Vía El Tiempo

La Cancillería venezolana ha calificado la visita del oficialista a Pekín como “histórica”, pero para el politólogo Daniel Arias, experto en desarrollo regional, es más bien “obligatoria” para poder seguir sobreviviendo a las sanciones y sumar esfuerzos al plan geopolítico chino

Desde 2018, Nicolás Maduro no visitaba China, un aliado que afianzó su presencia con la llegada de Hugo Chávez al poder. Desde entonces, Caracas se endeudó con Pekín y se apalancó la relación de dependencia a cambio de liquidez por petróleo.

Hoy Venezuela -aunque con algunas bocanadas de aire- no logra salir de su crisis económica ni política y tiene en puertas un proceso electoral para 2024 en el que el chavismo apuesta a un nuevo período presidencial con Maduro, pero para ello necesita más que una declaración de apoyo, es preciso liquidez monetaria. Al menos así lo creen  analistas.

«¡Buenos Días Venezuela! Llegamos a Shenzhen, ciudad de la República Popular China, listos para lo que será una visita histórica para el fortalecimiento de los lazos de cooperación y la construcción de una nueva geopolítica mundial. ¡Pendientes! Lloverán buenas noticias para el pueblo venezolano», publicó Maduro en la red social X (antiguamente Twitter).

La Asamblea Nacional de 2020 autorizó la tarde del jueves el viaje de Maduro por cinco días. Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento, habló de la autorización y se espera que la gira incluya otros países.

Se espera que Maduro se reúna con el presidente de China, Xi Jinping.

La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, junto con el ministro de Petróleo, Rafael Tellechea; la ministra de Ciencia y Tecnología, Gabriela Ramírez, y el diputado Nicolás Maduro Guerra, se adelantaron a principios de semana a Shanghai. Según la agencia Bloomberg, buscaban negociar sobre empresas conjuntas entre China y la empresa estatal Petróleos de Venezuela.

El grupo también se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, y con Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (BRICS). La comitiva también visitó la Bolsa de Petróleo y Gas de Shanghai.

“Maduro necesita en esta visita al menos garantizar ingresos por 5.000 millones de dólares para cumplir con una leve reactivación de la economía y por supuesto poder disponer recursos en el 2024, que es año electoral”, comenta a EL TIEMPO, Carlos Zambrano, profesor retirado y experto en asuntos de China y Asia.

Datos públicos indican que Pekín prestó en el pasado más de 60.000 millones de dólares en deuda respaldada por petróleo a través de bancos estatales hasta 2015, lo que alcanzó un nivel de inversión diplomática y financiera sin igual en otras partes de América Latina.

Para 2018, según publica AFP, la deuda se ubicaba en 20.000 millones de dólares, por lo que China estaría evaluando nuevos préstamos.

“Hay algunas personas que creen que en China hay escepticismo sobre la inversión en Venezuela hasta que esta no pague o abone más a la deuda contraída, por lo que no creen que en esta oportunidad haya más que algunas promesas”, reitera Zambrano.

Esta visita, además, ocurre en medio de la rivalidad entre Washington y Pekín, pero a su vez la administración de Joe Biden busca una mediación en el conflicto venezolano, presionando con sanciones a cambio de elecciones libres.

Para Zambrano, hay una realidad de confrontación política mundial.

“Desafortunadamente Estados Unidos está abandonado un suplidor de petróleo confiable y cercano con una política poco acertada hacia Venezuela, dando espacio al expansionismo e influencia del gigante asiático en el continente y en el más grande proveedor energético de la región”, dijo.

Y esa influencia China podría reforzarse con la coyuntura financiera y militar rusa, en lo cual “está obligado Maduro a poner todas sus esperanzas y energías en la República Popular China”, vaticina el politólogo Daniel Arias, experto en desarrollo regional.

Para Arias, un “tímido” desplazamiento ruso por el chino, se vio en el desfile naval de la batalla del lago de Maracaibo en el que se exhibió el nuevo material de guerra traído de China.

Además, sus otros aliados no están en capacidad de socorrer económicamente a Venezuela, como Irán y Cuba, “en este sentido, Maduro necesita la seguridad de tener miles de millones de dólares para poder establecer un aumento efectivo de sueldos y salarios para las elecciones, sin que explote la inflación y a la vez poder financiar una serie de operaciones no solo de gasto corriente, sino de algunos gastos de inversión que permitan a la economía sobrevivir durante muchos meses”, explica Arias.

La Cancillería venezolana ha calificado la visita de Maduro a China como “histórica”, pero para Arias es más bien “obligatoria” para poder seguir sobreviviendo a las sanciones y sumar esfuerzos al plan geopolítico chino.