Como en el cuento de los hermanos Grimm el flautista de Hamelin, algunos padres con un ego torcido en viraje franco hacia la falta de realidad, conducen la familia al despeñadero profundo de la infelicidad de vida.
Hijos llenos de temores, baja autoestima e inseguros, pero eso si! unos padres felices del logro basado en un concepto irreal, en donde la observancia es hacia afuera y la evasión a tal grado, que algún día será vista la conclusión del plan aparente que en casos difíciles, terminan en desarrollos negativos.
El ego es una parte fundamental de la psicología humana y se refiere a la imagen y percepción que una persona tiene de sí misma.
Entre los componentes del ego tenemos al ego ideal (lo que uno quisiera ser), el autoconcepto (la imagen que uno tiene de sí mismo) y la autoestima (el valor que uno se atribuye a sí mismo).
La familia puede tener una influencia significativa en la formación y desarrollo del ego de una persona, ya que a menudo es el primer grupo social al que se pertenece y en el que se aprenden muchas normas y valores. Un niño en manos de cuidadoras, basarán su ego también en ese equipo de primer impacto.
Los miembros de la familia también pueden tener un impacto en la autoestima de una persona, ya que las interacciones y relaciones familiares pueden afectar la forma en que una persona se ve a sí misma. Los abuelos, tíos, primos, forman parte de los miembros familiares que contribuyen.
Es importante señalar que la relación entre el ego y la familia puede ser compleja y variar significativamente según las circunstancias. Una persona puede tener un ego fuerte y saludable gracias al apoyo y amor incondicional de su familia, mientras que otra persona puede haber desarrollado un ego frágil debido a una infancia traumática o disfuncional.
La crianza es un factor crucial en el desarrollo del ego de un niño. Durante los primeros años de vida, los niños comienzan a desarrollar una imagen de sí mismos y su lugar en el mundo.
Un niño con una atención amorosa y consistente de sus padres, es más probable que desarrolle un sentido saludable de autoestima y confianza en sí mismo.
Por otro lado, si un niño experimenta rechazo, críticas constantes o negligencia por parte de sus padres, es más probable que desarrolle una baja autoestima y un ego frágil.
La forma en que los padres y cuidadores interactúan con ellos puede influir significativamente en la forma en que se desarrolla su ego.
Unos padres egoístas se enfocan principalmente en sus propias necesidades y deseos, sin considerar los sentimientos, necesidades o deseos de los demás miembros de la familia.
Esto puede manifestarse de varias maneras, como cuando un padre trata de imponer su propia voluntad en lugar de escuchar las necesidades de los hijos, o cuando un padre trata de obtener el control y la atención de la familia sin tener en cuenta las necesidades de los demás miembros de la familia.
Cuando uno o ambos padres son egoístas, pueden surgir sentimientos de resentimiento, tristeza y estrés en los hijos, pudiéndose convertir en adultos limitados, con baja estima, dependientes y tendencias depresivas.
Los hijos pueden sentir que sus necesidades y deseos no son tomados en cuenta y que no son valorados como individuos.
Hogares con padres egoicos pueden afectar la capacidad en cada uno de los miembros en el desarrollo de relaciones saludables y seguras en el futuro de cada miembro.
Es importante que los padres fomenten un ambiente familiar amoroso, seguro y estable para ayudar al niño a desarrollar un ego saludable.
Esto incluye brindar atención y cuidado amorosos, fomentar la autonomía y el crecimiento del niño, establecer límites claros y consistentes y resolver los conflictos de manera efectiva.
Al proporcionar un entorno familiar positivo y apoyador, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar un ego saludable y sólido.
También hay que observarse uno mismo y comprender eso que está ahí claro, limitándonos y siendo parte de nuestra propia historia que debe ser transformado. Fuimos hijos y algunos somos padres hoy, entonces, porque continuar con el proceso que nos hace infelices y por ende a nuestra línea familiar? Porque continuar con ese proceso de ego que hará infeliz a los tuyos con algo que ni siquiera te pertenece, si no más bien fomentas sin ser tuyo, siendo tu una mala copia de tus padres?
Como el libro de Coleen Hoover, “Esto termina con nosotros” que mi hija Isabella trajo en una discusión familiar recientemente; nuestra responsabilidad es ponerle fin al yugo del ego en las líneas familiares y tener la fortaleza de cambio para poder recrear ser felices realmente sin cargas y que nuestros hijos -tus hijos- sean productos del real amor hacia ellos porque tú así lo has decidido para ti mismo. Ellos sentirán tu amor propio como herramienta.
Toma en cuenta de que a la final, se trata de balance. Te has percatado del estilo de crianza que aplicas a tu familia?