Los países petroleros del Golfo están utilizando sus cuantiosas riquezas para ganar influencia en el Pacífico Sur, siguiendo los pasos de China, indicaron analistas a la AFP.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU), dos de los mayores productores de crudo del mundo, intensifican esfuerzos para borrar su fama de lastres climáticos mundiales.
Ambos han destinado dinero y atención a países pequeños, aislados y endeudados, donde el nivel del mar en aumento inquieta a sus comunidades costeras.
El empresario Milroy Cainton, designado recientemente como enviado especial de Vanuatu a Emiratos, dijo que es claro que los países del Golfo quieren tener amigos en el Pacífico.
«Hay cosas buenas que ven en el Pacífico Sur (…) Recibimos mucha ayuda de ellos, así como de China», declaró a AFP.
Emiratos dice que desde 2015 ha gastado al menos 50 millones de dólares en proyectos de infraestructura en las islas del Pacífico, generalmente centrados en energías renovables.
Petrodólares emiratíes han financiado una granja eólica en Samoa, un depósito de agua en Islas Marshall y proyectos de energía solar en Kiribati, Tuvalu e Islas Salomón.
Nuevas ambiciones
Arabia Saudita se ha dedicado a establecer relaciones diplomáticas con varios países del Pacífico, como Tuvalu y Fiyi en 2015, Tonga en 2020, Vanuatu en 2022 e Islas Cook en abril pasado.
Mantiene una relación especialmente cordial con Islas Salomón, a las que ofreció 8 millones de dólares para ayudar a organizar los Juegos del Pacífico en la capital Honiara.
Varios líderes del Pacífico viajaron este año a la capital saudita Riad, donde discutieron temas como el financiamiento climático con sus pares de la Liga Árabe.
En la última década, Arabia Saudita y Emiratos se han vuelto importantes actores en el escenario diplomático.
También han adquirido franquicias deportivas de alto perfil, llevaron a destacados artistas a actuar en sus ciudades y se han vuelto más asertivos en su política exterior.
Emiratos logró ser designado organizador de la conferencia climática COP28 que se celebrará este año en Dubái.
«Refleja las nuevas ambiciones de estos países del Golfo, tradicionalmente actores pasivos en sus relaciones internacionales», indicó Jean-Loup Samaan, del Instituto de Oriente Medio de la Universidad Nacional de Singapur.
«Emiratos está más avanzado que los sauditas, tiende a entrar en los países, establecer relaciones diplomáticas fuertes y luego lleva inversiones en infraestructura local», agregó.
Samaan comparó la estrategia con una versión reducida de la Iniciativa china del Cinturón y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), con dinero invertido en países en desarrollo para aumentar su alcance global.
«Es como una versión menor del Cinturón y la Ruta del Golfo», declaró a AFP.
Aliados en seguridad
Samaan considera que el lucro no es lo principal cuando hacen estas inversiones.
«Quieren asegurar socios diplomáticos que en el futuro se alineen con sus intereses», explicó.
Aunque tienen una población pequeña y escaso peso económico, las islas del Pacífico pueden ser socios diplomáticos de enorme valor.
El bloque del Pacífico representa 12 de los 55 votos de la región Asia Pacífico en la ONU, que también incluye a Arabia Saudita y Emiratos.
Stewart Firth, experto en asuntos del Pacífico, dijo que «la influencia llega a un bajo costo» en estas economías pequeñas y en desarrollo del Pacífico.
«Pequeñas cantidades de asistencia tienen efectos grandes», dijo Firth, de la Universidad Nacional Australiana.
A su vez, el analista de Oriente Medio Matthew Hedges apuntó que esas relaciones ayudan también a los países del Golfo a mejorar sus credenciales climáticas, que han sido históricamente débiles por su papel como grandes productores de combustibles fósiles.
«Se trata de apuntalar su reputación y tratar de alinearse con lo que ocurre a nivel internacional», declaró Hedges, quien en 2018 estuvo encarcelado en Emiratos por cargos de espionaje, antes de ser perdonado y liberado.
«Es algo pragmático y es a largo plazo», acotó.
AFP