Editorial El Nacional
Ralph Gonsalves tiene mucho que agradecerle a Nicolás Maduro y a Hugo Chávez. En los 20 años que tiene como primer ministro de San Vicente y las Granadinas ha recibido asistencia pronta, eficaz y milmillonaria para él y para la isla sin pedirle nada a cambio, o muy poco, uno que otro voto en ciertas sesiones de la OEA.
El último regalo, 70 millones de dólares de la deuda con Petrocaribe.
Cualquiera diría que es una nimiedad, que esa factura no representa mucho, pero va sumando. En 2017 la deuda acumulada era de 185,23 millones de dólares y al año siguiente se le perdonaron casi 30 millones. Saque usted la cuenta, estimado lector. ¿Cuántos vasos de leche se compran con 100 millones de dólares?
Esta isla ha sido tratada con preferencia desde la época de Hugo Chávez. En Kingstown firmaron él y Gonsalves el acuerdo de Petrocaribe en 2005 y desde allí comenzó una “amistad” bastante asimétrica que ha consistido mayoritariamente en que Venezuela le financia a San Vicente muchos proyectos, comenzando por el aeropuerto que pagó Miraflores completico y que fue objeto de muchas denuncias por corrupción de los partidos opositores isleños.
Esta estrecha relación de más de 20 años ha hecho olvidar totalmente que Venezuela mantiene una discusión limítrofe con la isla que por muchos años (en la era democrática) trató de definirse de la mejor manera para ambas naciones. Ya no debe quedar nadie especializado en este tema en la Cancillería y mucho menos deben los representantes diplomáticos venezolanos tratar el asunto, pues los embajadores designados no han sido especialistas en la materia.
Pero eso no importa, porque el objetivo que tuvo Chávez desde el inicio fue mantener contento al gobierno de la isla para que representara un peso en la balanza a la hora de ciertas votaciones en organismos multilaterales.
El gobierno de Gonsalves ha sabido aprovecharse muy bien de esta circunstancia. En esta oportunidad no solamente le condonaron la deuda, sino que también van a recibir la donación de 100 casas, más fertilizante y asfalto, como si sobraran en el país.
Se han quejado los agricultores venezolanos de que les faltan estos insumos, pero parece que a Maduro le conviene más beneficiar las islas del Caribe.
¿Cuál será la verdadera motivación para este gesto tan magnánimo de Miraflores de regalar lo que a los venezolanos tanta falta les hace? Genera suspicacia que condonemos deudas tan felizmente, como si a Venezuela le sobraran los recursos financieros.
La producción de combustible ha aumentado en el primer trimestre del año, pero no como para regalar y los millones de la factura que dejan de pagarle al país podrían ser invertidos en tantas necesidades de la población.
Hubo una época en la que Venezuela era adorada por los países caribeños porque los ayudaba en su desarrollo, pero esos planes eran ampliamente discutidos por el Congreso antes de ser aprobados y aplicados, así funciona una democracia, no como si se tratara de la hacienda personal.
No hay manera de justificar una medida que de paso se toma sin pedir permiso, como si se tratara de dinero del bolsillo de Maduro. Si él quiere abonar el terreno para tener un lugar seguro donde veranear, ese es su problema.
Pero el dinero de los venezolanos debe invertirse en los venezolanos.