Se trata de un proyecto que busca consolidar el control económico del régimen con regulaciones y dinámicas propias de una economía de libre mercado
Nicolás Maduro pretende encontrar la solución a los problemas económicos de Venezuela en el reimpulso de cuatro Zonas Económicas Especiales (ZEE), un proyecto que busca consolidar islas capitalistas en diversos territorios del país, alejando a estas áreas del impacto de las políticas de control de la llamada Revolución Bolivariana al dotarlas de regulaciones y dinámicas propias de una economía de libre mercado.
El decreto presidencial que crea ZEE en Paraguaná (estado Falcón), Puerto Cabello – Morón (Carabobo), La Guaira (La Guaira), Margarita (Nueva Esparta) y la Isla La Tortuga (Territorio Insular Miranda) establece reintegros de hasta 100 % de los impuestos declarados y pagados durante períodos de hasta 20 años, deducciones al impuesto sobre la renta e impuestos y tasas arancelarias, tarifas preferenciales para el uso de servicios logísticos portuarios para la exportación, entre otros incentivos.
De todos estos proyectos, el de la isla de La Tortuga es el que ha generado mayor debate. Según ha explicado Maduro el objetivo es construir 10 resorts hoteleros diferentes, un aeropuerto internacional y un puerto para recibir toda clase de yates.
Este desarrollo está previsto en una de las zonas de Venezuela que cuenta con un amplio y virgen ecosistema.
La Tortuga, con 156 kilómetros cuadrados, es la segunda isla más grande de Venezuela. Actualmente no tiene población, por lo que se considera un reservorio natural que se ha convertido, por ejemplo, en el lugar de anidación de cuatro especies diferentes de tortugas en peligro de extinción y punto de descanso de un conjunto de aves migratorias en América.
Incluso, los militares venezolanos prevén obtener nuevos recursos por el funcionamiento de ZEE. El presupuesto del Ministerio de la Defensa para el próximo año estipula que la Fuerza Armada Nacional percibirá ingresos por el alquiler de los espacios de la Zona Económica Especial bajo su control “a diversidad de empresarios tanto nacionales como extranjeros, para la producción de bienes y prestación de servicios”.
Asdrúbal Oliveros, socio director de la firma Ecoanalítica, sostiene que como idea “las Zonas Económicas Especiales (ZEE) suenan muy bien, pero Venezuela tiene unas distorsiones económicas muy importantes (…) lo que más le puede preocupar a un potencial inversionista, sobre todo extranjero, son los elementos ligados a la inseguridad jurídica, o a los niveles mínimos de seguridad jurídica de Venezuela, donde prácticamente te pueden estar otorgando una concesión donde los derechos de propiedad no necesariamente están del todo respetados y consagrados, y eso genera mucho ruido y preocupación”.
Según la economista Litsay Guerrero Albornoz “el desmantelamiento institucional y el colapso de la economía venezolana, producto de la imposición del modelo político-ideológico denominado Socialismo del Siglo XXI, exigen ahora, a quienes detentan el poder, la búsqueda de mecanismos de flexibilización, apertura y alianzas con el sector privado, para el rescate de la producción, la creación de empleos, la recuperación de los servicios básicos y la atención a las ingentes necesidades sociales, donde la desnutrición y la pobreza generalizada son síntomas alarmantes”
Según un análisis realizado por el Observatorio del Gasto Social de la organización Cedice “las ZEE son una herramienta muy usada por los países para la captación de inversiones extranjeras
directas; zonas que han evolucionado respondiendo al avance de la Cuarta Revolución Industrial, a los cambios en la dinámica de la producción internacional y de las cadenas globales de valor”
No son pocos los analistas que advierten que las condiciones que han logrado convertir en exitosa las ZEE en otros países no se encuentran presentes en Venezuela.
De hecho, los integrantes del Observatorio Global del Gasto Social advierten que -antes del anuncio de la creación de cinco nuevas ZEE- en el país ya se han establecido catorce ZEE que van desde zonas francas a puertos libres, zonas libres, zonas de desarrollo especiales, todas pensadas bajo el modelo de gobernanza pública.
Sin embargo, no se conocen datos de resultados, en la mayoría de estas zonas, que den cuenta del cumplimiento de objetivos tales como: monto global de inversiones extranjeras y nacionales establecidas, número de empresas que operan, cuantificación puntual de empleo directo e indirecto generado, volúmenes de importaciones y exportaciones desde y hacia las zonas, entre otros temas de importancia para establecer una evaluación de estas”
China mira con atención
Especialistas consultados por Diario Las Américas sostienen que el éxito de una ZEE depende de factores como sencillez y facilidad en los trámites y permisos, acceso a mano de obra a precios razonables, disponibilidad de servicios básicos, regulaciones que faciliten el comercio exterior y seguridad jurídica.
Ninguno de estos factores se encuentra en Venezuela en este momento. Sin embargo, la ausencia de los principales indicadores de éxito de una ZEE en el país no evitó que el gobierno de China se comprometiera con Maduro a trabajar en la creación de nuevas ZEE.
En su reciente gira Maduro logró firmar un acuerdo de cooperación para la cooperación, desarrollo y modernización de las zonas económicas especiales, “que garanticen el encadenamiento productivo, la seguridad, justicia social y los medios ambientalmente sustentables entre ambos países”.
Este acuerdo fue suscrito entre la Superintendencia Nacional de las Zonas Económicas Especiales y el Centro de Investigación de las Zonas Económicas Especiales de la Universidad de Shenzhen de China.
De acuerdo con Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, su gobierno “apoyará a Venezuela a construir las zonas económicas especiales. China siempre apoya firmemente los esfuerzos de Venezuela por defender la soberanía del país, la dignidad nacional y la estabilidad social, y apoya firmemente la justa causa de Venezuela de luchar contra las interferencias externas”.
No obstante, Mariano de Alba, especialista en Derecho Internacional y Diplomacia e integrante The Crisis Group sostiene que, aunque el gobierno de China se comprometió a proporcionar apoyo político y técnico importante a Maduro, lo hará “sin comprometer financiamiento o grandes inversiones». No es una asociación a toda prueba como quiere traducirlo Miraflores, sino de trabajo a tiempo completo invitando a implementar reformas (…) China está dispuesta a compartir su experiencia y transferir tecnología, pero sin sacar la chequera. Irá evaluando involucramiento en Venezuela con base a resultados que pueda presentarle el gobierno, incluyendo en 2024 cuando las relaciones bilaterales cumplan 50 años”.
Desde la perspectiva De Alba, “China ve muy importante la asistencia técnica para el desarrollo de las zonas económicas especiales. Pero el propio Xi dejó claro que atraer capital, tecnología y una buena administración depende de los venezolanos. También recomendó reformas y apertura económica (…) China quiere ver productividad antes de un mayor involucramiento”.