Por César Indiano

Excepto que lo asesine alguna mafia peronista o alguna liga de narcotraficantes colombianos, no hay manera de impedir que Javier Milei se convierta en el próximo presidente de la Argentina.
La pregunta es ¿Cómo se constituyó Milei en ese implacable ciclón político que tiene temblando a las izquierdas y tiritando a esas derechas flojas que escuchan a Silvio Rodríguez y que atesoran fotos y autógrafos de Fidel Castro?

Sencillo, Milei ha demostrado – científicamente – tres cosas que nadie en el mundo quería admitir: que el Estado es un estorbo entre los intereses del ciudadano honrado y sus aspiraciones legítimas de prosperidad material, que el socialismo – en cualquiera de sus versiones – es un cáncer abominable que aniquila en todas las naciones el deseo de ser buenos y competitivos, y que, los programas y las políticas sociales, esgrimidas con tanta insistencia por todas las castas gobiernistas del mundo, son mecanismos eficaces para robar dinero a granel, fingiendo que ayudan a los débiles.

Cerebros como el de Javier Milei surgen una vez cada dos siglos, llegan al mundo para arrasar toda la maleza mental que crece impunemente en las corporaciones, universidades, academias, ateneos, iglesias, editoriales y periódicos, instituciones todas, que en el caso de América tienen casi dos siglos de no ver el sol de la verdad, porque permitieron que creciera en sus propios huertos, la sombra de ese árbol gigantesco que no da fruto; llamado Socialismo.

Con una semántica irrefutable y dejando de lado esos “buenos modales oprobiosos” que impiden el debate, Milei salió de una buhardilla intelectual insignificante, es decir, salió de la nada, esgrimiendo una motosierra encendida para podar de raíz todas las mentiras, tonteras y falacias que los políticos latinoamericanos han sembrado en las naciones – debatiendo durante un siglo – la falsedad mesiánica del Estado, en ese ambiente infecundo y aburrido que el maestro español García Trevijano definía como “la discusión de las apariencias”.

Contra Milei hay rabia, furia y desconcierto mundial. Porque Milei aborrece las mentiras mediáticas pro estatales, odia los controles de precios y detesta a los bancos centrales. Los “voceros marxcisistas” de CNN y la BBC, están que patalean de impotencia.
Y no es para menos, por primera vez en la historia contemporánea, vemos el error mundial de las ideologías económicas en su majestuosa barbaridad. Doctrinas insulsas y vagas, esgrimidas por gurús de la miseria como Thomas Piketty, Amartya Sen, Joseph Stiglitz y Daron Acemoglu, han caído al piso, derrotadas por un airado jovencito de pelo alborotado que sacó una calculadora y mostró las cuentas exactas de la Gran Estafa Continuada del Estado.

El pensamiento de Milei – bello y agresivo – lo aman millones de jóvenes que quieren patearles los huevos a los políticos lanas y lo adoran miles de empresarios que ya están hartos de la esclavitud disimulada. Milei ha mostrado con hechos, cifras y ciencia económica, que el socialismo es basura y que los Estados de Bienestar europeos son algo peor, porque son basura sofisticada, aristocrática y ampulosa.

El nuevo líder argentino ha enseñado con ejemplos simples, que cuando El Estado se adjudica el rol protagónico de la vida política preservando para sí un papel justiciero, administrador y distribuidor, entonces – invariablemente – los ricos se volverán flojos, los pobres serán parásitos a perpetuidad y los criminales vivirán a sus anchas, sacando provecho del pánico, de la sumisión y de la mediocridad establecida por Ley.

Nunca nadie en la vida había explicado con deliciosa sencillez qué es el capitalismo y por qué debe ser retomado – como una cura divina – en todos esos ambientes burocráticos putrefactos, dominados por la pereza, el aburrimiento, la banalidad, el artificio, el ocio y el despilfarro inspirado en el sopor de las funciones estatales ficticias.


César Humberto Rodríguez Guerrero, mejor conocido como César Indiano, es un escritor, novelista, dramaturgo, teatrero, articulista y comentarista televisivo hondureño

Este artículo fue publicado originalmente en El Proselitista (Honduras) el 2 de septiembre de 2023