Por Omar Lugo en The Objective
aría Corina Machado, la actual líder de la oposición en Venezuela, vista para muchos como «el último tren» para intentar superar el régimen chavista que encabeza Nicolás Maduro, pone sus fichas al lado del Partido Popular (PP) de cara a las próximas elecciones en España.
Es que con una eventual derrota del PSOE, Maduro perdería el que es acaso su más sólido aliado en Europa, en momentos en que lucha por perpetuarse en el poder y lavar su imagen internacional ante procesos como el que enfrenta ante la Corte Penal Internacional (CPI) por violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad. Habría pues un cambio notable en las relaciones oficiales entre España y Venezuela, con posibles repercusiones adicionales a ambos lados del Atlántico.
«Nuestras relaciones con el Partido Popular español y europeo, así como con la mayor parte de las fuerzas liberales, democristianas y conservadoras en España y en Europa, son excelentes. Todo parece indicar que el PP ganará las próximas elecciones en España y esperamos que su compromiso con la lucha de los demócratas en Venezuela siga siendo el mismo o incluso mayor del que ha sido hasta ahora», ha expresado María Corina Machado en declaraciones a THE OBJECTIVE.
«Con respecto a la posición de Sánchez hacia Venezuela, por desgracia ha dado continuidad a las posiciones de Zapatero, mostrándose mucho más efusivo a la hora de entenderse con los enviados de Maduro que con quienes luchan por recuperar la democracia en nuestro país. Acabamos de verlo en la cumbre de Bruselas», ha dicho Machado en alusión al cálido recibimiento público prodigado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Delcy Rodríguez, la vicepresidenta de Maduro.
Delcy Rodríguez –que teóricamente no podía pisar el espacio Schengen debido a las sanciones comunitarias que pesan contra las principales figuras del régimen chavista- representó a Maduro en la reciente Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno entre la Unión Europea y la Celac, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Con una muy apretada agenda, equiparable más a la de una candidata presidencial favorita que a una precandidata para unas primarias, en las últimas semanas Machado ha comparecido a los más importantes programas de información y opinión de cadenas mundiales de noticias; sostiene conversaciones con cancilleres de gobiernos amigos; participa en reuniones diversas por Zoom -incluida una esta semana con inversionistas de Wall Street reunidos por el Consejo de las Américas, para exponer su estrategia económica-; y asiste a reuniones de coordinación.
Pero sobre todo, mantiene movilizaciones en pueblos y ciudades intentando convencer a los venezolanos de que esta es la última oportunidad para rescatar la democracia en Venezuela y que la opción es Maduro por otros 30 años.
Pero todavía no tiene una representación directa en foros internacionales, como en el encuentro de Bruselas auspiciado por Macron, al margen de la Cumbre, en el que participaron el propio presidente de Francia, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el de Colombia, Gustavo Petro.
Delcy Rodríguez y el representante de un grupo de la oposición, Gerardo Blyde, se vieron las caras en este petit comité de Bruselas. Pero no hubo mayores avances, más allá de una nueva declaración de principios en un comunicado de los presidentes.
¿Cree María Corina Machado que sea posible que se reinicie un diálogo creíble, honesto, franco entre las partes en conflicto en Venezuela? «Por un lado se agradece que tantos actores externos deseen colaborar en la solución de nuestros problemas. No cabe duda de que Venezuela despierta un gran interés en todo el mundo», ha señalado en respuestas por escrito a THE OBJECTIVE.
«Por otro lado, me preocupa que por estos diálogos desfile toda clase de actores, excepto una representación sólida, legítima y libre del pueblo venezolano. Para nadie es un secreto que algunos de esos negociadores de la oposición han sido objeto de coacción sistemática por parte del régimen chavista. Por ende, mientras no contemos con un liderazgo relegitimado por la gente, no podremos decir que los intereses de los ciudadanos venezolanos están siendo genuinamente defendidos en este tipo de negociaciones», ha agregado.
Blyde, un reconocido abogado y exalcalde, milita en el partido Primero Justicia, el mismo de Henrique Capriles, un rival de Machado en las primarias. A su vez, Primero Justicia forma el llamado G4, grupo de cuatro partidos junto a Voluntad Popular (el de Leopoldo López y Juan Guaidó) y los socialdemócratas Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo que controlaban el bloque opositor y hoy están desdibujados entre los desesperanzados electores.
Este G4 integra el frente más reconocido en las discusiones con el Gobierno, pero ni el propio chavismo ni el resto de la oposición creen que merezcan abrogarse la representación de toda la oposición.
«Los venezolanos queremos un cambio profundo, y no un maquillaje de la situación actual»
El partido Vente, fundado por Machado, ha estado fuera de estas cuestionadas alianzas con las que la oposición ha intentado hasta ahora infructuosamente salir del régimen de Maduro en medio de estrategias desventuradas. Hoy, Vente también ha crecido en las encuestas y reúne casi un tercio más el apoyo que tiene Primero Justicia y el doble del apoyo que tiene el chavista Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
De este modo, esta ex diputada liberal, descendiente de una estirpe de empresarios de la siderúrgica y la energía, y cuyas empresas fueron confiscadas por el chavismo, se fortalece como una candidata outsider, pese a que lleva 20 años enfrentada a Hugo Chávez y a su herencia.
«Los venezolanos queremos un cambio profundo, y no un maquillaje de la situación actual. Queremos una negociación para la salida, y no para la ‘quedada’. Para eso hay que crear los incentivos para que el régimen entienda que ésta es su mejor opción», ha recalcado Machado.
En los últimos meses, la figura de María Corina Machado ha venido tomando fuerza en las calles de Venezuela y entre los potenciales electorales con una fuerza inusitada que ha sorprendido a los chavistas y a los propios opositores.
Según testigos de la historia y analistas políticos, este tipo de movimiento colectivo solo es hoy mismo comparable a la ola de rabia y entusiasmo ciudadano que en 1998 llevaría al oscuro militar golpista Hugo Chávez al poder por la vía electoral.
La reciente inhabilitación política ejecutada por el régimen de Nicolás Maduro más bien le ha dado un nuevo impulso, le ha acarreado el apoyo unánime de figuras y gobiernos democráticos, de los demás actores de la oposición interna y de miles de venezolanos comunes que asisten a sus actos públicos y que como ella se arriesgan a los ataques de las bandas civiles del chavismo que intentan reprimir las movilizaciones.
«Las elecciones justas no pueden ser tomadas únicamente como una petición de gobiernos foráneos»
Las fuerzas de seguridad del Estado suelen limitar el desplazamiento de los seguidores de Machado en cada uno de estos actos, y desde hace años ella tiene prohibido abordar aviones comerciales para recorrer los estados, de modo que debe desplazarse por tierra. También le tienen prohibido salir de Venezuela. Pero aun así, sigue aglutinando gente.
Según coinciden analistas políticos, si esta tendencia sigue como va, y es elegida de manera abrumadora en las primarias, Machado sería una protagonista imprescindible para una solución pacífica, democrática, electoral y constitucional a la crisis venezolana.
En la declaración conjunta los presidentes reunidos en Bruselas pidieron que haya «elecciones justas» y se levanten por completo las sanciones contra Venezuela. Machado expresa sus reservas: «Partamos de lo esencial: las elecciones justas no pueden ser tomadas únicamente como una petición de gobiernos foráneos, porque de entrada son un derecho y un deber constitucional en Venezuela, y como tales no son ni deben ser negociables», ha señalado.
«Los venezolanos no hacemos más que tomar lo que nos corresponde y cumplir con nuestro deber al exigir elecciones justas. En cuanto a las sanciones foráneas, éstas han sido impuestas por gobiernos extranjeros, la mayoría de ellas como castigo a funcionarios del chavismo por su responsabilidad en violación de Derechos Humanos y otros delitos graves».
«Como venezolana, mi posición es que las elecciones justas deben tener lugar independientemente de lo que los gobiernos extranjeros decidan hacer con las sanciones que le han impuesto al chavismo», ha agregado.
Y, para que haya elecciones justas –coinciden analistas y dirigentes opositores- tendrían que haber garantías plenas y libertad para que participen candidatos hoy inhabilitados, como la propia Machado y varios otros de los 14 que van a primarias.
Pero, considerando que el 85% de la población quiere un cambio político, según encuestas como la de la firma Delphos, el chavismo más allá del propio Maduro tienen altas probabilidades de perder el poder si hay elecciones libres. Es aquí donde en el futuro tendrán que haber negociaciones, entendimientos, e incluso plantearse incentivos para que el chavismo acepte dejar el poder o el menos entrar en una transición hacia la democracia.
Pero, ¿confía Machado en esa Plataforma Unitaria que representa Blyde? ¿Ella misma es escuchada en esta instancia? «En democracia, la confianza no puede ser nunca un cheque en blanco, sino que es la manifestación de un mandato popular para un fin específico. En otras palabras, se extiende en función de un propósito concreto y debe manifestarse y renovarse periódicamente, en las calles, en las urnas», ha señalado.
«Un mecanismo de negociación que durante años no ha recibido el respaldo público de la ciudadanía no puede asegurar que goza de la confianza de los venezolanos. Ésta es la situación en la que se encuentran los negociadores de la oposición, y ello no puede sino redundar en una pérdida de fuerza en su posición negociadora. La única manera de negociar ante quien se quiere imponer mediante la violencia es ganando en tracción popular y construyendo una fuerza ciudadana arrolladora», ha recalcado.
El fenómeno desatado por Machado ha sido medido en estudios de opinión como los de Delphos: el 33% la considera como la actual líder de la oposición, y con esta cifra más que duplica lo que reúnen todos los demás dirigentes sumados.
Tiene además el 68% de intención de voto entre los opositores que apoyan el liderazgo y tiene 91% de preferencias entre quienes han expresado alta disposición para votar en las primarias, cuando se trata de escoger tres líderes en lisa.
Si se trata de escoger un solo líder, Machado obtiene un 70% de intención de voto, tanto como el doble de todos los demás 13 candidatos inscritos oficialmente para votar en las elecciones primarias del 22 de octubre, de donde saldrá un candidato unitario para enfrentar a Nicolás Maduro en las presidenciales de 2024.
Esas presidenciales a su vez serían una oportunidad histórica para intentar resolver la profunda y crónica crisis política que ha llevado a Venezuela a vivir su peor situación económica y social en su historia republicana, con un derrumbe del 80% del tamaño de su economía, niveles de pobreza comparables a los de Haití en algunos estados, y el éxodo de 7,320 millones de personas a países de América y Europa en lo que la ONU considera una de las cinco peores crisis de migrantes y refugiados en todo el mundo.
España es el sexto destino mundial de esa migración de venezolanos: acoge hoy en día al menos 438.000 personas, según datos del INE de enero pasado, que toma en cuenta a quienes tiene un estatus migratorio regular.
La cifra podría ser mayor, considerando los que todavía intentan regularizar su situación y los hijos de españoles que tienen doble nacionalidad y entraron con su pasaporte español o de otros países de la Unión Europea, como de Italia y Portugal.
Además, esta diáspora sigue creciendo, pues contrariamente a lo que intenta vender el régimen de Nicolás Maduro en círculos internacionales y a lo que pregonan los entusiastas de la izquierda caviar, la situación económica en Venezuela está muy lejos de arreglarse.
De cierta forma, la situación de Venezuela es también un asunto interno español, no solo por esta creciente ola migratoria, sino además por la presencia –todavía- de unos 320 mil españoles en Venezuela.
Además, por los fuertes intereses de empresas españolas que también han persistido en los maltrechos negocios durante estos años duros, como Telefónica, con su filial Movistar, la petrolera Repsol, Air Europa e Iberia, la aseguradora Mapfre, el banco BBVA y grandes cadenas hoteleras. A muchas de estas empresas el régimen de Nicolás Maduro les debe centenares de millones de euros en deudas comerciales y por dineros atrapados en el país durante el control de cambios y que nunca pudieron ser repatriados a las respectivas casas matrices, pero esa es otra historia.
El factor Zapatero
Uno de los jugadores más conspicuos en la relación del PSOE con el régimen de Maduro es José Luis Rodríguez Zapatero, visto por varias fuentes en círculos políticos como un lobista internacional de Maduro y un articulador de oscuros arreglos que involucran varios frentes.
«Zapatero rompió con la tradición de entendimiento democrático que el PSOE mantuvo con Venezuela en tiempos de Felipe González», ha dicho Machado ante la pregunta sobre cuál ha sido el papel de Rodríguez Zapatero en las relaciones del Gobierno de España con el chavismo.
«Nunca ha cuestionado los crímenes del régimen chavista, con el que propició numerosos negocios binacionales. Habría que preguntarse por qué el chavismo confía en él para tramitar la liberación de presos políticos, y por qué se libera a Rodríguez Torres y no a jóvenes cuyo único delito fue protestar contra el régimen, o a jóvenes oficiales que sólo han cumplido su deber constitucional».
Miguel Rodríguez Torres, exministro del Interior y Justicia, uno de los más conocidos represores del régimen chavista, estaba preso desde 2018 acusado por sus antiguos socios en el poder de «traición a la patria e instigación a la rebelión». Pasó de torturador a torturado en los calabozos del Sebin, la temida policía política del régimen que él mismo dirigió.
En enero pasado Rodríguez Torres fue liberado y expulsado del país rumbo a España, gracias a la ayuda de Zapatero, quien lo acompañó en el viaje de destierro.
«Lo que observo con preocupación en este sentido es la configuración de un patrón por el que la captura y liberación de presos políticos se ha convertido en una herramienta de negociación esencial para el régimen chavista y con una dinámica perversa de ‘puerta rotatoria’, que consiste en liberar a algunos prisioneros y secuestrar a otros nuevos», ha comentado esta vez Machado.
A diferencia del Chávez de 1998, que se vendía como la reencarnación de Simón Bolívar, Machado intenta llevar la responsabilidad de su movimiento a todos los ciudadanos, en un esfuerzo por resucitar el interés por la política activa, por defender el derecho ciudadano a elegir y porque se defienda a los candidatos y al voto al momento de contar. Si gana en las primarias, como todo parece indicar, inhabilitada o no, será un factor decisivo para el futuro de Venezuela.