aspiramos a una dirección política con los pies en la tierra y centrada en ponerle término a la usurpación. Que entienda a la gente, sepa interpretarla y proporcione una ruta clara. Esto no es demasiado.

¡Libertad para Javier Tarazona! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!


Julio César Arreaza es abogado venezolano

Unos zafios arropados con la falaz ideología del socialismo del siglo XXI, condimentada con el menjurje subdesarrollado y pavoso del árbol de las tres raíces, lograron echarle tierra en los ojos de propios y extraños mientras  encarnaban uno de los mayores latrocinios de la historia.

La sociedad permanecía distraída y deslumbrada mirando por televisión durante horas y horas a un vulgar y mediocre militar proponiendo dislates con un verbo audaz que se convirtió en característico. Mientras prometía darle lo suyo a la cónyuge, iba lanzando medidas que apuntaban al desmantelamiento institucional y la consolidación de su poder absoluto. Fue la combinación de diferentes factores, desilusiones acumuladas, sorpresas distractoras, apuestas a lo mágico, que determinaron el languidecimiento del costo político de las medidas disparatadas de gestión pública. Sin embargo, hubo una reacción importante el 11 de abril de 2002, en la que una de las manifestaciones humanas más grandes echó al sátrapa del poder. De allí para acá la situación se fue descomponiendo cada día aunada con el retorno del zafio mayor, y el costo político dejó de rendir sus efectos, lo cual benefició al régimen y a una dirección política errática en la que no pocos fueron dañándose y quebrándose. Y esto llevó a la desaparición de la moneda, la descomposición de los principios y valores y a la desaparición del costo político. Vemos a la mentira convertida en mercancía de amplia circulación en el mundo político y civil, en detrimento de la verdad. No vemos los principios y valores reflejados en las acciones y actitudes.

Estos criterios son aplicables a lo sucedido en Barinas. Sin dejar de reconocer el esfuerzo de los electores de imponerse y obtener una victoria ante el régimen y sentirse contentos de su esfuerzo. No le negamos valor al empeño contra todo pronóstico. Si embargo, lo importante de esta hora es desmontar una estructura aceitada que goza de sus propias reglas, valores y procedimientos, caracterizada como el ecosistema criminal. La usurpación no se conmovió con lo de Barinas, sino más bien se afianzó. Ya vimos al pobre hombrecito gobernador corriendo hacia Maduro y cuadrándose firme. El balde de agua fría no se hizo esperar y de nuevo la frustración social. Nadie paga el costo político. De nuevo surgen los argumentos que llevan falacias en sus entrañas, con la pirueta del referéndum revocatorio de Maduro, que solo servirá para legitimar al ilegítimo y aupar la normalización. Una nueva oportunidad para perder el tiempo y generar frustración ciudadana.

Debemos imponer un nuevo liderazgo e ir formando ciudadanos con pensamiento crítico, que no permitan ser tutelados por los peores. Ciudadanos capaces de recuperar el mecanismo social y político de toda sociedad democrática como es la aplicación del costo político a cualquier actuación pública. Ya basta de los mismos liderazgos vencidos, doblegados y expirados.

Las convicciones son importantes para marcar la vida de los pueblos y desarrollar  una conciencia cívica que nos haga discernir si marchamos hacia la liberación de Venezuela o a la legitimación del ecosistema criminal.

Tenemos un régimen de facto y la ruptura debe ser de facto con la usurpación y el liderazgo fallido y vencido, que no ha pagado y quiere pagar el costo político de sus acciones.

¡Libertad para Javier Tarazona! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!

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