Por Orlando Avendaño en El Americano

No muy diferente a las prácticas chavistas, Petro esboza sus mañas gangsteriles, probablemente aprendidas de sus días como guerrillero activo en el grupo terrorista M-19

Apenas de presidente, en agosto del año pasado, Petro dijo que Colombia garantizaría el derecho al asilo y el refugio. La mentira no le duró 10 meses. Este 24 de abril salió corriendo a expulsar al dirigente Juan Guaidó de Colombia, en plena complicidad con la dictadura de Nicolás Maduro.

Guaidó viajó por tierra a Colombia para presentarse en la Cumbre que el presidente Petro atiende en Bogotá para hablar de Venezuela y abogar por el levantamiento de sanciones. El canciller de Petro, Álvaro Leyva —también conocido como el canciller de las FARC—, salió corriendo a amenazar a Guaidó y a decir que nadie lo había invitado.

«No está invitado. Por ahí dijeron que yo lo había invitado. Yo no lo conozco ni he tenido contacto con él», dijo Leyva, para luego amenazarlo ante los medios: «Él corre riesgos, porque entró de forma inapropiada y en Colombia se cumple la ley».

Aún no se conocen los detalles, pero el Gobierno de Petro expulsó a Guaidó del país: lo escoltó hasta el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, donde lo montó en un avión que aterrizó en la madrugada de este 25 de abril en Miami. 

Leyva arguye que «entró de forma inapropiada» a Colombia, como si a diario no cruzaran la frontera decenas de miles de venezolanos o colombianos sin siquiera reportarse con las autoridades migratorias. Como si en Colombia no hubieran millones de venezolanos, a los que el país ha recibido con generosa solidaridad, y que también cruzaron a pie. Como si ambos países no tuvieran ya acuerdos de tránsito, que de hecho retomó el mismo presidente Petro. 

Nos enteramos por la revista Semana, gracias al testimonio de un opositor venezolano que optó por el anonimato, que Petro chantajeó a Guaidó para que saliera del país y no le aguara la fiesta de la Cumbre. 

«El Gobierno de Colombia, por pedido directo de Petro y Álvaro Leyva, chantajearon a Guaidó. Le pidieron que abandonara inmediatamente el territorio colombiano, en un vuelo directo a Estados Unidos. A cambio se comprometieron a gestionar y garantizar la seguridad de su familia en Venezuela», se lee en Semana.

«La orden del Gobierno colombiano a Guaidó fue pactada directamente con el régimen de Nicolás Maduro y con la mediación de Estados Unidos», agregó la fuente. 

No muy diferente a las prácticas chavistas, Petro esboza sus mañas gangsteriles, probablemente aprendidas de sus días como guerrillero activo en el grupo terrorista M-19. Y Álvaro Leyva, su sicario, no se queda atrás. Amenazan públicamente a un dirigente reconocido internacionalmente como Guaidó, sin temor al ruido, porque no les importa. A ellos no les pesan los escándalos, porque no viven de la popularidad. Les resbala. Lo de ellos son las alianzas, y les vale bastante la que tienen con Maduro.

El dictador, desde Miraflores, sonríe con este episodio. Sus órdenes se ejecutan en Bogotá también. En unas horas salivará frente al televisor, al ver cómo los países del mundo sin pudor que participan en la Cumbre, bailan la música que Petro toca y que él pidió. Triste.