Morfema Press

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Rusia

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recordó este viernes (24.02.2023) el primer aniversario de la invasión de Rusia con un mensaje dirigido a los ucranianos en el que definió los últimos doce meses como «un año de dolor, tristeza, fe y unidad».

EFE

«El 24 de febrero, millones de nosotros hicimos una elección. No una bandera blanca, sino una bandera azul y amarilla (la de Ucrania). No huir, sino enfrentar. Enfrentar al enemigo. Resistencia y lucha», agregó el mandatario ucraniano.

Subrayó que «fue un año de dolor, tristeza, fe y unidad. Y este es un año de nuestra invencibilidad. ¡Sabemos que este será el año de nuestra victoria!», enfatizó Zelenski en un video mensaje emitido en su canal de Telegram.

«Cada ucraniano perdió a alguien cercano» desde invasión rusa hace un año», dijo el presidente ucraniano.

De forma paralela y en otro mensaje publicado este viernes en su página web, el presidente ucraniano informó de que se ha reunido con los altos mandos del ejército para abordar la producción de armamento en el país.

«Abordamos el tema de la producción y suministro de municiones y armas. Por supuesto, no puedo revelar públicamente los detalles de esto. Pero este es un trabajo significativo. Y me alegra escuchar en la reunión del alto mando militar que incluso en estas condiciones tenemos el potencial apropiado», aseveró.

Ucrania no parará hasta «castigar» a los «asesinos» rusos, dice Zelenski

Ucrania no parará «hasta que los asesinos rusos sean castigados», declaró el presidente Volodimir Zelenski en su discurso a la nación con motivo del primer aniversario de la invasión rusa de su país.

«Nunca se lo perdonaremos. Nunca descansaremos hasta que los asesinos rusos sean castigados. Por el tribunal internacional, por el juicio de Dios o por nuestros soldados», dijo en el discurso grabado en video y difundido este viernes en las redes sociales.

Vladimir Putin suspendió el martes la participación de Rusia en el último acuerdo de control de armas nucleares que le quedaba con Estados Unidos, condenando a Occidente en un discurso de casi dos horas que agudizó las tensiones por la guerra en Ucrania.

Primer Informe

El anuncio, que se produjo un día después de que el presidente Joe Biden realizara una visita sorpresa a Ucrania, muestra cómo el enfrentamiento entre Rusia, Estados Unidos y Europa se acerca a una peligrosa encrucijada un año después de que Putin ordenara a las fuerzas rusas invadir el país. Desde el comienzo de la guerra, Estados Unidos y la OTAN han hecho temer los riesgos de una guerra más amplia y han tratado de evitar una escalada, incluso mientras proporcionaban a Ucrania armamento y ayuda militar por valor de miles de millones de dólares. El posible colapso del último pacto de control de armamento entre las dos superpotencias nucleares del mundo ilustra cómo la situación de seguridad se está volviendo más precaria, no menos, a medida que la guerra entra en su segundo año a pesar de los esfuerzos de Rusia por ganar terreno en Ucrania.

Alrededor del 90% de las cabezas nucleares del mundo pertenecen a Moscú y Washington. Para recordar al mundo lo mucho que está en juego, Putin ha optado continuamente por hacer sonar su sable nuclear ante Estados Unidos y la OTAN, que intentan presionarle para que abandone su campaña militar.

Lo que dijo Putin

Durante el discurso del martes Putin anunció que ha puesto a las fuerzas de misiles estratégicos en «servicio de combate», al tiempo que declaraba la suspensión del tratado de reducción de armas conocido como Nuevo START.

El acuerdo de 2010 limita el despliegue de cabezas nucleares de Estados Unidos y Rusia a 1.550 cada uno, armas estratégicas que pueden colocarse en submarinos, misiles balísticos intercontinentales y aviones bombarderos de largo alcance. También incluye elementos de supervisión e inspección in situ para ayudar a garantizar su cumplimiento, que Putin criticó en su discurso.

«Estados Unidos y la OTAN están diciendo directamente que su objetivo es infligir una derrota estratégica a Rusia. ¿Van a inspeccionar nuestras instalaciones de defensa, incluidas las más nuevas, como si no hubiera pasado nada?», dijo. «¿De verdad creen que les vamos a dejar entrar fácilmente así como así?».

Al anunciar que Rusia suspenderá su participación en el tratado, Putin pone fin a la comunicación bilateral, los intercambios de datos y las visitas a instalaciones nucleares que proporcionan tanto a Estados Unidos como a Rusia información detallada sobre las operaciones cotidianas de las fuerzas nucleares estratégicas de la otra parte. Estados Unidos puede seguir recopilando información sobre las armas nucleares rusas a través de «medios técnicos nacionales», como satélites espía en órbita y otras medidas de recopilación de inteligencia, pero estos procedimientos palidecen en comparación con el régimen de vigilancia y verificación del Nuevo START. Putin también declaró que Rusia está dispuesta a reanudar las pruebas de armas nucleares si Estados Unidos realiza una primero, algo que no se ha hecho en más de 30 años.

Olga Oliker, directora del International Crisis Group para Europa y Asia Central, afirma que Putin está tratando de forzar a Estados Unidos a elegir entre apoyar a Ucrania o mantener un acuerdo clave sobre armas nucleares. «Sin embargo, el control de armamentos no es un premio para Estados Unidos, sino algo que interesa tanto a Rusia como a Estados Unidos, y al mundo en su conjunto», afirma Oliker. La decisión de Putin de «suspender» el tratado, en lugar de «retirarse» de él, puede indicar «que planea que el arsenal ruso se mantenga dentro de los límites del tratado», afirma.

A Rusia le llevaría tiempo aumentar sus cabezas nucleares desplegadas más allá de los límites actuales, y tanto Estados Unidos como Rusia ya tienen armas nucleares más que suficientes para destruir el mundo muchas veces, de todos modos. Pero la declaración de Putin es un golpe a la estabilidad de la seguridad mundial, dice Rose Gottemoeller, diplomática estadounidense retirada que fue jefa negociadora del Nuevo START. «Si desaparecen todos los límites, estaremos en la cúspide de una carrera armamentística nuclear», afirma. «Nadie -ni los rusos, ni los chinos, ni ningún otro país- debería estar interesado en ese resultado».

Un tratado clave

El nuevo START es el último legado que queda de los acuerdos internacionales de control de armamento negociados durante la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética identificaron ciertas armas consideradas mutuamente amenazadoras y trabajaron para eliminar la amenaza. Antes de eso, ambos bandos manipulaban sus pesadillas de aniquilación nuclear para maniobrar con ventaja en tiempos de relativa paz, acumulando decenas de miles de armas nucleares apuntando a las principales ciudades del otro.

Los tratados contribuyeron a sostener una paz incómoda que se ha ido deshaciendo gradualmente, poniendo en duda la estabilidad del equilibrio nuclear mundial. Se han roto varios acuerdos de control de armas de la época de la Guerra Fría, como el Tratado sobre Misiles Antibalísticos de 2002 y el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) de 2019. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y Putin acordaron prorrogar el Nuevo START durante cinco años pocos días después de que Biden asumiera el cargo en 2021, pero su futuro parece sombrío.

Durante una visita a Grecia, el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken calificó el discurso de «realmente desafortunado y muy irresponsable».  «Estaremos muy atentos para ver qué hace realmente Rusia», añadió el funcionario.

Aunque Putin declaró oficialmente la suspensión del tratado el martes, Estados Unidos cree que sólo está declarando públicamente una política que su gobierno ha estado llevando a cabo en privado durante más de dos años. El Departamento de Estado declaró el 31 de enero que Moscú «incumple» el tratado porque las inspecciones están suspendidas desde marzo de 2020, al inicio de la pandemia de COVID-19, y EE.UU. ha sido incapaz de conseguir que Rusia las reanude. Por lo tanto, EE.UU. no puede determinar si las cifras de ojivas de Rusia son exactas. El acuerdo también incluye lo que se denomina una Comisión Consultiva Bilateral, diseñada para que ambas naciones discutan la aplicación del tratado. Moscú se ha negado a reunirse desde octubre de 2021.

Aunque el anuncio de Putin no marca necesariamente el fin del tratado, los expertos en control de armas coinciden en que puede presagiar su desaparición definitiva. Parece poco probable que haya un acuerdo de continuación cuando el Nuevo START expire el 5 de febrero de 2026. Eso dejaría sin control los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia por primera vez desde 1972.

Senado ruso da luz verde

El Consejo de Federación o el Senado ruso dio hoy luz verde por unanimidad a la suspensión del tratado de desarme nuclear START III o Nuevo START, siguiendo así los pasos de la Cámara Baja, que hizo lo propio horas antes.

Ambas cámaras del Parlamento ruso revalidan así el anuncio hecho el martes por el presidente Vladímir Putin, quien dijo que Rusia se veía obligada a congelar su participación en el tratado debido a la política de Occidente.

De acuerdo a la nueva ley, que entrará en vigor tras su publicación oficial, será el propio jefe del Kremlin el que decida en el futuro si Moscú retorna al cumplimiento de sus obligaciones en el marco de ese tratado de control de armas, el último que aún estaba vigente entre Rusia y EEUU.

El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov afirmó que la suspensión del tratado es una «decisión difícil», pero «la única correcta».

Por Luis Eduardo Martínez

El aparato propagandístico del Kremlin califica de cobardes y traidores a aquellos rusos que huyen del “deber”

Más de 200 mil rusos han huido de Rusia desde que el presidente Vladimir Putin anunció la movilización parcial de los reservistas del ejército. Más de 12 kilómetros de tráfico esperan unos para poder huir hacia el país vecino, Georgia, mientras que otros intentan escapar hacia Finlandia o Kazajistán. Aquellos que cumplieron servicio militar comenzaron a recibir notificaciones de reclutamiento obligatorio.

Las opciones para aquellos dentro la edad de conscripción son tres: huir, 10 años de cárcel en Siberia o rendirse a ser carne de cañón en la guerra de Putin por destruir Ucrania. La desesperación.

El aparato propagandístico del Kremlin califica de cobardes y traidores a aquellos rusos que huyen del “deber”, aquellos que huyen de los fuegos de la guerra. Dentro del imaginario de la Rusia de Vladimir Putin, esa Rusia que existe aún en el corazón de más del 60% de la población, huir del sagrado deber de defender la madre patria es una deshonra. Sin embargo, fue la cobardía de los líderes de occidente la que obligó a la juventud rusa, y a la ucraniana también, a sufrir nuevamente las atrocidades de la autocracia y el legado comunista de la Unión Soviética. Por más de dos décadas el liderazgo de la Unión Europea, Francia y Alemania principalmente, huyó cobardemente de las afrontas autoritarias del régimen de Vladimir Putin. La guerra en Ucrania generó un conflicto de liderazgo a lo interno de la Unión Europea.

Liderazgo europeo

Debemos recordar que el proyecto ambicioso de la Unión Europea se consolidó alrededor del compromiso y peso de la economía industrial de Francia y Alemania. En particular el liderazgo político de Alemania, su peso económico en la zona Schengen, ha logrado mantener el bloque europeo cohesionado y aumentar su membresía de los 6 países originales a los 27 del presente. Alemania, por ejemplo, tras la crisis financiera de 2008 lideró al continente a una recuperación económica. Igualmente, en materia moral, Alemania lideró al continente sentando un precedente para la asimilación de migrantes del norte de África y el medio oriente, tras las incursiones yihadistas del Estado Islámico en el mundo árabe de 2013 en adelante (aceptando más de 800 mil migrantes regularizados durante el gobierno de Angela Merkel). Y en su respuesta a la pandemia, el sistema alemán no colapsó. A pesar de estos hitos de liderazgo, Alemania y Francia paulatinamente aumentaron sus nexos económicos con Rusia desde principios de la segunda década del siglo XXI. Esta cercanía con el Kremlin ocurrió a pesar del ciberataque del Kremlin a Estonia en 2007; a pesar de la invasión rusa de Georgia en 2008 y la subsiguiente anexión de territorios a la Federación Rusa; a pesar del apoyo militar de Putin a las fuerzas de Bashar Al-Assad en Siria; a pesar de la invasión de Ucrania en 2014 y la anexión de Crimea a Rusia; a pesar de las interferencias electorales y campañas de desinformación desde 2016 en EE.UU. y Europa; a pesar del envenenamiento de Navalni en 2020… entre otros abusos del Kremlin.

Es más, podría argumentarse que la Unión Europea, liderada por Alemania y Francia, compró la estabilidad del bloque europeo con los ahorros y la industrialización acelerada facilitada con la compra de gas natural ruso a bajos precios. Para inicios del siglo, la Unión Europea había logrado reducir su dependencia de gas ruso de 75% en 1990 a 40% en 2000. Para el año 2007, 20% de las importaciones de gas provenían de gas natural licuado de Nigeria, Egipto, Trinidad y Catar, y otro 40% de las importaciones de gas provenía de otros países, como Noruega. La sabiduría de la reducción de la dependencia energética de la Unión Europea con Rusia dejó de ser un tema prioritario en el bloque regional luego de la crisis económica de 2008. Desde entonces, el Gobierno alemán más bien construyó dos nuevos oleoductos para importar de manera directa, y circunvalando a Ucrania como país de tránsito, gas natural de Rusia.

Hoy los berlineses se enfrentan a tarifas eléctricas 175% más altas que el invierno pasado y apagones en ciertas industrias, debido a los altos precios producto de la dependencia de energía de Rusia. Al menos cuatro fugas de gas que estallaron en las últimas 48 en los oleoductos Nordstream 1 y 2 vierten toneladas de gases a la atmósfera. Fugas que según la OTAN son producto de sabotaje ruso. Fugas que emitirán la misma cantidad de CO2 que emiten todos los automóviles en España en un año, antes que se pueda reparar. Hoy los polacos comparten su territorio con 5,4 millones de ucranianos refugiados recién llegados, y el resto del continente recibió cerca de 11 millones de refugiados de ese conflicto solamente. La cobardía del liderazgo europeo frente a las agresiones rusas durante las últimas dos décadas es tan absurda, que actualmente la Unión Europea ha pagado más de $26 mil millones a Rusia al mes por suministro de gas natural desde que empezó la guerra en Ucrania. Es tan absurda la cobardía del liderazgo europeo, que el bloque regional ha destinado más de $150 mil millones para enriquecer a Putin y su maquinaria de guerra durante 2022 en forma de pagos por energía, y solo $2,5 mil millones han sido destinados para brindar armas a Ucrania, o peor aún menos de $20 mil millones en asistencia total a Ucrania desde 2014 (durante la primera invasión rusa). Para al final quedarse sin gas ruso.

Esta absurda realidad desató un dominó del poder en la Unión Europea que terminará por reconstituir el proyecto que inicio en 1993.

Transformación europea

Las complejidades políticas, y más aún de las políticas democráticas, han hecho de la guerra en Ucrania una tormenta perfecta para la supervivencia de los ideales de la Unión Europea. Por un lado, gobiernos como los de Polonia y los países bálticos han calificado la inacción de Berlín frente a la guerra como una mayor amenaza existencial que el retumbe de los cañones rusos que se escuchan desde sus fronteras. Por otro, los gobiernos de Italia y Hungría amenazan con resquebrajar la menuda unidad del bloque regional en sus sanciones contra Rusia. Y finalmente, desde Bruselas, la cúpula moral de la Unión Europea perdió la paciencia y la convicción, y llamó abiertamente a una reconfiguración de la constitución europea.

El partido oficialista de Polonia, Ley y Justicia, ya hizo su cálculo electoral de cara a las elecciones parlamentarias de 2023 y presidenciales de 2025. Para el partido oficialista, la enemistad histórica de Polonia con Alemania y la beligerancia contra los dictámenes de Bruselas serán la clave para la victoria. Hoy Polonia paga multas diarias de un millón de euros por no cumplir con los requisitos de la Unión Europea en materia de estado de derecho (derogar la ley que permite la destitución de jueces por parte del Ejecutivo) y no tiene acceso a €35 mil millones del paquete de recuperación europea. Según el partido oficialista de Polonia, ambas medidas son una afrenta a la soberanía nacional y un abuso de poder de la Unión Europea. A este discurso político se le une la realidad que Polonia y los países bálticos advirtieron a Bruselas y Berlín de la sobredependencia energética con Rusia y las hostilidades en la frontera este del bloque regional, años antes del conflicto actual. Polonia y los países bálticos son las naciones que más armamento y asistencia han brindado a Ucrania.

Por otro lado, el gobierno de Victor Orban de Hungría ya consiguió permiso para ser la excepción de la normativa europea. Hungría no se sumó al pacto de la Unión Europea de reducir la compra de hidrocarburos de Rusia en un 90% para finales de 2022, que se logró el pasado mes de mayo. Y los líderes del nuevo gobierno de derecha de Italia, Matteo Salvini, Silvio Berlusconi, y la misma Georgia Meloni, han sugerido el levantamiento de sanciones a Rusia, como mecanismo de negociación de una tregua en Ucrania y alivio económico para el sector energético en Europa. A pesar de ser dos plataformas políticas distintas, tanto Georgia Meloni, de Italia, como Victor Orban, de Hungría, son nacionalistas anti-Bruselas que además tienen vínculos importantes con el movimiento conservador internacional y quienes se verían empoderados vis-a-vis de más líderes de Europa, por una Casa Blanca republicana en 2024.

Ante la evidente desunión de la Unión Europea, Bruselas y Berlín tienen una decisión que tomar. La realidad es que la Unión Europea no puede convertirse en un actor geopolítico independiente, como pretende Ursula von der Leyen, sin incluir a Polonia y los países bálticos, que son su frontera al este. Y la realidad también es que el bloque regional no podrá mantener su integridad constitucional, si sigue permitiendo los abusos en materia de derechos humanos en Hungría y Polonia.

Fragmentación de occidente

La cobardía de los líderes de Europa durante las últimas dos décadas se extiende al presente. Aún no hay una respuesta europea real a la amenaza de una Rusia desatada. Sin cambios bruscos de curso, la Unión Europea se dirige ineludiblemente al fracaso como sistema económico (por no tener la agilidad de respuesta y la obligatoriedad de la unanimidad en el proceso de decisiones) o a una especie de autocracia regional. El sufrimiento de los europeos y el sacrificio de los ucranianos puede ser tristemente reducido a las palabras de William Shakespeare, y es que “los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte solo una vez.”

Un video publicado por el Kremlin el pasado fin de semana muestra a Putin en aparente mal estado de salud. Algunos comentaristas y la prensa sensacionalista afirman que tiene Parkinson. ¿Qué opinan los médicos?

Por: Deutsche Welle

Desde el senador estadounidense Marco Rubio hasta los profesores universitarios de ciencias políticas, pasando por la prensa sensacionalista del Reino Unido, mucha gente parece conocer a fondo la salud del presidente ruso Vladimir Putin.

Pero una voz importante ha faltado en el aluvión de artículos y discursos que especulan con que Putin, que lidera la invasión rusa de Ucrania, tiene Parkinson o cáncer de tiroides: los expertos médicos.

En un video de 12 minutos sobre una reunión con el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, se ve a Putin agarrando con fuerza una mesa. Se golpeó el pie y se encorvó durante el transcurso del clip, que fue publicado por el Gobierno ruso a finales de la semana pasada. Su rostro estaba notablemente hinchado.

https://twitter.com/FridaGhitis/status/1517183799217442816

El video llevó a algunos comentaristas en línea, incluida la exparlamentaria del Partido Conservador británico Louise Mensch, a sacar la conclusión en Twitter de que el presidente ruso padece la enfermedad de Parkinson.

Días después, un video viral que muestra el temblor de la mano de Putin antes de una reunión con su homólogo bielorruso ha aumentado la preocupación por la salud del líder ruso.En las imágenes se ve a Putin levantando la mano y estrechándola antes de saludar a Alexander Lukashenko y abrazarlo.

La afirmaciones sobre el estado de salud de Putin han sido también publicadas por varios tabloides. Muchos artículos incluyen, entre otros, comentarios de un profesor de comunicación estratégica, un par de analistas políticos y un profesor de lenguaje corporal. Pero ningún médico.

No hay diagnósticos sin exámenes
Probablemente no sea una coincidencia. «Es poco probable que los verdaderos neurólogos hagan comentarios porque se les enseña a no comentar nunca sobre personas que no son sus pacientes», dijo a DW John Hardy, neurogenético del Instituto de Investigación sobre la Demencia del Reino Unido.

Haciendo hincapié en el hecho de que es un neurogenético, no un neurólogo, Hardy compartió su opinión sobre la condición de Putin como alguien que ha estudiado las enfermedades del cerebro.

«En mi opinión, no hay signos de parkinsonismo», dijo. «No tenía buen aspecto… pero no es la enfermedad de Parkinson».

Ray Chadhuri, neurólogo de la Universidad de Londres, estuvo de acuerdo. «Mirando el corto clip, no puedo encontrar ninguna evidencia que pueda decir de parkinsonismo en Putin», dijo Chadhuri a DW.

La enfermedad de Parkinson y el parkinsonismo son increíblemente difíciles de diagnosticar y solo pueden determinarse mediante un examen neurológico exhaustivo en persona, explicó Chadhuri.

«La hinchazón de [la] cara o los temblores pueden ser causados por muchas razones y yo tampoco vi ningún temblor», dijo Chadhuri.

Caroline Rassell, directora ejecutiva de Parkinson’s UK, se hizo eco de Hardy cuando se le pidió una opinión experta sobre los clips. Afirmó que el Parkinson es una enfermedad compleja, con más de 40 síntomas que van desde lo físico a lo mental, y que, por tanto, es imposible diagnosticarla a través de un videoclip de 12 minutos.

«Afecta a todo el mundo de forma diferente», dijo Rassell. «No existe una prueba diagnóstica definitiva, y solo puede confirmarse tras un examen por parte de un neurólogo o un especialista. Las especulaciones en los medios de comunicación y en Internet no ayudan».

Una Rusia hermética hace que las especulaciones sean inevitables
No es raro que la gente especule sobre el estado de salud de los líderes más poderosos del mundo. Los medios de comunicación se han hecho eco de los análisis de COVID-19 del expresidente estadounidense Donald Trump en 2020, de los episodios de temblores de la excanciller alemana Angela Merkel en 2019 y de la operación de colon del papa Francisco el pasado verano.

Durante años, el Kremlin ha mantenido un hermetismo sobre el estado de salud de Putin, lo que ha llevado a periodistas y politólogos a analizar todos los movimientos del presidente para intentar detectar cualquier signo de fragilidad o enfermedad. Los rumores de que Putin tiene cáncer de tiroides, graves problemas de espalda e incluso psicosis se han convertido en parte del discurso habitual que rodea al presidente.

Esto se agravó durante la pandemia del COVID-19, cuando Putin se aisló por completo, negándose a acercarse a otros líderes mundiales en cumbres y conferencias mundiales y exigiendo a aquellos con los que se reunía que se aislaran y pusieran a prueba repetidamente antes de verle.

Especulación sobre estado de psicosis narcisista
La invasión rusa de Ucrania dirigida por Putin en febrero hizo que los medios de comunicación y los analistas especularan con la posibilidad de que, con Putin aislado y con la mayor parte de la información de inteligencia procedente de unas pocas personas selectas que podrían haber dicho toda la verdad o no, el presidente podría haberse sumido en un estado de psicosis narcisista.

Los periodistas parecían aferrarse a esta idea como una forma de explicar la invasión no provocada de Rusia en Ucrania, que ha dejado al menos 1.800 ucranianos muertos y miles de heridos.

Si Putin está en su lecho de muerte y está utilizando esta guerra como una forma de cimentar su marca en la historia, o si realmente está siendo guiado por una especie de psicosis, sin ninguna información del Kremlin, todo es especulación.

Y, a fin de cuentas, nadie –ni los comentaristas de Twitter, ni los neurólogos que observan los videos publicados por el Kremlin, ni los llamados expertos en Rusia– sabe lo que está ocurriendo en el cerebro de Putin.

Por morfema.press

Más de 300 oficiales rusos han muerto en Ucrania, según datos disponibles públicamente analizados por el sitio web de noticias independiente Mediazona.

El medio dijo que había revisado cientos de declaraciones oficiales, informes de noticias y publicaciones en las redes sociales sobre la muerte de tropas rusas desde que comenzó la invasión de Ucrania el 24 de febrero.

Encontraron detalles sobre 1.744 soldados rusos asesinados en Ucrania, así como 317 oficiales. Incluían dos generales principales y el comandante adjunto de la Flota del Mar Negro.

Las cifras superan las últimas cifras oficiales de bajas de Rusia, que fueron publicadas por el Ministerio de Defensa a fines de marzo. Confirmaron 1.351 efectivos muertos y 3.825 heridos.

Los analistas atribuyeron el número relativamente alto de soldados de alto rango entre las víctimas tanto a su presencia física en el campo de batalla como al cuidado especial que se tuvo para repatriar sus cuerpos e informar al público sobre sus muertes.

Rusia también ha perdido al menos 500 soldados de sus unidades más preparadas para el combate, como la infantería de marina y las fuerzas especiales, así como al menos 20 pilotos, informó Mediazona.

Geográficamente, la república de Daguestán, en el sur de Rusia, reportó la mayor cantidad de bajas, con 125 de las tropas de la región muertas en acción. Por otra parte, la república de Buriatia en Siberia reportó 85 muertos, mientras que la región de Volgogrado en el sur de Rusia registró 66 víctimas.

Solo dos de las 85 regiones rusas no informaron pérdidas.

Mediazona dijo que su recuento no tuvo en cuenta las pérdidas de tropas entre los separatistas pro-Moscú del este de Ucrania, que luchan junto a las tropas rusas.

El ministro de Defensa de Gran Bretaña, Ben Wallace, estimó el lunes que 15.000 soldados rusos han muerto en la guerra hasta el momento.

Ucrania, que ha dicho que no publicará su propio número de muertos militares hasta después de la guerra, sitúa las pérdidas de tropas rusas en más de 20.000.

Vía Reuters

Rusia emprenderá acciones legales si Occidente intenta obligarle a incumplir el pago de su deuda soberana, declaró el lunes el ministro de Finanzas, Anton Siluanov, al periódico pro-Kremlin Izvestia, agudizando el tono de Moscú en su pulso financiero con Occidente.

Moscú se enfrenta a su primer impago de deuda soberana en más de un siglo, después de que la semana pasada hiciera arreglos para pagar un bono internacional en rublos, pese a que el pago debía hacerse en dólares.

El 4 de abril debía realizar un pago de 649 millones de dólares a los tenedores de dos de sus bonos soberanos, pero el Tesoro de Estados Unidos bloqueó la transferencia, impidiendo que Rusia utilizara parte de sus reservas de divisas congeladas para pagar el servicio de su deuda.

«Por supuesto que demandaremos, porque hemos tomado todas las medidas necesarias para garantizar que los inversores reciban sus pagos», dijo Siluanov al diario en una entrevista.

«Presentaremos en los tribunales nuestras facturas que confirman nuestros esfuerzos por pagar tanto en moneda extranjera como en rublos. No será un proceso fácil. Tendremos que demostrar de forma muy activa nuestro caso, pese a todas las dificultades», agregó.

Siluanov no dio detalles sobre las opciones legales de Rusia y no dijo dónde podría celebrarse una vista judicial.

Los bonos en cuestión fueron emitidos bajo la ley inglesa, que permite a un prestatario defenderse diciendo que una fuerza externa hizo imposible cumplir con las obligaciones, por lo que el tribunal puede posponer el pago, dijo Mitu Gulati, profesor de derecho en la Universidad de Virginia.

«Así que creo que Rusia va a argumentar esto pero (…) esto es una guerra (…) causada por Rusia», dijo Gulati, también experto en reestructuración de deuda, añadiendo: «No es un argumento legal completamente inverosímil».

Siluanov ha dicho que Rusia hará todo lo posible para asegurarse de que se pague a sus acreedores.

«Rusia intentó de buena fe pagar a los acreedores externos», dijo Siluanov. «Sin embargo, la política deliberada de los países occidentales es crear artificialmente un impago por todos los medios».

Rusia no ha dejado de pagar su deuda externa desde las secuelas de su revolución de 1917, pero sus bonos han surgido ahora como un punto de fricción en su disputa económica con los países occidentales

Por Vanessa Valecillo en Libertad Digital

El régimen de Putin deja un gran reguero de opositores asesinados, envenenados o silenciados. La mayoría en extrañas circunstancias.

Hace 22 años que Putin dejó de ser espía del KGB y se instaló en el poder. Se lo sirvió Boris Yeltsin en bandeja de plata sin saber que no le volvería a coger el teléfono.

Cuando las puertas de oro se cerraron tras de sí, se recluyó en un mundo hermético en el que todo crítico con su régimen ha sido asesinado bajo sus métodos. Una dictadura que para el corresponsal español en Moscú, Marc Marginedas, tiene un componente añadido: «Putin llega al poder en un momento en el que Rusia está desgarrada por la lucha entre mafias. Se podría decir que fue la mafia que consiguió imponerse al resto. Han llegado ahí con métodos propios del crimen organizado. Lo que les importa es someter».

Él mismo lo ha sufrido en sus carnes, «sintiendo la presencia de los servicios del Kremlin muy cerca». Tanto, que al inicio de la invasión decidió salir de forma precipitada de Moscú dejando allí todas sus pertenencias sin saber cuándo podrá volver.

Envenenamientos y emboscadas por investigar la verdad

El periodismo es una amenaza para la propaganda mediática del régimen. La periodista, Anna Politovskaya, se erigió como un símbolo de la prensa libre tras su asesinato en 2006 en el ascensor de su casa, cuando subía las bolsas de la compra. Llevaba tiempo en el punto de mira de Putin por sus artículos críticos sobre la guerra de Chechenia.

Cinco personas fueron condenadas como autores materiales pero nunca se logró investigar quién ordenó el crimen. Su familia aún hoy lo sigue intentando a pesar de que su abogada también ha sido envenenada. Su estela fue seguida por Aleksander Livitnenko; un antiguo agente del KGB, envenenado cuando decidió investigar el crimen y descubrió vínculos entre los sicarios y el Kremlin.

Su viuda, Marina Livitnenko, lamenta que «a día de todavía a día, quede la idea de que se intentó suicidar, o de que traficaba con material radiactivo» a pesar de que la justicia europea señaló a Rusia como culpable de envenenarle en 2006. Poco importó que se hubiera exiliado a Londres por motivos de seguridad.

Claros indicios de lo que era el régimen de Putin que, sin embargo, fueron pasados por alto por occidente. Fidel González Raso fue fotoperiodista en la Rusia de Yeltsin y ha experimentado en sus carnes el cambio en las libertades. Ha sido gradual, pero rápido. A su juicio, «se debería haber estado más vigilante con Rusia. Europa ha estado relajada y más pendiente de lo que sucedía en Oriente Medio que en el imperio ruso»

Denunciar la corrupción en Rusia

Aunque considera que el asesinato de Livitnenko era una pista para Europa, no fue la única. En 2009, el abogado Sergei Magnitsky fue encarcelado, torturado y asesinado en prisión por denunciar la corrupción de jueces y policías. En concreto, un agujero de 230 millones que le costó la vida mientras estaba bajo custodia. Esto atrajo la atención internacional y propició investigaciones sobre derechos humanos, que nunca pasaron las fronteras rusas; interceptadas y frenadas por la censura informativa

En 2013, Mijaín Jodorkovksi, el que era considerado el hombre más rico de Rusia, fue condenado a 9 años de prisión por denunciar prácticas corruptas en el Kremlin. Para no correr la misma suerte, otro multimillonario, Boris Berezovski, se exilió a Londres. Al igual que le ocurrió a Livitnenko, no por eso tuvo garantizada la seguridad. Allí fue perseguido y sobrevivió a varios atentados pero, finalmente, murió ahorcado.

A pesar de que las prácticas del régimen son vox pópuli fuera de Rusia, Putin continúa con sus actos internacionales con total normalidad. Así lanza un mensaje periódico a una sociedad instalada en «la fatalidad». Según Marginedas, «los rusos tienen la percepción de que poco se puede hacer porque no sólo no hay sustituto, si no que entienden que arrinconar a Putin, es peligroso»

Navalny y los 4.300 detenidos en las protestas

No hay oposición. Y cuando la ha habido, se ha cortado de raíz. Boris Nemtsov, quiso postularse como rival de Putin y fue asesinado a balazos en 2015. Nikolay Glushkov, también disentió del régimen y falleció por causas aún sin esclarecer en 2018.

Aleksey Navalny ha sido la última víctima de envenenamiento del Kremlin. Este abogado y politólogo decidió fundar la ONG Fundación Anticorrupción con la que se convierte en objetivo prioritario. Actualmente está en prisión desde donde agita a las masas a revelarse contra Putin.

En los últimos días, el régimen ha detenido a más de 4.300 personas por manifestarse en contra de la invasión a Ucrania y ha intensificado los controles a la salida del país. «En el control de seguridad de los aeropuertos están preguntando a los viajeros cuál es su posición sobre la guerra y te registran incluso el ordenador», explica Marc.

Los rusos están retenidos en sus propias fronteras por un mandatario que ya el pasado julio, en plena pandemia, implantó una reforma constitucional para perpetuarse en el poder hasta 2036. Fue uno de los últimos avisos ante los que Europa y la comunidad internacional, miraron hacia otro lado.

Por James Rickards en Daily Reckoning

No hay duda de que las sanciones financieras impuestas a Rusia por los EE. UU., el Reino Unido, los miembros de la UE y otros son las más severas jamás impuestas.

El Tesoro de EE. UU. ha anunciado 15 programas de sanciones separados en los últimos días y, sin duda, hay más en camino.

Los objetivos de estas sanciones incluyen bancos rusos, acciones y bonos rusos y varios canales de pago. Más significativamente, Estados Unidos congeló las cuentas del Banco Central de Rusia. Esa es la primera vez que se congelan los activos de un banco central importante desde la Guerra Fría, y posiblemente nunca.

Sin embargo, los ataques financieros a Rusia van mucho más allá de las sanciones oficiales.

Numerosas empresas privadas, incluidas Microsoft, Exxon Mobil, Shell y algunas de las principales aerolíneas, han cesado sus actividades comerciales en Rusia. Visa y Mastercard han dejado de aceptar cargos de tarjetas de crédito de Rusia. Google y Apple han desactivado las aplicaciones de pago móvil en los teléfonos de los ciudadanos rusos.

El gigante naviero Maersk ha impedido que sus buques descarguen o tomen carga de los puertos rusos. Los fondos de índices bursátiles están sacando a las empresas rusas de sus índices y el fondo soberano de riqueza noruego se está deshaciendo de las acciones rusas. La lista de embargos y boicots públicos y privados continúa.

El impacto financiero en Rusia será extremo. Se puede esperar que la economía rusa se derrumbe en un 20 % o más en la primera mitad de 2022, una cantidad comparable a los colapsos económicos en el segundo trimestre de 2020 durante la primera etapa de confinamiento de la pandemia.

El boomerang de las sanciones

Pero Rusia no se ha quedado quieta. El Banco Central de Rusia impuso controles de capital para que las empresas rusas no puedan pagar intereses ni el capital de las deudas internacionales. Eso significa que esos préstamos y bonos pronto pueden entrar en incumplimiento.

Muchos de estos valores pueden incluirse en planes 401(k) de estadounidenses bajo el paraguas de fondos de «mercados emergentes» o ETF. Aún más importante es la posibilidad de que los préstamos interbancarios comiencen a agotarse a medida que se congelan los bancos rusos y los bancos occidentales reducen el apalancamiento y reducen los balances para reducir el riesgo.

Esto conducirá a incumplimientos en Occidente e incluso podría marcar el comienzo de una crisis de liquidez global que solo puede ser contenida por las líneas de intercambio de divisas de la Reserva Federal, como vimos en las primeras etapas de la pandemia cuando los mercados colapsaban.

Pero incluso esa técnica puede no funcionar, ya que no existen acuerdos de intercambio entre la Reserva Federal y el Banco Central de Rusia. La guerra de disparos puede o no terminar pronto, pero la guerra financiera acaba de comenzar y continuará después de que terminen los disparos.

De hecho, un pánico financiero global puede surgir incluso antes de que termine el tiroteo. Todos vemos lo que sucede en la superficie. Esto es lo que no ve: alguien está en el lado equivocado de cada uno de esos intercambios. Los fondos de cobertura y los bancos están perdiendo miles de millones y se están hundiendo. Los cuerpos tardan aproximadamente una semana en salir a la superficie.

Y los inversores extranjeros que intenten vender empresas rusas encontrarán que sus ventas están bloqueadas. Rusia impuso controles de capital para que los prestatarios rusos no puedan pagar a sus acreedores en dólares o euros.

Entonces sí, las sanciones dañarán a Rusia. Pero como un boomerang, esas mismas sanciones pueden dañar la economía estadounidense, que se encuentra en terreno inestable.

Es casi como cortarte la nariz para fastidiarte la cara.

Rusia todavía tiene opciones

Y Rusia puede eludir las sanciones para obtener al menos cierto acceso al sistema financiero global. La principal laguna es que Rusia aún puede recibir pagos en dólares por petróleo y gas natural. Esos pagos pueden congelarse dentro del banco central, pero aún pueden recibirse y agregarse a las reservas de Rusia.

Rusia también puede realizar transacciones fuera del sistema de mensajería SWIFT utilizando tecnologías más antiguas como télex y canales de Internet fuera de SWIFT. Los rusos también pueden realizar transacciones a través de bancos chinos y otros que no se han sumado a las sanciones.

Asimismo, medios oficiales de Rusia informan que Putin busca establecer una prohibición a la exportación de ciertos productos y materias primas fuera del país para finales de 2022.

Además de petróleo y gas natural, Rusia exporta cantidades sustanciales de cultivos alimentarios y metales preciosos utilizados en la producción industrial como aluminio, titanio, paladio, platino, níquel, cobalto y cobre.

Este es el movimiento más importante hasta ahora. Los consumidores están familiarizados con el extremo minorista de la cadena de suministro. Pero no están tan familiarizados con el extremo de entrada. Si no puede obtener las materias primas, puede producir productos terminados.

Por ejemplo, los agricultores que cultivan alimentos y crían ganado y los carniceros y procesadores de alimentos que preparan esa producción en carne, pollo, pan y productos lácteos no son la fuente del suministro; son intermediarios. La fuente de la cadena de suministro está en los fertilizantes elaborados con productos químicos, especialmente nitrógeno y fosfato.

Cualquier ruptura o cuello de botella en cualquier parte de esta cadena de suministro dará como resultado precios más altos o estantes vacíos en el extremo del consumidor.

Si las exportaciones rusas de nitrógeno disminuyen y los precios se disparan, eso tiene un impacto global, incluso en las granjas estadounidenses. El impacto del aumento de los precios de los fertilizantes no se limita a los cereales. La mayoría de los cereales no se utilizan para el consumo directo de los seres humanos, sino como cereales forrajeros para el ganado. Eso significa que el aumento del precio de los fertilizantes afectará a la carne, las aves, los huevos y los productos lácteos.

Estos descansos ya están ocurriendo. Rusia y Ucrania juntas proporcionan más del 25% del suministro de trigo en el comercio mundial y el 20% de las ventas mundiales de maíz. Las exportaciones ucranianas ya están en desorden debido a la guerra y las exportaciones rusas se ven obstaculizadas por las sanciones.

No te olvides del oro de Rusia

Finalmente, Rusia tiene $ 150 mil millones en lingotes de oro físicos oficiales. Este oro no se puede vender ni intercambiar fácilmente, pero se puede arrendar o utilizar como garantía para préstamos en moneda fuerte.

La última idea tonta de Washington es congelar el oro ruso. Pero el oro es físico y está dentro de Rusia. La única forma de congelarlo es dejarlo afuera en el invierno. Puede congelar las ganancias de la venta de dólares, pero Rusia es un comprador, no un vendedor. Puede comprar oro directamente de las minas rusas.

Y Rusia puede usar estructuras de préstamo paralelas (que no se han usado mucho desde la década de 1970) donde un prestamista dentro de Rusia también puede ser un prestatario fuera de Rusia en una transacción separada con las obligaciones compensadas.

Nada de esto es eficiente en relación con un sistema que funciona normalmente, pero funciona. La conclusión es que la economía rusa saldrá del paso a pesar de las sanciones, aunque con mayores costos, más riesgo y menos liquidez.

El punto principal que deben entender los inversores es que el daño no se limitará a Rusia. Estas ineficiencias y esta falta de liquidez se extenderán a todas las partes del sistema financiero mundial.

Los inversores deben prepararse ahora con mayores asignaciones de efectivo y oro y reduciendo la exposición al mercado de valores. Es una buena idea acumular su propia liquidez antes de que llegue la ola de impagos y llamadas de margen.


James G. Rickards es un abogado, economista, banquero de inversión, orador, comentarista de medios y autor estadounidense sobre asuntos de finanzas y metales preciosos. Es autor de Currency Wars: The Making of the Next Global Crisis y otros seis libros. Vive en New Hampshire, EEUU

Por Anthony Halpin en Bloomberg

El éxodo de empresas extranjeras de Rusia puede hacer retroceder al país décadas en tan solo unas pocas semanas, ya que se niegan los bienes y servicios de consumo a toda una cohorte de personas menores de 40 años que los daban por sentado.

Esta es la “generación Putin” que alcanzó la mayoría de edad bajo el gobierno de 22 años del líder ruso y que aceptó en gran medida el trato que ofreció: una promesa de prosperidad económica, pero pocos derechos y poca o ninguna influencia política.

Los mayores pueden tener recuerdos de la infancia de la pobreza absoluta de los «años 90 hambrientos» de Rusia después del colapso de la Unión Soviética. Muchos de los que trabajaron arduamente para construir negocios, carreras y una vida mejor para ellos mismos tienen un miedo visceral de empeorar las perspectivas para sus hijos.

Los jóvenes rusos de clase media en Moscú y otras ciudades importantes no tienen esos recuerdos. Al igual que los veinteañeros de todo el mundo, han disfrutado de cafeterías caras, zapatillas modernas y estilos de vida globalizados y expertos en tecnología que ofrecían futuros llenos de promesas.

Todo eso se vino abajo cuando Vladimir Putin invadió Ucrania. Cualesquiera que sean las dificultades económicas que enfrentan los rusos, palidecen en comparación con la muerte y el sufrimiento que se inflige a los ucranianos.

Sin duda, la mayoría de las personas en las provincias de Rusia continuaron llevando vidas difíciles y respaldando a Putin, resentidos con la élite urbana “liberal” que lo criticaba.

Aún así, el mundo para los rusos ha cambiado por completo. Algunas enfermeras se quejan de que están siendo castigadas por decisiones de Putin que no pudieron afectar.

Una minoría valiente asumió grandes riesgos luchando por el cambio a lo largo de los años, uniéndose a las protestas callejeras convocadas por el líder de la oposición Alexey Navalny, ahora encarcelado, y denunciando la corrupción en los menguantes medios independientes de Rusia. Muchos ahora han huido de Rusia.

Para aquellos en el exilio y aquellos que se han quedado, la cuenta está venciendo por el pacto fáustico que los rusos hicieron con Putin.

Es una lección que puede no pasar desapercibida para la gente de otras naciones autoritarias donde los líderes han ofrecido prosperidad a cambio de una obediencia incondicional.


Anthony Halpin es corresponsal de Bloomberg en Moscú

Por Yanina Sorokina en The Moscow Times

“Apenas dormí durante una hora y media. Estaba enferma del estómago y no podía comer”, dijo María, de 24 años, a The Moscow Times cuatro días después de que Rusia comenzara su “operación militar especial” contra Ucrania.

“Quiero ser cívico, pero soy un desastre. Solo quiero volar lejos. Cuando estoy fuera de Rusia puedo empezar a escribir a los parlamentarios y ayudar a cambiar la retórica en Internet”.

Voces temblorosas, ansiedad y la decisión de abandonar Rusia para estar a salvo: estos son compartidos por muchos jóvenes rusos. El Moscow Times habló con 32 personas de entre veinte y treinta años. Más de la mitad de ellos han decidido irse del país o ya lo han hecho. 

A pesar de las sanciones y la caída del valor de la moneda, la economía no es la razón principal por la que la gente se va. 

“Tengo menos miedo de asistir a manifestaciones aquí que en Rusia”, dijeron varias personas que ahora viven en Georgia, Armenia y diferentes países de la Unión Europea. 

La seguridad es la razón número uno para salir de Rusia para el 64% de los encuestados en una encuesta realizada por un proyecto de la organización no gubernamental con sede en Rusia Takie Dela. Para muchos rusos, la guerra solo ha empeorado su sentimiento general de ansiedad por vivir en un estado cada vez más represivo.

“Estuve en Georgia el verano pasado y fui a manifestaciones del mes del orgullo. Me sentí más segura allí que en un mitin en Rusia”, dijo Tina G., de 25 años, a The Moscow Times. Es investigadora de una empresa privada con doble ciudadanía georgiana-rusa. 

“Desde el 24 de febrero básicamente he estado fumando un paquete de cigarrillos al día. Duermo y no hago mucho más”, dijo.

Tina ya ha experimentado la llegada de las tropas rusas. En agosto de 2008, Rusia invadió Georgia y reconoció a Osetia del Sur y Abjasia, regiones georgianas separatistas, como estados independientes.

“Definitivamente tengo recuerdos de 2008”, dijo. “Estaba en Georgia entonces, y fue muy aterrador”. Pero a pesar de estos recuerdos, se siente más segura en Tbilisi que en Moscú. “A mí tampoco me gusta el gobierno georgiano actual, pero si tuviera que renunciar a una de mis ciudadanías, renunciaría a la rusa”, dijo.

Otras cinco personas entrevistadas han denunciado su patria y están mentalmente preparadas para renunciar a su ciudadanía si es necesario.

“Decidí irme porque el 24 de febrero me desperté sin patria”, dijo V, una gerente de unos 20 años, a The Moscow Times.  

“Todas las cosas hermosas que me dio mi país, educación, cultura, se borraron en un segundo. Sentí como si mi corazón se rompiera mil veces”.

Leonid Z., 30, desarrollador de Python, se mudó al extranjero en un programa especial en el otoño de 2021. Tenía planes de visitar a familiares en Rusia, pero ahora no puede regresar.

“Estaba desesperado los primeros dos días [después de que comenzara la guerra]. Ahora he entendido que en cierto sentido mi patria ha desaparecido. No puedo asociarme de ninguna manera con lo que ha hecho este país… Eso es todo, ahora soy un inmigrante”.

Otras siete personas expresaron sentimientos similares hacia su gobierno pero decidieron quedarse. 

“Realmente amo al pueblo ruso. Yo mismo soy ruso, así que me quedaré aquí”, dijo a The Moscow Times Mark Pekarev, de 24 años, profesor de una de las principales universidades rusas. 

«Entiendo que es malo ahora y que empeorará aún más. Pero tenemos que superarlo. Creo que me moriría bebiendo o ahorcándome si me fuera al extranjero».

“Para mí, permanecer en Rusia es un cierto deber”, dijo Vasya, de 22 años, que trabaja en un centro de arte de Moscú. “Siempre he tenido la sensación de que hay que llegar hasta el final. Lo peor que podría pasar es una muerte por tortura. Creo que puedo manejarlo.  

Cuatro días después de las entrevistas, María y V decidieron quedarse. María se siente esperanzada con las próximas manifestaciones. V está pensando en quedarse para poder decirles a sus hijos que lo intentó. Algunas personas no querían usar sus nombres por razones de seguridad.

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