Por Elisabetta Piqué en La Nación

La primera ministra de derecha cosecha simpatías entre los italianos de distintos signos; analistas advierten por los desafíos urgentes de su gobierno

 “Yo no la voté, pero, veamos, dejémosla gobernar”. Marco tiene 55 años y es dueño de una peluquería del centro de Roma. No le interesa la política, pero forma parte de esa gran mayoría de italianos que sigue con gran expectativa qué podrá lograr el gobierno de derecha de Giorgia Meloni, que cumplirá un mes el martes próximo.

Como suele ocurrir siempre al principio, Meloni se encuentra en plena luna de miel. Es cada vez más popular y, quizás porque es la primera mujer en la historia de Italia que logra llegar al poder, una novedad enorme, ahora hasta parece gustarle incluso a quienes no la votaron.

Según un sondeo publicado hace unos días por el diario La Repubblica, su partido, Hermanos de Italia, que en las elecciones del 25 de septiembre arrasó con un 26%, ahora cosecha casi tres puntos más de popularidad (28,8%).

Aunque lo más impactante es que ella, Giorgia Meloni, a nivel personal, como líder, sigue subiendo y subiendo en cuanto a popularidad. La confianza hacia ella roza el 60%, seis puntos más con respecto al mes pasado y es muy superior al gobierno de coalición que lidera junto a Forza Italia de Silvio Berlusconi y a la Liga de Matteo Salvini, que cuenta con una aprobación del 55%

“De todos modos es importante e interesante subrayar cómo, según este sondeo realizado por Demos, frente a todos todavía se encuentra Mario Draghi”, apuntó el sociólogo Ilvo Diamanti. El premier saliente, una de las figuras más prestigiosas de Italia, expresidente del Banco Central Europeo y cuyo gobierno de unidad nacional cayó en julio pasado, en efecto, cuenta con un consenso del más del 70%.

“Es una señal de que no ha sido olvidado por los ciudadanos”, apuntó Diamanti, que por otro lado explicó que si el envión obtenido por Meloni con las elecciones del 25 de septiembre pasado no se detuvo, sino que, al contrario, continúa, es porque “del otro lado no hay casi nada”.

La oposición de centroizquierda es “casi invisible” y sobre todo el Partido Democrático (PD), que sufrió una de sus peores palizas y se encuentra paralizado, dividido e inmerso en una crisis interna mortal, sigue bajando en cuanto consensos (16,9%). El PD hasta fue superado por el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) de Giuseppe Conte (17,3%), el gran culpable de haber hecho caer el gobierno de unidad nacional de Draghi.

Hermanos de Italia, el partido de Meloni, fue el único que jamás quiso formar parte de ese Ejecutivo de unidad, que se formó a principios del año pasado para salvar a Italia del abismo de la pandemia.

Para el analista político Gregorio Lorenz, una explicación de la alta popularidad de Meloni tiene que ver con la enorme expectativa que hay en el país de que pueda lograr gobernar bien en un momento dificilísimo para Italia –uno de los países más endeudados del mundo- y para la comunidad internacional, por la guerra en Ucrania, la consecuente crisis energética, la inflación y demás problemas ligados a los terribles efectos de la pandemia.

Sobriedad y moderación

“Todos esperan que Meloni pueda gobernar bien, que no cometa errores demasiado gordos”, dijo Lorenz a LA NACION. “Ella cosechó gran popularidad porque se movió muy bien al principio cuando, después de triunfar en las elecciones, dijo que no quería festejos en las plazas, que quería sobriedad porque no había nada que celebrar con la situación ardua que enfrenta el país e invitó a todos a ponerse a trabajar y a mantener un perfil bajo”, agregó.

Lorenz destacó asimismo que si Meloni se mostró moderada y se movió con mucha atención “es porque ella es consciente de que esta es una ocasión única para ella y para su partido de derecha de entrar en la historia, si logra hacer las cosas bien”.

En este marco, confirmó una y otra vez su determinación a seguir la línea de política internacional de Draghi totalmente occidental y pro-Ucrania. Sin contar que el hecho de ser mujer, “la primera mujer que logra llegar al poder y que, en un revés terrible para la izquierda, llega desde un partido posfascista, es algo histórico y representa otra gran ventaja para Meloni”, dijo Lorenz.

Desafíos

Más allá de la popularidad en ascenso por todos estos motivos, los analistas coinciden que no le esperan tiempos fáciles a la primera ministra. Sobre todo porque tiene aliados “díficiles”, como el expremier Silvio Berlusconi y su socio-rival Matteo Salvini –ministro de Infraestructura y vicepremier del gobierno-, quien ya demostró con el reciente cortocircuito con Francia debido a la cuestión de la inmigración que puede resultar una pesadísima piedra en el zapato de Meloni.

El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, un hombre de Salvini, le cerró un puerto de Sicilia a la embarcación de una ONG con 230 migrantes que terminó siendo recibida por Francia. El gobierno de Emmanuel Macron reaccionó acusando a Italia de inhumana y haciendo saltar un acuerdo anterior por el que iba a recibir a 3.000 migrantes.

“Aunque a algunos italianos puede haberle gustado que golpeara los puños sobre la mesa, fue un grave error crear un caso diplomático con Francia, sin observar las conocidas reglas internacionales del mar, sin sentarse antes a una mesa de negociaciones y anteponiendo los hechos a tratativas”, consideró Lorenz, que subrayó que el peor error sería caer en el soberanismo, algo que aislaría a Italia, con consecuencias nefastas.

Más allá de la cuestión de los migrantes –un tema irresuelto a nivel europeo que todo el mundo cree que debe enfrentarse cuanto antes de modo serio, pero que perdió relevancia ante la opinión pública italiana-, Meloni enfrenta otros desafíos. “El malestar de los ciudadanos frente a las perspectivas precarias de la economía y las tensiones que surgen de algunos sectores de la sociedad, como el de los jóvenes”, que nunca digirieron uno de los primeros decretos del gobierno, que le puso un freno a las fiestas electrónicas, dijo Lorenz.

En medio de sondeos que indican que también ha subido la popularidad de Salvini –que estaba en baja y ahora cuenta con un 35% de aprobación-, Flavia Perina, analista de La Stampa, consideró que también existe una “imprevista luna de miel” interna entre él y Meloni.

Más allá de la rivalidad, aparecen como una extraña pareja en la que se han dividido tácitamente los roles: Meloni con el rol de primera ministra contenida, de pocas palabras, reflexiva, como para “conquistar la credibilidad internacional que le será indispensable al gobierno para sobrevivir”; y Salvini con un rol mediático y verborrágico, desde el que agita los viejos caballitos de batalla de la derecha soberanista, lanzando ideas que van desde la amnistía fiscal y la construcción de grandes obras, al cierre de los puertos a las naves “piratas” de las ONG que salvan a los migrantes.