Por Carlos Crespo en ArmandoInfo

La circulación de una colección de cuadernos y útiles escolares con la imagen de un superhéroe de tiras cómicas que imita a Nicolás Maduro no era solo un gesto de adulación para el poder. Sirvió en los hechos como presentación en sociedad de un empresario de origen ecuatoriano e irónicamente lampiño, con vocación de bueno-para-todo, y los superpoderes necesarios para obtener desde 2016 contratos de toda índole con el Estado venezolano, desde servicios técnicos petroleros hasta la dotación de papel higiénico y tóner de impresoras.

“Una gran jodedera al imperialismo: si ellos tienen a Supermán, nosotros tenemos a Superbigote”, se ufanó Nicolás Maduro en una transmisión de medios oficiales durante la Expoferia Plan Escolar 2022 y 2023, celebrada en el Círculo Militar de Caracas. 

Mientras hablaba ante las cámaras, el cuestionado mandatario enseñaba los cuadernos, morrales y útiles escolares estampados con una versión de su propia figura, en la que aparece con robustos músculos y con el famoso traje y capa (aunque con los colores invertidos) del superhéroe, quintaesencia de la cultura popular estadounidense, ideado en 1938 por el escritor Jerry Siegel y el dibujante canadiense Joe Shuster.

El nombre de uno de los fabricantes de ese merchandising trascendió por la publicidad que le dio un medio oficial: Corporación Trading Latinoamérica, C.A (CTL). “De estos cuadernos tenemos una capacidad de producción de entre 60.000 a 80.000 por día y con posibilidades de doblar esa producción”, señaló Eduardo Álvarez, representante de la empresa. La gama, cuyo diseño promete ser merecedor de un suculento contrato con instituciones públicas, también incluye un morral de Superbigote -el Nicolás Maduro puesto a la manera del universo de DC- y cuadernos con la figura del gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, representado este último como Drácula, el personaje que el mandatario regional adoptó como su marca personal.

Pero detrás de este negocio, pintoresco solo a primera vista, se encuentra una trama más densa. 

Como lo anunciaba la propia página web de Corporación Trading Latinoamérica –sitio que fue tumbado luego de que el reportero de la presente historia entregó un cuestionario en la sede de la empresa, el pasado 11 de noviembre-, la compañía también se dedica a la “comercialización de material ferroso y no ferroso, exportación e importación de petróleo, gas y sus productos derivados”. También desarrolla actividades relacionadas con las criptomonedas, “la intermediación financiera” y el suministro de materia prima y bienes terminados. De hecho, dice aceptar, como forma de pago, “material ferroso y no ferroso, crudo y/o productos derivados”. Un abanico de opciones amplio pero muy ajeno a la producción de material didáctico o de promoción. 

Esta información, que la empresa se ocupaba de difundir antes en su propio portal, se ve confirmada en sus documentos mercantiles, donde el objeto de la compañía ocupa hasta seis páginas y detalla que también desarrollan “actividades conexas de maquinarias y equipos de perforación y exploración de petróleo y gas, (…) o las actividades conexas requeridas para la distribución a nivel nacional e internacional de Gas Licuado de Petróleo (GLP), Gas Natural Vehicular (GNV), Gas Natural no asociado y sus gases asociados”.

La hora loca llegó a Pdvsa

Kelver Rodolfo Mendoza Valencia no es Superbigote, pero de que tiene superpoderes, los tiene: por ejemplo, el de convertir una pequeña piñatería en una corporación que comercia petróleo y chatarra, que puede construir drenajes, distribuir gasolina, gasoil, diésel y jet fuel, y, por supuesto, vender los cuadernos escolares con la figura de Superbigote.

Mendoza es de nacionalidad ecuatoriana, tiene mucho tiempo radicado en Venezuela, y se graduó como abogado en la Universidad Santa María de Caracas. En 2007, apenas un año antes de fundar su emprendimiento, las perspectivas lucían muy distintas para Mendoza, quien afrontaba un juicio de desalojo de un apartamento en la urbanización San Bernardino, en el centro de Caracas. Hoy la sede de CTL se ubica en la Torre Provincial de Chacao, sobre la avenida Francisco de Miranda, donde se encuentran las sedes de un buen número de bancos y grandes corporaciones de la colapsada economía venezolana.

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