Por Alice Cahallan en New York Times
Sopa de pollo, bebidas calientes, miel. Esto es lo que dicen los expertos sobre lo que puedes tomar para sentirte mejor.
P: ¿Cuáles son los mejores alimentos o bebidas para consumir cuando tengo un resfriado?
Si buscas las respuestas en línea, encontrarás muchos artículos que afirman que ciertos alimentos y bebidas que “fortalecen el sistema inmunitario” —como el ajo, los cítricos, los arándanos, los chiles y el jugo de granada— pueden aliviar los síntomas o ayudar en la recuperación del resfriado común.
Pero “no tenemos información lo suficientemente sólida que sugiera que todos deberían comer ciertos alimentos durante una infección viral”, afirmó Colleen Tewksbury, profesora adjunta en ciencias de la nutrición en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Pensilvania.
Dicho esto, Tewksbury aseguró que es importante alimentarse bien. Un resfriado —sobre todo si afecta tu sentido del gusto y el olfato— a veces hace que no tengas apetito, pero tu cuerpo de todos modos necesita calorías y nutrientes para funcionar y luchar contra la infección, afirmó. “Cualquier cosa que hagas que te ayude a sentirte más cómodo y a estar bien alimentado en esos momentos será de gran ayuda”.
Tewksbury sugirió alimentos y bebidas que hidraten y nutran, pero que también nos reconforten, como los platillos que te daban cuando estabas enfermo de niño o los que se usan para esos casos en tu cultura.
La sopa reconforta, y cuenta con cierto respaldo científico
“La sopa suele ser buena para esto”, comentó Tewksbury, sobre todo si incluye un equilibrio sano de nutrientes, es decir, proteína (como pollo o legumbres), carbohidratos (arroz, fideos o papas), algo de grasa (de la carne, aceite o lácteos) y “vegetales que aportarán más potencial mineral y vitamínico”.
Una sopa “te llena y te nutre, ayuda con la ingesta de líquidos”, concluyó Tewksbury.
Y de hecho, según Stephen Rennard, catedrático de medicina pulmonar, de cuidados intensivos y del sueño del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, hay un poco de ciencia de laboratorio que la respalda.
En el año 2000, Rennard y su equipo publicaron un estudio en el que investigaban cómo afecta el caldo de pollo a los neutrófilos del organismo (células inmunitarias que se desplazan al lugar de la infección e inician la inflamación, contribuyendo a síntomas como el dolor de garganta y la tos). En el laboratorio, los investigadores colocaron neutrófilos en pequeños pocillos de plástico y les añadieron una sustancia que suele atraerlos, algo similar a lo que ocurre durante una infección. Pero cuando bañaron las células en caldo de pollo, migraron mucho menos hacia la sustancia.
En teoría, según Rennard, este menor movimiento de neutrófilos podría traducirse en una menor inflamación y menos síntomas. Pero unas células en una placa de laboratorio no pueden explicar lo que ocurre, si es que ocurre algo, con las células de un organismo. Y comprender cómo, o incluso si, el caldo de pollo podría influir en los síntomas del resfriado requiere ensayos clínicos costosos y largos, que no se han realizado, dijo Rennard.
Aun así, Rennard cree en el valor terapéutico del caldo de pollo, que ha sido un remedio recomendado durante cientos de años. Cree que algunos de los beneficios del caldo de pollo pueden deberse a la experiencia emocional, más que a la física. Si “alguien te prepara un caldo de pollo, sobre todo si te gusta su sabor, te sentirás mejor porque te está cuidando”, afirma. “Y eso es independiente de si hay algo medicinal en la sopa”.
En el estudio, Rennard utilizó una receta de la familia de su esposa, Barbara, coautora del estudio: es un pollo entero que se pone a hervir a fuego lento con zanahorias, apio, chirivías, cebollas, nabos y camotes, servido con bolas de matzo. Rennard también probó 13 sopas enlatadas o instantáneas en el estudio, incluidas algunas opciones vegetarianas, y la mayoría ralentizaron el movimiento de los neutrófilos hasta cierto punto.
Un par de estudios pequeños con humanos también han sugerido que beber un caldo o bebida caliente, incluso solo agua caliente, a veces ayuda a aflojar la mucosidad nasal y facilita la respiración. Y, por supuesto, cualquier líquido proporciona fluidos, y “la hidratación facilita la eliminación de secreciones”, explicó Rennard.
La miel puede ayudar
Múltiples ensayos controlados aleatorizados revelaron que la miel puede reducir la frecuencia y la gravedad de la tos nocturna en los niños, en algunos casos mejor que los jarabes para la tos de venta libre. Hay menos estudios entre los adultos, pero una revisión sistemática publicada en 2020 sugiere que los beneficios de la miel probablemente también sean para otros grupos de edad.
No está claro cómo la miel ayuda a calmar la tos, pero los investigadores han planteado la hipótesis de que quizá contribuya al recubrir la garganta con sus propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.
Sin embargo, no se debe dar miel a los niños menores de 12 meses, porque puede contener bacterias causantes de una enfermedad grave llamada botulismo infantil. Para los niños mayores de un año, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda darles de media a una cucharadita de miel según la necesiten; cómetela directamente de la cuchara o disuélvela en una taza de té caliente.
Cuidado con el alcohol
Algunos pacientes resfriados suelen buscar consuelo en un hot toddy, o ponche caliente, que tradicionalmente incluye un chorrito de whiskey y miel en agua caliente. Pero hay que tener en cuenta que beber alcohol cuando también se están tomando medicamentos para los síntomas del resfriado, la tos y las alergias es peligroso, sobre todo si los medicamentos incluyen paracetamol, que puede causar daños en el hígado si se mezcla con alcohol, advirtió Tewksbury.
El alcohol además deshidrata y, aunque no hay muchos estudios al respecto, es lógico pensar que beber mientras se está enfermo por un virus tal vez te haga sentir peor, añadió Tewksbury. Dicho esto, si una bebida caliente con un chorrito de licor es lo que te apetece cuando estás resfriado y no estás tomando ningún medicamento que interactúe de manera negativa con el alcohol, Tewksbury dijo que no desaconsejaría beber una copa. Solo recuerda que probablemente no te ayudará a curarte más rápido.
También puedes preparar un ponche caliente no alcohólico con té en lugar de licor y aromatizarlo con miel, limón, jengibre u otras especias.
La causalidad entre la leche y los mocos es imprecisa
Muchas personas creen que beber leche de vaca aumenta la producción de mucosidad, pero las investigaciones que ponen a prueba esta creencia son limitadas, con resultados dispares.
Varios estudios australianos publicados en los años noventa no hallaron ninguna relación entre el consumo de leche y la mucosidad, ni siquiera entre personas infectadas por el virus del resfriado común. Sin embargo, en un ensayo reciente con 108 adultos que no estaban resfriados pero sufrían una sobreproducción crónica de mocos, los investigadores descubrieron que los que siguieron una dieta sin lácteos durante seis días habían reducido las secreciones de mocos, según sus propios informes.
“Hay pocas pruebas de que los lácteos aumenten universalmente la producción de mucosidad para todas las personas”, declaró Tewksbury. Pero esto depende de cada individuo, por lo que si los lácteos te producen flemas, es mejor que los evites si estás resfriado. Por lo demás, los productos lácteos son una fuente de nutrición cómoda y balanceada. La Academia de Nutrición y Dietética recomienda mezclar fruta congelada con leche (o leche de soya) para preparar un licuado nutritivo e hidratante que los niños disfrutarán cuando están enfermos.
Después de todo, “la comida es algo muy personal”, concluyó Tewksbury. Cuando te sientas abatido por un resfriado, ella sugiere que te preguntes: “¿Qué cosas pueden ayudarme a sentirme más alimentado durante este tiempo, para ayudarme a estar bien? Y eso es diferente para cada persona”.