Vía DW

En México hay zonas en donde rige la violencia del narcotráfico. Aún así, empresas multinacionales invierten más que nunca en el país. Pero no todo lo que brilla es oro.

Recientemente, una delegación empresarial encabezada por el embajador alemán en México, Wolfgang Dold, viajó al norteño estado mexicano de Sonora, limítrofe con Arizona. Empresa alemanas como Siemens Energy, Linde, RWE y Daimler Trucks hicieron parte de la comitiva.

«La Secretaría de Economía nos invitó a presentar el Plan Sonora», dice Edwin Schuh, director para México y el Caribe de Germany Trade & Invest (GTAI), una agencia alemana de comercio exterior financiada por el Ministerio Federal de Economía. El Plan Sonora de Energía Sostenible es un ambicioso proyecto de infraestructuras del Gobierno central que pretende fomentar la construcción de parques solares y la extracción de litio. Sonora alberga los mayores yacimientos de litio de México, nacionalizados en 2022. «El Gobierno proyecta producir baterías para coches eléctricos en Sonora. Un plan interesante para las empresas automovilísticas alemanas», dice Schuh.

El fabricante de automóviles estadounidense Ford ya tiene una enorme planta en Hermosillo y algunos proveedores alemanes también están presentes. México creó una oficina especial que se ocupa del asentamiento de empresas: la Ventanilla Única para Inversionistas y el Registro Único de Proyectos de Inversión, llamada «Ventanilla de nearschoring”.

Cuando dos se pelean…

«Nearshoring” es la nueva palabra mágica en México. En lugar de transportar mercancías por medio mundo en contenedores, muchas empresas buscan ahora trasladar la producción cerca de los mercados de venta más importantes.

En este proceso confluyen varios factores. La pandemia puso de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro; los cierres y los consiguientes fallos de producción y entrega, así como el drástico aumento de los costos de transporte, han creado enormes problemas a muchas empresas. Además, el conflicto comercial entre EE.UU. y China se ha intensificado en los últimos años. A esto se añade el aumento de los salarios en China.

Por su proximidad a EE.UU., México en particular se está beneficiando de ello, dice Schuh. Lo están demuestran las cifras. Unos 18.600 millones de dólares en inversión extranjera directa llegaron a México en el primer trimestre de 2023, un aumento de casi el 50% respecto al mismo periodo del año anterior. Y ahora, según el Washington Post, Estados Unidos importa cada vez menos bienes de China, mientras México escala como el socio comercial más importante.

Esta tendencia se ve favorecida por el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC o USMCA), que entró en vigor en verano de 2020.

Muchas empresas trasladan su producción

«Lo especial es que las empresas están produciendo aquí en México», dice Schuh. En marzo, el fabricante de coches eléctricos Tesla anunció la construcción de una nueva planta de ensamblaje en Nuevo León y prevé invertir en ella unos 5.000 millones de dólares en los próximos años. Microsoft, por su parte, está invirtiendo cientos de millones de dólares en un centro de datos en Querétaro, centro de México.

«Pero también vienen muchas empresas chinas, como la electrónica Hisense, que luego producen aquí en México para el mercado estadounidense», agrega Schuh. A estas se suman empresan de Japón, Corea del Sur y Taiwán.  Además, «debido al conflicto entre China y Taiwán, las empresas quieren minimizar el riesgo».

Fuerte presencia de fabricantes alemanes de automóviles 

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC) ha convertido a México en una de las plazas más importantes del mundo para la industria automovilística. Una parte significativa de la producción de automóviles de EE.UU. se ha externalizado a México; también un importante lugar de producción para los fabricantes de automóviles alemanes como VW, Audi, BMW o Daimler.

El T-MEC -el acuerdo sucesor del TLCAN- introdujo mayores requisitos para que los fabricantes de automóviles añadan valor en la propia Norteamérica, es decir, la cuota obligatoria de piezas producidas en la región, lo que contribuye a la expansión de la misma producción. «La mayoría de las empresas ya están aquí, pero sólo están ampliando su producción en México», explica Schuh.

Además, hay una «tendencia a pasarse a la movilidad eléctrica». A principios de febrero, la automotriz alemana BMW anunció una inversión de más de 800 millones de dólares en México para integrar su planta de San Luis Potosí a su red global de electromovilidad. Audi también anunció un proyecto para producir vehículos eléctricos en México; Volkswagen, por su parte, está invirtiendo más de 700 millones de dólares, incluyendo la construcción de un nuevo taller de pintura en su planta de Puebla. La mayor empresa alemana en México, con 25.000 empleados, el proveedor automotriz ZF Friedrichshafen, también está invirtiendo fuertemente.

Hay inseguridad, pero faltan mano de obra, agua y energías renovables

Pero también hay problemas: un proveedor automovilístico alemán está trasladando su fábrica de Tamaulipas, vecino estado de Nuevo León, porque allí los directivos sólo podían moverse acompañados de guardias de seguridad fuertemente armados.

Otro problema es la mano de obra, según el director de GTAI, es difícil encontrar personal cualificado. Además, en el norte, en particular, México también tiene graves problemas de sequía y escasez aguda de agua, que ha obligado incluso a racionarla y restringir las industrias que consumen grandes cantidades.

Otro problema adicional es que «las empresas alemanas se han comprometido a aumentar el porcentaje de energías renovables hasta 2030 en todo el mundo” y en México, las empresas tendrían que comprar electricidad a CFE, la compañía eléctrica estatal. Y CFE tiene principalmente centrales eléctricas de gas y carbón. El presidente López Obrador prefiere depender de los combustibles fósiles en lugar de la transición energética.