Por Vicente Nieves en El Economista

Nigeria lo tenía todo para ser uno de los países más avanzados de África. Su territorio ha sido bendecido con las segundas mayores reservas probadas de petróleo dentro del continente, además de contar con salida al mar, algo de lo que no pueden presumir todos los países africanos. Sin embargo, Nigeria ha sido incapaz de explotar sus recursos y mucho menos lograr que los pocos beneficios obtenidos sirvan para mejorar la vida del conjunto de la población. Además, la situación de la industria petrolera, en plena caída, parece no haber tocado fondo todavía.

Nigeria tiene unas reservas probadas de petróleo (rentable y técnicamente extraíble) que superan los 36.000 millones de barriles, una cantidad similar a la de EEUU. Sin embargo, mientras que EEUU produce entre 12 y 13 millones de barriles de petróleo por día (mbd), Nigeria está siendo incapaz de mantener el bombeo por encima del millón de barriles diarios.

La Agencia Internacional de la Energía ha publicado un recuadro en el que describe la situación que atraviesa el país africano. Pese a que el precio del crudo está en máximos de los últimos años, la compañía estatal (Nigerian National Petroleum Company Limited o NNPC) produce cada vez menos petróleo y no por motivos medioambientales.

Los expertos de la AIE explican que «la falta de inversión crónica, los sabotajes y el robo de petróleo continúan causando estragos en el suministro de Nigeria. Después de una interrupción casi total de la terminal petrolera de Forcados, la producción en agosto se desplomó por debajo del millón de barriles diarios, unos niveles tan bajos que no se veían desde julio de 1985″.

La producción de crudo cayó a 980.000 barriles diario, lo que deja a Nigeria, históricamente el mayor productor de África, detrás de Angola, Libia y Argelia. La producción total de petróleo y derivados, incluidos los condensados y los líquidos de gas natural, ha caído hasta los 1,3 mb/d desde los 1,7 mb/d de enero. «El panorama no es alentador», advierte la AIE. Nigeria llegó a producir más de 2 mb/d de petróleo, pero al igual que le ha sucedido a Venezuela (el país con más reservas del mundo), la falta de inversión y los problemas internos están ‘enterrando’ a la industria petrolera.

Los funcionarios de la empresa petrolera estatal Nigeria han asegurado repetidamente que iban a alcanzar ciertos objetivos de producción que pocas veces se han llegado a cumplir, ante las dificultades operativas para abrir nuevos pozos o incluso para aprovechar los ya existentes. Desde la compañía NNPC han estado intentando reabrir los pozos lo más rápido posible, pero con muy poco éxito: «Está resultando difícil restaurar la producción en los pozos que ya estaban perforados», aseguran desde la AIE.

Falta de inversión y descontrol

La falta de inversión está dejando obsoleta a la industria petrolera del país, que cada vez tiene más problemas técnicos para aprovechar su tesoro natural. «Además, un marco regulatorio deficiente, junto con el sabotaje, están desincentivando unos gastos muy necesarios», aseguran desde la AIE.

Los principales flujos de exportación de Forcados, Bonny Light y Brass River parecen estar llevándose la peor parte de los problemas petroleros de Nigeria: «En agosto, el crudo parecía fluir con cuentagotas. Los envíos de Forcados se han detenido desde mediados de julio y, según los informes, las reparaciones en la terminal aún en marcha. La producción de Forcados se ha detenido casi por completo en agosto, frente a la producción de 120.000 barriles en julio y de más de 200.000 barriles de media en el primer semestre de este año.

El oleoducto que recoge el crudo desde Bonny Light lleva sin funcionar desde mediados de junio ante los constantes sabotajes y robos que se producen dentro del país. El suministro de Bonny Light se ha hundido de este modo a alrededor de 20.000 barriles por día, frente a los 125.000 barriles diarios de enero y los 220.000 de principios de 2021. Los sabotajes en los oleoductos también han dejado las exportaciones de Brass River en mínimos. Nigeria parece un estado fallido en el que las bandas y los grupos terroristas campan a sus anchas.

Muhammadu Buhari, presidente de Nigeria reconoció que los ingresos petroleros del país se están viendo «enormemente» afectados por el robo de petróleo generalizado. Para combatir estos hurtos en el delta del Níger, rico en petróleo, la empresa NNPC de Nigeria está contratando seguridad privada. Sin embargo, desde la AIE temen que esta no sea la solución, puesto que «el problema está arraigado en toda la cadena de suministro del petróleo».

Mientras que lo lógico sería que una subida del petróleo beneficiase a Nigeria y sus ingresos, más bien ocurre lo contrario. Un petróleo más caro fomenta los sabotajes de los oleoductos y el robo de crudo en pozos que tienen el petróleo muy cerca de la superficie, lo que reduce la exportación ‘oficial’ del país.