Por Laszlo Beke

Los avances de la tecnología y sus nuevos usos realmente pueden sorprender. Ese hecho se nota con los robots para personas mayores. Sin embargo, esos robots no resuelven en absoluto la situación que enfrenta el importante número de personas mayores que sufre de alguna forma de Demencia. Uno de los principales retos allí reside en conocer y entender mejor como ayudar a aquellos que sufren de la demencia. Para ello, se está trabajando en ambos lados del océano Atlántico, en lo que se denominan robots sociales. Estos operan para recoger información y entender mejor la demencia senil y también para proveer soluciones de robótica muy particulares para dicho grupo. Es un campo muy importante, por cuanto no solamente está en aumento la proporción de personas mayores en la población, sino que también ocurre lo mismo con los que viven con la condición de demencia.

Estos robots sociales no son bots cuidadores, ni tienen la forma de focas con miradas de cachorros cariñosos; se trata más bien de una nueva generación de especialistas en robótica (los cuales denominaremos robotistas), inventando robots que son creaciones radiantes, en ocasiones de forma muy particular, y los cuales hablan y están orientados a las personas mayores con alguna condición de Demencia Senil. Precisamente, uno de las necesidades más importantes es entender las nuevas relaciones que se forman entre las máquinas y dicho tipo de personas.

Demencia senil

Existen diferentes variedades, como Alzheimer, la cual es una demencia frontotemporal o la enfermedad de cuerpos de Lewy y todas son dinámicas, cambiantes en el tiempo. Algunas personas no tienen problemas de memoria, pero si dificultades con las palabras; otras toman decisiones extrañas. Muchos dicen que cambia su percepción del tiempo o sus sentidos se vuelven más agudos. Algunos se irritan, otros son más calmados y otros pierden todos los filtros y dicen aquello que estén pensando. La demencia no erosiona la individualidad, la afina y la retuerce y además agrega capas de nuevos hábitos y caprichos. Asimismo, la demencia nunca es igual en cualesquiera dos personas.

Las predicciones sobre demencia pueden ser desalentadoras. Cada día, mas familiares, amigos y seres queridos, vivirán con demencia. Los fabricantes de robots han revelado que el cuidado y la demencia no necesariamente tienen que ser dominios miserables de pañales de adultos, de deterioro y de declive y desesperanza. Ayudar a familiares con demencia seguramente será el trabajo más duro que muchas personas tendrán que asumir en su vida, se falla una y otra vez tratando de anticipar sus necesidades, dejando de ver lo que ha cambiado y aquello que no ha cambiado. Es agonizante, pero también puede ser bello, gratificante y hasta divertido. Todavía no ha aparecido el nuevo amiguito que resolverá la vida de los familiares. Sin embargo, hay optimismo que personas con demencia y sus cuidadores no estarán solos a futuro.

Los robotistas sociales

Para la demencia senil, en cualquier forma, no existe todavía tratamiento efectivo. Lo mejor que se puede y debe hacer es mantener a las personas física, intelectual y socialmente involucradas cada día del resto de sus vidas. Proveer cuidado no es solo preocuparse por el cuerpo, también implica cuidar el espíritu. Para lograr que puedan vivir el tiempo restante con alegría y sentido han aparecido varios fabricantes-de-robots. No se trata de la construcción de máquinas que ayuden a una persona mayor a ponerse un pantalón o que monitoreen su comportamiento para “corregir” sus errores. Estos robotistas están entrenados en antropología, psicología, diseño o otros campos centrados en lo humano. Dos ejemplos importantes son Selma Šabanović, quién desde la Universidad de Indiana está desarrollando un robot para traer más significado y sentido a la vida de la persona y Rens Brankaert (Universidad de Tecnología de Eindhoven), quién está creando tecnología cálida para realzar la conexión humana. Estos científicos e ingenieros están inventando algo más importante; una nueva actitud hacia la demencia. Ellos miran de frente a esta experiencia humana y ven oportunidades creativas, nuevas formas de conectar, nuevas formas de diversión. Tecnologías nuevas como ChatGPT, pueden facilitar mucho la comunicación, haciendo esta incluso mucho más divertida.

Robots sociales

Para las personas con demencia cualquier cosa que se aplique debe ser intuitiva, no se puede presumir que se requiera una persona que tenga que explicarle a la persona mayor como usar un dispositivo. El dispositivo debe ser flexible y personalizable y también asequible, ya que muchos de aquellos que tienen demencia viven con ingresos fijos. Idealmente, se debería poder crear una máquina que reconozca cuando una persona mayor tiene un mal día, lo cual posiblemente se detecte con el análisis realizado de sus patrones de habla y entonces le diga que descanse, o quizás que escuche música. Cuando, debido a la demencia, lo escucha gritar en su sueño le habla suavemente y le dice que no se preocupe que todo está bien.

El superpoder de los robots sociales, no es ni fuerza, ni poder, ni precisión es la buena vibra. Ellos se conectan con la psiquis, se meten dentro de la piel. A diferencia de otros dispositivos, los robots sociales estremecen los instintos. Los distingue el hecho que tienen un cuerpo, se mueven, demuestran que prestan atención, provocan y activan al otro. La experiencia observada indica que los humanos les responden a los robots como si fueran entes vivos: los niños aprenden más de un robot que de una pantalla, los adultos confían más fácilmente en robots que en computadoras y hasta los perros obedecen sus comandos.

Para crear tecnología interactiva exitosa, se necesita un entendimiento operacional de lo humano: identificar aquello que no es suficiente, lo qué es excesivo y los factores que le dan forma a este juicio. Si se calibra correctamente esto, entonces el robot es simpático, útil o impresionante, Si se hace mal, entonces el robot es una desgracia. Los fabricantes de robots sociales no están preocupados por lo que le falta a las personas con demencia, ellos buscan lo que perdura y apuntan directamente allí.

Un ejemplo : el robot QT

El torso y las extremidades del robot son regordetes, solo mide 60 cm y su cara es una pantalla rectangular que titila. Aparecen dos óvalos y una sonrisa y dice “Hola, soy QT tu robot amigo”. El robot es un dispositivo de investigación, equipado con micrófonos, una cámara 3D, reconocimiento facial y capacidad de grabación de datos, que se utiliza en las investigaciones en la Universidad de Indiana. El equipo de Selma Šabanović está experimentando y jugando con QT para determinar que tipo de socialización robótica podría proveer a alguien, transmitiendo una sensación agradable, bien sea recordando, planificando actividades o simplemente logrando alguna línea de conversación con el adulto mayor con demencia.

QT es trasladado semanalmente a una pequeña casa de cuidado de la memoria. Allí realizan talleres simples, probando pequeños ajustes al comportamiento y a la funcionalidad de QT, recolectando data sobre como las personas reaccionan al robot – si se sonríen, si imitan sus gestos, si le ofrecen parte de la historia de su vida o si se aburren o molestan. Las decisiones sobre cómo y qué debería hacer el robot no la determinan los investigadores. Es más bien un proceso deliberativo y participativo, donde se intenta involucrar a las personas mayores en la conversación. Eventualmente QT retendrá suficiente información para poder reaccionar en forma personal para cada participante. Por ahora, el punto es probar la evolución de las habilidades conversacionales de QT, para determinar cuales comportamientos y respuestas aceptarán las personas mayores y cuales serían confusas o rudas. Las personas con demencia pueden ser una audiencia difícil, con poca tolerancia para encuentros que son molestos o difíciles de comprender. Los mayores que han aceptado al robot y están de buen humor hilan el cuento y esto es parte del proceso.

Otro ejemplo – el robot Sam y Hug

Desde Descartes, la cognición humana ha sido convencionalmente definida alrededor de la capacidad de razonar, de hablar, de recordar. Esas definiciones excluyen a mucha personas con demencia y también limitan nuestra imaginación sobre lo que las computadoras y los robots podrían representar para el ser humano. En las décadas más recientes, científicos cognitivos han explorado y considerado capacidades humanas como las conexiones cerebro-cuerpo, experiencia sensoriales y emociones, las cuales pueden quedar intactas y hasta elevadas con la demencia. La imaginación y creatividad persisten en el cerebro humano mucho más allá que cuando la memoria y la lógica desaparecen.

En los Países Bajos, Bélgica y el Reino Unido hay quienes se están aventurando en el mundo de la demencia avanzada, detectando posibilidades no exploradas para el juego y para el goce, creando lo que denominan robots para el alma. Se trata de una coalición de personas que se cansaron de la vergüenza, de la pena y del estigma asociados a la demencia y que quieren algo mejor. Un ejemplo de las soluciones que están probando es Sam, un par de masas amorfas blancas, parecidos en tamaño y forma a una calabaza y las cuales en conjunto forman en esencia un robot social; una invitación a conectar. Aproximadamente cada 10 minutos, croan como una rana, trinan como un grillo o resplandecen con una luz. Quieren la atención de las personas. Cuándo se les toma, dependiendo si se les acaricia, se les toca o se les sacude, ellas responden con ruido y luces. Si se les coloca en modo primavera y se les acaricia, cantan como un pájaro y se ruborizan de blanco a rosado. Si se les ignora, uno de ellos actúa con celos, tornándose rojo. Rens Brankaert y sus colegas no los denominan robots, lo llaman tecnología cálida, están buscando contribuir a la calidez entre las personas.

Se trata de tecnología que nos encuentra donde vivimos con sensaciones y experiencias en lugar de textos o de una pasada de dedo sobre un dispositivo. En el Reino Unido diseñaron el robot Hug (abrazo), una máquina flácida, una especie de bufanda en forma de persona. Si pone los brazos alrededor de una persona, su corazón “late” y genera un bienestar sin palabras.


Se hace referencia a My Parents’ Dementia Felt Like the End of Joy. Then Came the Robots. También aparece en mi Portal http://tinyurl.com/ysscutu3. La imagen es cortesía de Bing Image Creator.