El concepto de deshumanización del enemigo es una estrategia de propaganda y control que busca privar a un grupo de personas de su humanidad, reduciéndolas a una categoría inferior o amenazante.

Esta práctica fue central en el fascismo y en otros regímenes autoritarios y totalitarios. Consiste en representar al enemigo como menos humano (animales, plagas, máquinas, cosas) o como una amenaza moral, cultural, física o existencial, justificando así su exclusión, persecución o eliminación.

Los 6 aspectos esenciales de la deshumanización

1- Reducción a estereotipos: Los fascistas suelen crear estereotipos negativos y simplificados sobre sus enemigos. Estos estereotipos pueden basarse en características raciales, étnicas, religiosas, políticas o sociales. Por ejemplo, los judíos fueron estereotipados como avaros, traicioneros, «ratas» y responsables de todos los males de la sociedad en la Alemania nazi.

2- Difusión de propaganda: A través de los medios de comunicación y la propaganda, los fascistas difunden estos estereotipos de manera constante y repetitiva. Esto crea un clima de hostilidad y miedo hacia el grupo enemigo, facilitando su aceptación por parte de la población.

3- Culpabilización: Los enemigos son culpados de todos los problemas de la sociedad. Se les presenta como una amenaza existencial para la nación o la raza. Esto sirve para justificar cualquier acción en su contra, por más violenta que sea.

4- Negación de la humanidad: Se niega la humanidad del enemigo, se les priva de sus derechos y se les considera menos que personas. Esto facilita su tratamiento como objetos y hace que la violencia en su contra parezca más aceptable.

5- Creación de un «nosotros» y un «ellos»: Se establece una clara división entre los miembros del grupo dominante y los enemigos. Esto crea un sentimiento de unidad y cohesión entre los seguidores del régimen fascista.

6- Legitimación de la violencia: Esto facilita la aceptación de políticas extremas como la represión, deportación o genocidio. Si el enemigo no es humano, dañarlo o exterminarlo no se percibe como moralmente erróneo.

La deshumanización del enemigo lleva a la pérdida de empatía y facilita atrocidades como la discriminación sistemática, crímenes de odio y genocidios. Fue clave en fenómenos históricos como el Holocausto, los crímenes de guerra del Imperio Japonés y el apartheid.

En el contexto del fascismo, esta práctica tenía el propósito de consolidar el poder, unificar a las masas bajo un enemigo común y eliminar la resistencia interna o externa. Es una lección histórica sobre cómo los discursos de odio y la deshumanización pueden escalar hasta niveles devastadores.

Ejemplos históricos:

  • El Holocausto: Los nazis deshumanizaron a los judíos, romaníes, homosexuales y otros grupos para justificar su exterminio.
  • Los genocidios en Ruanda y Yugoslavia: En ambos casos, los perpetradores utilizaron la deshumanización para justificar la violencia contra grupos étnicos minoritarios.

La deshumanización actual en América Latina

En Cuba, Nicaragua y Venezuela, los gobiernos han empleado estrategias de deshumanización similares a las utilizadas por regímenes autoritarios, adaptadas a sus contextos particulares. Estas prácticas tienen como objetivo consolidar el poder, desacreditar a los opositores y justificar la represión política y social.

Cuba

  1. Deshumanización de disidentes:
    • Los opositores al régimen son tildados de «mercenarios» o «gusanos», sugiriendo que actúan por intereses externos (como EE.UU.) y carecen de legitimidad.
    • Los activistas, periodistas independientes y artistas críticos son etiquetados como «traidores a la patria».
  2. Polarización y exclusión:
    • El discurso oficial separa a la población entre «revolucionarios» y «contrarrevolucionarios», donde los segundos son vistos como enemigos del pueblo.

Nicaragua

  1. Demonización de la oposición:
    • El gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo describe a los opositores como «terroristas», «golpistas» y «criminales», especialmente después de las protestas de 2018.
    • Los estudiantes, líderes campesinos y miembros de la sociedad civil han sido criminalizados y encarcelados bajo cargos fabricados.
  2. Religión como herramienta de deshumanización:
    • Se ha atacado a líderes religiosos críticos, particularmente de la Iglesia Católica, calificándolos de «satánicos» o de aliados de fuerzas oscuras.

Venezuela

  1. Estigmatización de los opositores:
    • Desde el gobierno chavista, los opositores son calificados de «oligarcas», «burgueses», «escuálidos» o «vende-patria».
    • Se usa el término «apátridas» para sugerir que no son verdaderos venezolanos y que trabajan para intereses extranjeros.
  2. Narrativas antiimperialistas:
    • Los adversarios del gobierno son descritos como agentes del «imperio» (Estados Unidos), lo que refuerza una narrativa de lucha contra un enemigo externo y sus «títeres internos».
  3. Represión justificada:
    • La deshumanización facilita la represión violenta de protestas y el encarcelamiento de opositores políticos. También se utiliza para justificar las difíciles condiciones económicas y sociales, culpando a supuestos «saboteadores» o «traidores».

Estrategias comunes:

  • Propaganda mediática: Uso de medios estatales y redes sociales para difundir mensajes deshumanizadores y consolidar narrativas polarizantes.
  • Culto al líder: Presentan a los líderes como figuras heroicas y a sus críticos como enemigos de la nación o la revolución.
  • Desinformación y censura: Controlan la narrativa oficial mientras silencian o criminalizan voces críticas.

Estas prácticas perpetúan la división social, normalizan la represión y dificultan el diálogo político. Además, deshumanizan tanto a los opositores como a las bases populares que se atrevan a disentir, intentanto consolidar el control mediante el miedo y el aislamiento.