María Corina siempre ha sido mi sentimiento. No ella, sino lo que representa: libertad, trabajo fajado, riqueza. Lo que necesita Venezuela. Y hoy me emociona vivir cómo ella es, ya no un sentimiento personal, sino nacional. Lo vivo en cada rincón de mi estado Guárico. En los barrios de San Juan de Los Morros, como en Pedro Zaraza, las mujeres te lo dicen en dos platos: es la única que garantiza que vamos a luchar sin ser nuevamente traicionados. En las plazas de Calabozo y en los campos de Camaguán y Guayabal, tierras burladas por el chavismo en 24 años, lo plantean con determinación: ella es la única que da seguridad de fuerza para enfrentar y derrotar al chavismo. Maestros, campesinos, médicos, comerciantes, amas de casa, jóvenes. Desde Altagracia de Orituco hasta Valle de la Pascua, desde Zaraza hasta Chaguaramas. El sentir es uno: el socialismo se acabó. Y María Corina es la única que garantiza la transformación de Venezuela desde la raíz.
Mucho se comenta de la valentía de María Corina. Todos recordamos cuando se le paró en la Asamblea Nacional al entonces presidente, Hugo Chávez, y le dijo sin titubeos una frase que hoy retumba en la conciencia de la Venezuela profunda y saqueada: “Expropiar es robar”. Pero la realidad es que su perfil va mucho más allá. Su valentía es consecuencia de su estricta preparación, tanto profesional como axiológica. Proveniente de una ejemplar familia con arraigo venezolano; Ingeniera Industrial con posgrado en Políticas Públicas; profesora universitaria y con una trayectoria destacada en la organización ciudadana, primero desde la sociedad civil y desde hace 10 años desde un partido político: Vente Venezuela, el único partido liberal del país. Durante todo este tiempo ella ha encabezado la construcción de un programa político, Venezuela Tierra de Gracia, basado en ideas totalmente contrarias a las practicadas en los últimos 60 años en Venezuela: libertad, autorrealización de los individuos, solidaridad, subsidiaridad, libre mercado, responsabilidad, tolerancia, federalismo, riqueza. Y para eso se ha codeado con los mejores de áreas tan diversas como la ingeniería, las finanzas, la cultura, la agroproducción, la salud, la educación, etc., en todas partes del país y del mundo.
Este perfil destaca con creces sobre las demás opciones que hoy se presentan para las primarias de este año. Porque, además de su distinción doctrinaria, María Corina se distancia del resto por su coherencia. Seamos pragmáticos: si los demás, que hoy dicen querer liderar la lucha por la libertad, no lograron sacar al régimen antes, ¿por qué hoy alguien podría creer que sí lo harán? En 2013 se dejaron robar la elección presidencial y traicionaron a las decenas de muertos, a las centenas de heridos y apresados y a los miles que protestábamos en las calles. En 2014, sin ningún tipo de pudor, nos enfriaron las protestas para sentarse a oxigenar a Maduro en un diálogo televisado, y nos decían desde ese entonces que teníamos que esperar a 2018 para una salida. Ya vamos por 2023. En 2015 los elegimos como diputados a la Asamblea Nacional, con la promesa de que lucharían por un cambio, y dinamitaron al propio parlamento. En 2017 se burlaron del plebiscito. En 2019 saquearon al gobierno interino. Son los mismos de siempre. Creyentes absolutos en Dios, no podemos ser tan ingenuos de pensar que el Espíritu Santo hoy les bajará para que esta vez sí luchen por la libertad. Son todos lo mismo, representan la cohabitación y la continuidad del hambre y la muerte.
Este año la sociedad venezolana tiene enfrente uno de sus desafíos más grandes y decisivos. Estamos frente a la oportunidad de escoger al nuevo liderazgo opositor para que luche por la libertad y, una vez desalojadas las mafias del poder, iniciar el proceso de transformación de Venezuela con los mejores al frente. Por eso ha sido nuestra lucha durante 24 años y hoy podemos remontar, eligiendo al único liderazgo que ha demostrado querer precisamente lo mismo que la sociedad.
María Corina es la única opción. Argumentar más sería como querer demostrar que el sol alumbra en el día. Ella lo ha dado todo, como la sociedad también lo ha hecho, aunque pésimamente representada. Justo lo que hoy podemos y debemos cambiar. La unidad de criterios prevalece: en todos los pueblos, las organizaciones de la sociedad civil y los partidos sabemos lo que enfrentamos y que esto no sale repartiéndose cuatro gobernaciones y unas cuantas alcaldías, que es lo único que han negociado hasta ahora nuestros “representantes”. Esta lucha es con fuerza, lo que requiere a su vez determinada organización, que es lo que hoy se acrecienta desde los tuétanos de nuestro territorio.
Hemos luchado y nos hemos preparado por años por una Venezuela con instituciones al servicio del ciudadano, probidad y meritocracia en la administración pública, un sistema de educación élite, un sistema de salud competitivo, industrias modernas, generación de conocimiento, libre comercio, turismo rentable, riqueza, orden y seguridad, respeto al medioambiente y familias unidas y labradoras de un tejido social virtuoso. Una Venezuela de felicidad y no de miedo, de luz y no de oscuridad, de orgullo y no de dolor, de libertad y no de cautiverio. Ese es el sentido y el sentimiento de nuestra laucha. Hoy una fuerza con un nombre y apellido representa a millones de conciencias y corazones que lo soñamos: María Corina Machado. Es ahora.
@PedroDeMendonca
Coordinador estadal Vente Venezuela en Guárico