La dictadura de Daniel Ortega puso una cruz pesada sobre las espaldas de la Iglesia Católica en Nicaragua. Arrestos, suspensiones de celebraciones religiosas, redadas y acusaciones en contra de los miembros de la comunidad religiosa se han convertido en el pan de cada día en el país centroamericano.

Tan solo este domingo 14 de agosto, según informó Aciprensa, se registraron tres nuevos hechos en contra de la iglesia. Uno de ellos fue la detención del párroco de la Parroquia Espíritu Santo, en el área de Mulukuku, mientras que a otros dos sacerdotes se les prohibió asistir a la Catedral de Matagalpa.

Este suceso se suma a una serie de medidas que ha tomado Daniel Ortega, quien lleva casi quince años en el poder, alegando que son presuntos cómplices en un plan para hacerle un golpe de Estado. Con esta excusa, cerró más de siete emisoras católicas, impuso medida de casa por cárcel para un obispo y su séquito de sacerdotes, así como ha iniciado investigaciones en las que acusa a la Iglesia de participar en planes para desestabilizar el Gobierno.

Hoy el Obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, ha hecho un llamado desesperado en su cuenta twitter

No nos dejen solos

Mientras que el continente americano gira su mirada hacia lo que está pasando con la Iglesia Católica en Nicaragua,sigue generando escozor el silencio del papa Francisco frente a tal represión.

En las últimas semanas, más de 60 oenegés se unieron para enviarle una carta firmada al sumo pontífice, suplicándole su intervención ante la persecución de Ortega.

“No nos dejen solos”, es lo que le claman al Papa en la misiva que ha sido difundida a través de los medios de comunicación y que guarda un sentido mensaje.