Resulta extraño que al 30 de diciembre de 2021, el banco central de Turquía tuviera una pérdida de 5.200 millones de dólares; luego, en el último día del año, ganó milagrosamente 10.000 millones de dólares, cerrando el año con una ganancia de 4.400 millones de dólares.
Por Robert Aro en Instituto Mises
¿Fue un golpe de suerte o sólo un truco contable?
Según informa AlJazeera:
El banco central declinó hacer comentarios sobre el dramático movimiento de su balance…
No está claro por qué aún no han revelado el secreto de su estrategia para ganar dinero.
Pero si te sirve de consuelo:
Dos funcionarios familiarizados con el asunto dijeron que se ajustaba a los consejos contables de los auditores independientes, pero pidieron no ser identificados debido a lo delicado del asunto.
Tampoco está claro qué firma contable dio el asesoramiento. Sin embargo, en 2020 una firma miembro de Ernst and Young firmó los estados financieros auditados.
Sin embargo, la ganancia de mil millones de dólares podría significar mucho para el tesoro turco. Según el artículo:
En febrero, el Ministerio del Tesoro y Finanzas —como principal accionista del banco central— empezará a cobrar gran parte de esa suma en forma de dividendos.
Desgraciadamente, no es oro todo lo que reluce, como dice el ex subgobernador del banco:
…una posible explicación del considerable aumento de los beneficios durante la noche podría estar en la venta de reservas de divisas al Tesoro.
Lo cual es extraño porque, de ser así:
A continuación, habría que recomprar la misma cantidad de dólares para mantener el nivel de reservas.
Si el banco central obtuviera su beneficio de una venta al tesoro, pero tuviera que recomprar al tesoro, e incluso remitir un dividendo al tesoro, los beneficios económicos de los 10.000 millones de dólares apenas se entenderían. Peor aún, el banco central tendría que adquirir dinero de algún sitio.
¿Pero qué importa? Estamos en 2022. Esta puede pasar a la historia como la década perdida bajo llave en la que los gobiernos y sus bancos centrales hicieron prácticamente todo lo que quisieron… No importa lo descarada que sea la mentira, lo atroz que sea la afirmación, o lo mucho que una política económica vaya en contra del interés público, se enfrentan a pocas o ninguna consecuencia, salvo quizás una pequeña reacción en las redes sociales.
Es importante mirar a otras naciones, como Turquía, para ver los efectos del inflacionismo como política monetaria, dándose cuenta de cómo todo tipo de esquemas económicos no son más que eso: esquemas. El principal componente de estos esquemas requiere aumentar la cantidad de dinero y crédito en circulación con la esperanza de conducir a la creación de riqueza.
Recuerda que no puedes convertir las piedras en pan. El camino hacia la prosperidad no se crea a través de trucos de contabilidad, esquemas de creación de dinero, cheques de estímulo, fluctuaciones de los tipos de interés, cambios en la oferta monetaria, ni ningún otro esquema monetario.
Ya sean decisiones políticas del banco central turco, de la Fed, del Congreso o de millones de americanos que piden ayudas al gobierno, estos esquemas acaban fracasando.
Parece un arte perdido, pero el uso de la mano de obra para producir bienes y servicios, o la utilización de los ahorros para la inversión de capital siguen siendo las mejores formas de creación de riqueza.