Los diputados rusos aprobaron este 14 de junio en primera lectura una ley que prohíbe los cambios de sexo quirúrgicos y por registro civil. Una nueva muestra de las tensiones conservadoras del Kremlin.

«El proyecto de ley que establece la prohibición total de las intervenciones médicas para cambiar el sexo de una persona y de la inscripción al registro civil de los cambios de sexo sin intervención médica ha sido aprobado», anunció este miércoles la Cámara Baja del Parlamento ruso (Duma) en un comunicado.

El texto prevé excepciones que permiten este tipo de cirugía en casos de «anomalías congénitas» en la formación de los órganos genitales de los niños. No obstante, estas operaciones médicas excepcionales tendrán que ser aprobadas a nivel gubernamental, según el proyecto de ley.

«Actividad destructiva»

«En la actualidad, existe en Rusia una industria del cambio de sexo desarrollada, que incluye a médicos deshonestos, psicólogos y una red de organizaciones y activistas LGBT», afirman los diputados en una carta en la que defienden su proyecto de ley. «Llevan a cabo su actividad destructiva contra adolescentes y jóvenes», añaden, haciéndose eco de la retórica de estigmatización de los círculos LGBTQ+ generalizada en Rusia.

El texto propuesto por los líderes de los principales grupos parlamentarios también dice basarse en la Constitución rusa, que desde las enmiendas introducidas en 2020 defiende los «valores familiares tradicionales» y define el matrimonio únicamente como la «unión de un hombre y una mujer».

«Preservando Rusia»

Con esta ley, «estamos preservando Rusia con sus valores culturales, sus fundamentos tradicionales para nuestros descendientes y estamos creando una barrera para evitar la penetración de una ideología occidental antifamiliar», dijo uno de los autores del proyecto de ley, Piotr Tolstoi, vicepresidente de la Duma.

«Realmente quiero que nuestros muchachos que actualmente defienden el honor de Rusia a costa de sus vidas [luchando en Ucrania, nota del editor] puedan regresar y ver que el país ha cambiado, que su sacrificio no fue en vano», continuó.

Paralelamente al conflicto en Ucrania, las autoridades rusas, en asociación con la Iglesia Ortodoxa, han intensificado la promoción de una política de moral conservadora en nombre de los «valores tradicionales» frente a los occidentales presentados como «decadentes».

Desde 2013, la legislación rusa prohíbe la «propaganda» homosexual, un término vago que da a las autoridades un amplio margen de aplicación.

RFI