Por Roderick Navarro

La comunidad universitaria venezolana es antichavista. Nunca el chavismo ha conseguido controlar la universidad pública, es por eso que desde el 2007 le niega el presupuesto que le corresponde en más de un 95%.

El pasado viernes, 09 de junio, se celebraron las elecciones para elegir a las nuevas autoridades universitarias de la Universidad Central de Venezuela, la institución de educación superior más antigua del país con 302 años de existencia. Cada cuatro años se realiza este proceso de tradición republicana, pero hace 15 años que no ocurría porque el chavismo había querido sabotear la elección. A pesar de todo, los comicios finalmente lograron darse y el chavismo ha perdido penosamente, una vez más, por el voto de toda la comunidad universitaria compuesta por estudiantes, profesores, trabajadores y personal administrativo. Analicemos este acontecimiento.

Para elegir al nuevo rector, pasaron a segunda vuelta los profesores Víctor Rago y Humberto Rojas. Los dos son demócratas. Mientras que el candidato del chavismo quedó derrotado para esa contienda. Cabe destacar que la formula afín a las actuales autoridades salió también derrotada, lo que deja una expresión clara de rechazo al continuismo en la institución.

La comunidad universitaria venezolana es antichavista. Nunca el chavismo ha conseguido controlar la universidad pública, es por eso que desde el 2007 le niega el presupuesto que le corresponde en más de un 95%. Pero a pesar de que intenta infiltrar la Universidad con corrupción y debilitarla con violencia y destrucción, el chavismo no consigue lo que quiere. Por eso, la universidad pública es el último espacio donde reside el espíritu republicano de nuestra sociedad y es protegida por los venezolanos que se forman para ser hombres y mujeres de bien al servicio de la República.

La Universidad prevalecerá y el chavismo se extinguirá en el tiempo. En el espacio universitario venezolano no existe el culto a la violencia ni a la corrupción: se valora el diálogo y la honradez. Se combate la ignorancia con conocimiento. El mérito vence al nepotismo. Se promueven las actividades que afloran lo mejor de cada individuo en contraste con aquellas que despiertan los más oscuros sentimientos.

Esta realidad venezolana, en la que los comunistas oprimen a la población y a las instituciones de sociales para dominarlas, como la universidad, contrasta con la realidad brasileña en la que lamentablemente las universidades públicas están controladas por la izquierda. Tanto los movimientos estudiantiles como múltiples grupos profesorales. Pero lo que más controla la izquierda son los contenidos académicos, que con los profesores izquierdistas, que no son pocos, forman jóvenes militantes de una manera de pensar que acumula resentimientos contra la identidad nacional.

Gracias a que profesores y estudiantes son anticomunistas en Venezuela, la Universidad no forma militantes sino ciudadanos libres con libre acceso al conocimiento para el pleno desarrollo de su ser. El rechazo al comunismo trae consigo un fortalecimiento de la identidad nacional, porque a pesar de que existen profesores de izquierda, el hambre no les permite apoyar al régimen chavista.

Otra cosa a destacar es la automatización del proceso electoral. A diferencia del CNE controlado por el chavismo, las elecciones universitarias son confiables por el hecho de que los votos son contados por los universitarios de manera transparente. Sectores que se hacen llamar de oposición defienden que las elecciones primarias para elegir a un nuevo líder opositor por eso deben ser controladas por el CNE, sin embargo, el problema no es la automatización sino que el chavismo cuente los votos.

La universidad pública venezolana ha demostrado ser un espacio de resistencia republicana en la cultura Hispana, en donde se resguarda la tradición que hace de nuestra sociedad un grupo civilizado que propende a la búsqueda de la verdad y la vida en Libertad. En Venezuela, el comunismo no conseguirá nunca controlar estos espacios, pues siembre la luz vence a la sombra.