Por Rafael Gallegos
DEPENDE…
… ¿Depende de qué? De los planes de trabajo, de las inversiones, de la legislación, de la confianza, de la calidad de la gerencia y la estrategia… del modelo de gobierno. De la velocidad de la transición energética. Del crecimiento de la oferta y la demanda de hidrocarburos en los próximos años. Y claro, de las reservas. En el caso de Venezuela, tanto las reservas de petróleo como de gas son cuantiosas. Dan para muchos años con una industria petrolera muy próspera, como la que nos merecemos.
NUESTRA PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO… EN PICADA
La “revolución” recibió en 1998 una Pdvsa con 3,2 millones de barriles de producción. Luego del despido ilegal de 23.000 trabajadores de Pdvsa (a mucha honra), y de la consecuente politización de la empresa (“aquí el que no esté con Chávez lo vamos a sacar a carajazos”), la producción comenzó un declive que la alejó de los casi seis millones de barriles pautados en los planes de la empresa, que nos hubieran ubicado en el cuarto lugar entre los productores del mundo.
La debacle llegó hasta una producción de menos de 400.000 barriles por día, y las refinerías muy deterioradas. Y por cierto… nada que ver con las sanciones. Las sanciones llegaron cuando el mal estaba hecho. Apenas son una excusa.
Es más, si se levantaran las sanciones mañana, Pdvsa seguiría muy lejos de desarrollar su potencial.
Hoy, ha habido intentos de recuperación que han dado algunos frutos. La producción ha subido, de acuerdo a las cifras secundarias de la OPEP, hasta más de 800.000 barriles por día, aunque Pdvsa dice que son más de 900.000. Una diferencia muy significativa entre las de cifras de Pdvsa y la OPEP, que puede obedecer a: contabilización de producción de líquidos del gas, los diluentes importados para la Faja que luego se contabilizan como producción, contenido de agua en la producción de crudo y finalmente, la propaganda gubernamental que en una oportunidad le intentó meter a la opinión pública un strike de producir un millón de barriles para satisfacer la meta del gobierno… por un solo día. ¡Habrase visto!
EL GAS
En cuanto al gas, la producción ha bajado porque, entre otros aspectos, la mayoría del gas producido en Venezuela es asociado al petróleo. Entonces, menos petróleo… menos gas.
Además, por falta de confianza, de institucionalidad y de gerencia. La industria del gas no arranca, a pesar de una Ley Orgánica que permite 100 % de capital privado a lo largo de toda la cadena de valor.
Venezuela es el séptimo reservorio de gas del mundo. Y si hubiera exploración – que no la hay- podría ser el cuarto. Una industria despilfarrada, que muestra sus costuras en los gigantescos volúmenes de gas que se queman todos los días en Monagas.
LAS REFINERÍAS
Cuando llegó la “revolución”, Pdvsa refinaba en Venezuela un millón trescientos mil barriles, y agregando el Caribe, Europa y Estados Unidos, llegaba a 3 millones.
Luego de veinticinco años, las refinerías apenas procesan cerca de doscientos cincuenta mil barriles en Venezuela. De allí las colas para surtir combustible. De exportadores de gasolina… pasamos a importadores.
Y de paso, los expertos dicen que los daños a las instalaciones son gigantescos.
LA OFERTA, LA DEMANDA Y LAS ALTERNAS… SI PODEMOS
La sustitución de los fósiles por fuentes energía alterna está cada vez más lejana. Para un planeta que parece alcanzar records de temperatura esto no es una buena noticia y hace imperativo acelerar las investigaciones respectivas, así como las referentes a Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC), que permitirán hidrocarburos más limpios.
La demanda de hidrocarburos continuará creciendo año a año. Para este 2024 se estiman 102 millones de barriles por día y para el 2030 podría llegarse a 110.
Es una buena oportunidad para Venezuela. Aquí no se superó la renta petrolera como quieren hacer entender, realmente la renta … la acabó el gobierno al destruir a Pdvsa.
Sin embargo, nuestras reservas, infraestructura, personal capacitado y oportunidades de mercado hacen totalmente viable recuperar la industria petrolera. Será imperdonable no regresar a tres, o hasta cuatro millones de barriles diarios por tres o cuatro décadas.
“RECUPERACIÓN” CON LEYES Y GOBIERNO ACTUAL
En cualquier escenario es imperativo incorporar capital privado al negocio. Con las leyes actuales, podrán venir algunos capitales y tal vez se supere el millón de barriles diarios en 2025.
Esa producción no es suficiente para la gran industria petrolera de talla mundial que requieren nuestros recursos y merecemos los venezolanos. Y si continuara el gobierno actual, sería un hándicap la desconfianza y la desinstitucionalización crónica que padecemos.
RECUPERACIÓN CON NUEVA CONCEPCIÓN DEL NEGOCIO
Para de verdad recuperar la industria petrolera hace falta una nueva concepción del negocio, y del país. Apuntar hacia 4 millones de barriles, con refinerías en pleno funcionamiento en Venezuela y – ojala la salvemos – una Citgo sirviendo de puente entre los pozos de crudos pesados y los tanques de gasolina en cuatro mil estaciones de servicio en Estados Unidos. Lo demás es pobreza.
Y esa nueva concepción petrolera y de país pasa, primero por Confianza y por Institucionalidad, o sea… por Democracia. Luego, por una nueva LOH que permita atraer inversiones. Que contemple Agencias de Energía que seleccionen paquetes energéticos para subastarlos en Rondas de Licitación. Que se genere una nueva industria petrolera con muchas empresas privadas, o mixtas, compitiendo entre sí y con una estatal de pequeñas dimensiones (cotizando en la bolsa de valores), y altísima calidad. Unas refinerías en pleno funcionamiento y una industria de gas exportadora de GNL desde el Caribe y en pleno servicio para las necesidades del país, haciendo énfasis en la industria eléctrica.
Y claro, un rígido control gubernamental.
Se trata de organizarnos para atraer por lo menos 15.000 millones de dólares al año durante alrededor diez años y llegar a unos 4 millones de barriles por día y a la generación de 70 u 80 mil millones de dólares anuales para el fisco.
¿QUÉ HACER CON LA RENTA?
Tan importante como generar una nueva industria, es detallar la utilización de la renta petrolera para que esta se convierta en pivote para el desarrollo y no en despilfarro, corrupción y gasto suntuario.
Por supuesto, no se puede repetir lo sucedido en estos últimos 25 años, que acabaron con la renta petrolera, con Pdvsa y con el país.
Pero tampoco repetir la oportunidad perdida en los años de boom de los setenta, cuando en apenas diez años (1973-83) pasamos desde la multiplicación de los precios (boom), a la devaluación (viernes negro).
La renta petrolera debe ser descentralizada, utilizada como solo como inversión y obedecer a un riguroso plan para que, por fin, los venezolanos respondamos al reto de transformar los hidrocarburos en desarrollo. Romper el fatídico ciclo: de boom en boom y de paquete en paquete. ¿Cuánto petróleo podemos producir? Depende… de nosotros. Es imperativo repensar el petróleo y repensar al país.
¡Ya!