«Los cuatro terroristas fueron arrestados mientras se dirigían a la frontera ucraniana», anunció el servicio de seguridad FSB, con la actualización de la cifra de muertos del tiroteo de este viernes 22 de marzo, al que siguió un incendio, en una sala de conciertos a las afueras de Moscú.
«Ahora sabemos en qué país estos malditos bastardos planeaban esconderse de la persecución: Ucrania», dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, en Telegram.
El Comité de Investigación de Rusia dijo que los fallecidos por el ataque habían aumentado al menos a 115. En la sorpresiva embestida en la que hombres armados vestidos de camuflaje abrieron fuego con armas automáticas contra los asistentes al concierto en el Ayuntamiento de Crocus, cerca de la capital.
El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el tiroteo, según la agencia Amaq (órgano de propaganda del grupo) en su canal de Telegram.
«Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura», escribió la organización.
Los hechos tuvieron lugar en el Crocus City Hall, una sala de conciertos situada en el noroeste de la capital rusa, donde estaba prevista la actuación del grupo de rock Piknik, cuyos miembros fueron evacuados. La agencia Reuters añadió, por su parte, que se escuchó una segunda explosión en el mismo lugar.
«Desconocidos abrieron fuego en el Crocus. La evacuación de personas está en marcha», indicaron los servicios de emergencia a la agencia pública TASS.
Los servicios de emergencia, citados por la agencia Interfax, informaron que «un grupo de entre dos y cinco personas no identificadas que vestían uniformes tácticos y estaban armadas con armas automáticas» habían «abierto fuego contra los guardias de seguridad a la entrada de la sala de conciertos» y después «empezaron a disparar contra el público».
Un periodista de la agencia RIA detalló que individuos vestidos de camuflaje irrumpieron en la sala de conciertos antes de abrir fuego y lanzar «una granada o una bomba incendiaria, que provocó un incendio». El incendio, que golpeó alrededor de un tercio del edificio, fue controlado horas después por los bomberos.
Videos en redes sociales muestran a los espectadores en la sala escondiéndose. Según el periodista, «las personas que se encontraban en la sala se tumbaron en el suelo para protegerse de los disparos durante 15 o 20 minutos, tras lo cual empezaron a salir a rastras. Muchos consiguieron salir».
De acuerdo con el Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia, se llevaron a cabo operaciones para «rescatar a personas del tejado del edificio utilizando equipos de elevación».
El gobernador regional, Andrei Vorobyov, declaró que más de 70 ambulancias acudieron al lugar de los hechos. Según Interfax, la Guardia Nacional rusa está buscando a los autores del atentado.
Según las autoridades rusas, se han reforzado las medidas de seguridad en los aeropuertos y estaciones de tren de Moscú. Además, el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, anunció que se cancelarán todos los acontecimientos deportivos, culturales y públicos de gran envergadura este fin de semana en la ciudad.
Rusia advierte a Kiev, pero Ucrania afirma no estar relacionada con el ataque
La portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zakharova, condenó el «sangriento atentado terrorista» y pidió a la comunidad internacional que «condene este crimen atroz».
Antes de que el Estado Islámico reivindicara el atentado, Zakharova divulgó un mensaje del exmandatario y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvédev, quien apuntó a Ucrania:
«Si se determina que se trata de terroristas del régimen de Kiev, es imposible tratar con ellos y con sus inspiradores ideológicos de otra manera», los autores serán «hallados y destruidos sin piedad como terroristas. Muerte por muerte».
Ucrania negó tener cualquier implicación en la masacre perpetrada en Moscú.
“Por supuesto que Ucrania no tiene nada que ver con el tiroteo o las explosiones”, escribió Mijailo Podoliak, el consejero del presidente del país en sus redes sociales.
“Ucrania nunca ha recurrido a métodos terroristas” para combatir a Rusia, y afirmó que ha sido “la propia Rusia” la que en otras ocasiones “ha atacado a sus propios ciudadanos para iniciar ‘acciones antiterroristas’ contra grupos étnicos que protestaban”, añadió.
Por su parte, Washington, uno de los portavoces de la Casa Blanca, John Kirby, explicó que «no hay indicio alguno de que Ucrania o ciudadanos ucranianos estén involucrados (…) En este momento descartaría cualquier conexión con Ucrania».
Condenas internacionales
Washington reaccionó rápidamente a la noticia. Los «sentimientos de la Casa Blanca están con las víctimas del terrible ataque», dijo un portavoz de la Presidencia estadounidense, refiriéndose a «imágenes horribles que son difíciles de ver».
La embajada estadounidense en Rusia también se dijo conmocionada por el tiroteo y expresó sus condolencias al pueblo ruso. La legación también aconsejó a los ciudadanos estadounidenses que evitaran la zona donde se produjo el tiroteo.
El Gobierno de Venezuela expresó su «firme condena» al tiroteo registrado a las afueras de Moscú y expresó su solidaridad con el Ejecutivo de Rusia, un fuerte aliado político de Caracas.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel también se expresó respecto al ataque.
«Cuba condena el atroz acto terrorista ocurrido en la región de Moscú», escribió en redes sociales, expresando sus «sinceras condolencias al Gobierno y pueblo de la Federación de Rusia por la pérdida de vidas humanas y los numerosos heridos».
La Unión Europea manifestó su “consternación” y condenó «cualquier ataque contra civiles», según declaraciones del portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Peter Stano, en su cuenta oficial en X.
El Ministerio de Asuntos Exteriores francés expresó sus condolencias a las víctimas del tiroteo en X y dijo que las imágenes procedentes de Moscú eran «terribles» y que «hay que arrojar luz sobre estos actos odiosos».
El ministro portugués de Exteriores João Gomes Cravinho afirmó en un mensaje en la red social X que «las noticias desde Moscú son horribles».
«Los ataques contra civiles son siempre inaceptables. Nuestras condolencias a las familias de las víctimas», indicó.
Turquía también condenó el tiroteo y lo calificó de atentado terrorista, según comunicó el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, a Moscú en una llamada telefónica.
Por otra parte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, dijo que la declaración de la oficina del secretario general de la ONU, que hablaba de tristeza por la violencia, es insuficiente y pidió una condena internacional al ataque.
Uno de los atentados más graves en los últimos 20 años
Rusia ha sido objeto en el pasado de numerosos atentados. El del 22 de marzo es el más mortífero en los últimos 20 años en la capital rusa.
El último, que dejó al menos 40 muertos, fue en 2004 al estallar una bomba en un vagón del metro de Moscú. Otro, el 29 de marzo de 2010, dejo 39 muertos y más de 60 heridos en dos atentados suicidas también en el metro de Moscú.
Hasta ahora el atentado más mortífero en el país en las últimas décadas es el del 23 de octubre de 2002, cuando un grupo de terroristas chechenos asaltó el Teatro Dubrovka y tomó como rehenes a al menos 700 personas para exigir la retirada de las tropas rusas de Chechenia.
La toma de rehenes terminó con un asalto de las fuerzas especiales y la muerte de 130 personas y 41 asaltantes. La mayoría fallecieron asfixiados por el gas utilizado por la Policía.
EFE, Reuters