Por Antonio de la Cruz
Una numerosa delegación de funcionarios del régimen venezolano, en tres aviones de Conviasa, acompañó a Nicolas Maduro a la inauguración de los BRICS que busca desplazar al dólar y competir con Estados Unidos en la economía global. Maduro pensó que al asistir podía forzar la entrada de Venezuela al organismo.
Maduro, confiado en sus «relaciones» con Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica, asumió que sería recibido con los brazos abiertos. Pero lo que esperaba ser un ingreso automático terminó en humillación.
¿Qué ocurrió? A Maduro no solo le negaron el ingreso al organismo, sino que tampoco pudo entrar al salón donde se celebraba la ceremonia. El caos y la confusión se apoderaron de su equipo. ¡Quedó fuera y sin anestesia!
El golpe más duro vino de donde menos lo esperaba: Brasil quien conto con el apoyo del resto de los países miembros. Lula da Silva, quien bloqueó su ingreso, fue el que lideró el rechazo. Una movimiento inesperado de Lula que dejó a Maduro en shock y derrotado.
Lo más irónico es que días antes, el fiscal venezolano Tareck William Saab, siguiendo órdenes de Maduro, había acusado a Lula de ser un agente de la CIA. Esta tensión y el golpe de Estado a la soberanía popular parecen haber tenido su respuesta en este escenario.
Este episodio expone la fragilidad de Maduro como golpista y su desesperación por mantenerse relevante en un mundo que cada vez lo rechaza más.
El fracaso de Maduro en este intento muestra que ni siquiera en los escenarios donde cree tener amigos está a salvo del aislamiento mundial. Un nuevo capítulo del futuro que le espera a Maduro y su régimen después del 10 de enero 2025. #Venezuela #Geopolítica #Maduro # HumillaciónMaduro