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Por Thays Peñalver

¿Habrá elecciones libres y democráticas en Venezuela en 2024? No. En absoluto. Entonces, ¿por qué sostengo que las primarias son tan importantes, si no las más importantes de su historia? ¿No es acaso, una gigantesca contradicción?

Pido al lector venezolano paciencia infinita, con la finalidad de explicarle al lector español y europeo lo que sucede y viene a continuación. Cuando Hugo Chávezcomo buen antidemócrata, dio la orden de colocar en el poder y a dedo a su sucesor, Nicolás Maduro, el asunto no fue bien recibido por el Partido Socialista Unido. Competían por el liderazgo más de seis facciones altamente divididas. 

El problema no fue otro que Chávez escogió al más impopular entre su gente y para que pudiera gobernar echó mano de un convenio entre las cuatro facciones más fuertes del partido, que rápidamente se convirtió en un triunvirato, al ser purgado el chavismo ortodoxo, tras enviar a sus cuarteles de invierno a todos los viejos apoyos y principales exministros del caudillo. Así se quedaron las alas de jóvenes comunistas, militaristas y económicas cogobernando temporalmente con el nuevo presidente.

Y así se llegó la primera elección sin Chávez, en abril de 2013. Por primera vez y desde 1998, el Partido Socialista Unido había perdido contra la unidad opositora. Y por primera vez en la Historia, con el populismo de la petrochequera aún a tope, con todas las trampas, abusos y chantajes, vieron cómo un millón de sus votantes habían migrado a la oposición. Ganaron finalmente por la mínima gracias a un puñado de votos de pequeños partidos. Así que todos en el chavismo se vieron las caras, cuando su nuevo líder demostró que era tan impopular adentro como afuera.

Y allí ocurrió lo inevitable, la burbuja financiera explota y ese fue el caso del petróleo que, de cien dólares por barril en 2013, terminó apenas rozando los 30 en la elección de 2015. En apenas dos años se le había acabado todo el apoyo a la revolución bolivariana, Chávez, o la imagen de abundancia, era recordado por todos, pero ya casi no había chavistas en la administración, llevando la impopularidad del sucesor a cerca del 80% de los votantes (Datanálisis).

La sorpresa de 2015

Vista la gigantesca impopularidad interna, el sucesor se dedicó a purgar a diestra y siniestra, hasta que finalmente terminaría desterrando e incluso enviando a la cárcel a no pocas de sus figuras máximas. Y así llegó a las elecciones parlamentarias de 2015, donde apenas un tercio de los votantes se decantó por el Partido Socialista Unido y la oposición conquistó la abrumadora mayoría de la Asamblea Nacional.

Puertas adentro, lo que quedaba del chavismo acusó el castigo como nunca antes y, de acuerdo a lo descrito por las investigaciones del propio régimen, bajo el alegato de estar destruyendo el legado de Chávez, comenzaron a conspirar internamente de forma masiva para sacar al sucesor. Así que al régimen no le quedó más remedio que desconocer los resultados electorales, cortarle el presupuesto y la electricidad a la democracia y al Parlamento y crear otro alternativo mediante una Constituyente a la que la propia Smarmatic, la empresa contratada que suministraba los equipos de votación, acusó de fraude y de mentir en los resultados.

Ya con los chavistas originarios en sus casas, oponiéndose abiertamente al nuevo orden ficticio, con prácticamente el triunvirato desmantelado, a los que también envió al plan pijama, al exilio y a la cárcel, para la inmensa mayoría del chavismo y llegado el 2018, el legado de Chávez había muerto y estaba tan enterrado como su líder.

Para que el lector europeo comprenda el desastre, para las elecciones de diciembre de 2018, Donald Trump aún no había movido un dedo para sancionar a Venezuela ya que el planeta esperaba el resultado electoral, no existía Juan Guaidó ni había un solo embajador que no acudiera a las tertulias de la cancillería, pero Venezuela había perdido ya el 72% de su economía. Antes de de que se firmaran las sanciones o se reconociera a Guaidó, la industria petrolera había dejado de producir dos tercios de los barriles, mientras que la industria pesada había colapsado en un 90%, la FAO, que había reconocido a Chávez por la alimentación, ahora reconocía que un cuarto de los habitantes padecía anemia o desnutrición.

Antes de la imposición de las sanciones, Venezuela había perdido toda capacidad crediticia, incluida la de China

Para la votación de 2018, habían cerrado casi el 80% de las industrias y las que quedaban, se encontraban trabajando a un cuarto de su capacidad instalada. Lo mismo había ocurrido con el comercio, mientras que el turismo internacional, simplemente había desaparecido. Esto es necesario repetirlo hasta el cansancio, antes de la imposición de las sanciones Venezuela había perdido toda capacidad crediticia, incluida la de China, negada por completo a financiar el régimen y al momento de depositar el voto, la inflación había llegado a más de 130.000 por ciento y el venezolano empezó a escarbar en las basuras en busca de alimento.

Entonces, ¿cuál fue el resultado de arrasar con más de dos tercios de los ingresos económicos y exportaciones? La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU explicaba que «más del 50% de los venezolanos presentan condiciones de pobreza extrema» explicando que la cifra de pobres alcanzaba cerca del 80%. A esto se aunaba que las cifras de desempleo alcanzaron al 35% de la población convirtiendo a Venezuela en el país con más desempleo del planeta y para los que conseguían algún medio de sustento, el país presentaba los ingresos más bajos a tal punto, que un cubano ganaba tres veces más que un venezolano.

El resultado en el Índice de Desarrollo Humano fue tan demoledor, que fuimos el único país en descender más de 30 puestos en toda la historia y además perder dos años de esperanza de vida.

Pero a partir de 2016 y con una disidencia interna como nunca antes, el régimen había comenzado abiertamente a emigrar hacia su lado más oscuro, uno que culminaría con la Corte Penal Internacional y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU con grandes informes y oficinas en Caracas. En la medida en la que el estado se debilitaba, apelaba más a la violencia y así surgió una enorme máquina de violaciones a los Derechos Humanos creada para apagar toda forma de disidencia, interna y externa. Y con ello, a mayor represión, mayor impopularidad. 

En 2018 ya no había ninguna oportunidad de que la democracia pudiera generar un cambio

Para colmo de males, a todos los partidos que apoyaban en coalición al régimen les ocurrió lo mismo que a los opositores. De tal manera que en 2018 ya no había ninguna oportunidad para que la democracia pudiera generar un cambio. El 80% de la población habría votado en contra del impopular régimen y eso incluía, por primera vez en la historia al chavismo originario dispuesto a apoyar, con su respectivo pañuelo en la nariz, nada menos que a la oposición.

De esta manera el régimen descartó unas elecciones, encarceló y expatrió a muchos opositores, mientras inhabilitaba a todo aquel que representara una competencia real. Gracias a su inmensa maquinaria judicial eliminó a todos los partidos opositores, incluidos los de su coalición y colocó en la cabeza a sus acólitos, creando un parapeto escandaloso y dispuesto a alzarle la mano. 

El régimen, cada vez más impopular

Entonces vayamos al comienzo de este artículo. ¿Ha cambiado la situación? No. De hecho, ha empeorado, el régimen es hoy más impopular que ayer, «la oposición es claramente mayoría» (Datanálisis). Más del 85% quiere «un cambio de gobierno» (Delphos). La imagen del régimen en el exterior es repudiada por el 95% de los encuestados (Ipsos) e internamente acaban de encarcelar a una importante tendencia interna, encabezada nuevamente por un ministro de Petróleo por lo que la disidencia y desunión interna es mucho mayor a la que suponemos. Todos los partidos que antes apoyaban al régimen, incluido el comunista han sido prohibidos.

Los venezolanos son más pobres, hay tanta hambre como ayer y el sueldo -para los pocos que tienen uno- sigue siendo de cuatro dólares. Las familias están más rotas y la rabia contenida es mucho mayor. Son más de ocho millones los que se han marchado y Venezuela sigue cayendo en puestos en el Índice de Desarrollo Humano. Hoy, frente a unas elecciones medianamente libres, el 80% de los votos irían para la oposición.

¿Va el régimen a efectuar unas elecciones con mínimos de credibilidad? La respuesta también es no. Y aquí hay que comprender la lógica del régimen y no la de algunos opositores, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU nos acaba de explicar hace menos de un mes que en vez de reducirse: «Se han intensificado los ataques sobre el espacio cívico y democrático» y que hay claros indicios de «una misma línea de conducta calificada previamente por la misión como crímenes de lesa humanidad». Mientras la ONU está en lo suyo, la Corte Penal Internacional ha dado la orden de reiniciar el proceso de investigaciones.

Esto es todo menos una tontería. Como tampoco lo es que varios generales chavistas, como el Pollo Carvajal o Alcalá Cordones junto a otros, tengan recompensas millonarias por su captura, se encuentren entre los más buscados, o estén siendo juzgados por graves delitos en Estados Unidos, o colaboren con la justicia estadounidense. En fin, que en algunas lógicas torcidas de dudosos opositores, estos están dispuestos a despojarse de todos sus poderes, riqueza, abandonar a sus familias a su suerte, e irse a entregar voluntariamente a sus captores o enfrentar los juicios de lesa humanidad, por no hablar de pasar el resto de su vida en una cárcel estadounidense.

Así que no. La lógica del que está metido en semejantes problemas -únicos por cierto en la historia de las naciones-, es más bien la contraria, sostenerse en el poder y esperar tiempos mejores o que ese poder lleve a una negociación futura, que hoy, no está siquiera planteada. No porque alguno no sueñe con esta negociación, sino porque como colectivo metido en distintos y gravísimos problemas, les es imposible plantearlas.

¿Qué ha hecho el régimen? La respuesta es simple: ganar tiempo y tratar de evitar las primarias opositoras a toda costa. Como hizo con la Comisión de Derechos Humanos de la ONU o la Corte Penal Internacional, ha comprado tiempo vital y lo mismo hizo abriendo unas negociaciones internacionales con la oposición a las que nunca asistió, mientras comenzó a eliminar a todos sus potenciales rivales de cara al 2024.

Por primera vez el régimen tiene graves conflictos internos y esta vez son de base

Pero aquí es necesario detenernos en algo importantísimo. Por primera vez en la historia el régimen tiene graves conflictos internos y esta vez son de base. Con un presupuesto menor que el de Ruanda y un salario que es la mitad del cubano, nada hace gracia en las bases. Las Fuerzas Armadas pasaron de tener el cuarto presupuesto más grande de Sudamérica, a tener uno por debajo del de Trinidad y Tobago y se han marchado ocho millones o más de venezolanos y no pocos fueron en su momento chavistas. Por primera vez en la historia, no hay nadie en las bases, que no esté exigiendo un cambio interno y tarde o temprano, como en todos los países socialistas, se habrá de dar.

Frente a semejantes presiones, externas e internas, ¿por qué al régimen no les convienen las primarias opositoras? Básicamente por dos razones, la primera es obvia: obliga a desconocer de entrada la posibilidad de unas elecciones libres.

Cerca del 80% de los votos se concentra en dos figuras icónicas de la oposición (OCR consultores), María Corina Machado, con 55% de los votos, y Henrique Capriles, con 20% (Datanálisis), y ambos están inhabilitados. Eso conlleva a un problema enorme, que no es otro que faltar el respeto al voto democrático de la oposición y desoír el mandato constitucional de una consulta popular de esa envergadura. Usted con toda razón pensará: «¿Y qué puede importarle una raya más a un tigre?». Pero el asunto es que sí importa y mucho, porque obliga al régimen, desesperado por recursos y la situación interna de sus bases, a patear de entrada la mesa y de una vez a descartar las primarias de la oposición en las negociaciones por las sanciones. Los ganadores que emerjan serán la principal ficha en esas negociaciones.

Mientras que la segunda razón involucra la destrucción de muchos años de preparativos e influencia del régimen sobre sectores de la oposición. Si las encuestas dan el resultado esperado, surgirá por votación popular una nueva figura reflejada en tres liderazgos principales: el de María Corina abrumadoramente salida en hombros por votación de la oposición, seguida de Capriles quien, si bien milita en Primero Justicia, más bien se trata de un disidente del pasado modo de hacer política, y quizás una o dos figuras menores más. 

De esta forma, la comunidad internacional tendrá como referente lo que emerja de la democracia opositora y se sentará a conversar con María Corina y con Capriles. Si hipotéticamente gana Donald Trump u otro republicano, o Javier Milei en Argentina, sus contrapartes en la oposición serán esos nuevos referentes. Y eso, lo debe evitar a toda costa un régimen obligado a patear desde demasiado temprano el tablero electoral. 

El resto terminará siendo, por votación, una exigua minoría, junto a la falsa oposición que serán barridos del mapa. Y eso es lo que pretendía el régimen, primero posponer la elección para ganar tiempo, evitar a los nuevos referentes como voceros opositores y poco a poco eliminar por la vía de la inhabilitación a los que destacaran para colocar finalmente y a última hora, a la falsa oposición en la carrera electoral. Y ya nada de eso será posible.

Para mí, las primarias son las más importantes de la historia y espero, con mucha esperanza, que los dos inhabilitados concentren ese 80% de los votos y rezaré para que sean más. A partir de allí exigiré que esa mayoría contenida en los votos se una en un ejercicio de sindéresis importante y que sean las inhabilitaciones el primer y único punto de partida para conseguir las condiciones electorales mínimas. Yo, por irritar, plantearía incluso una hipotética presidencia y vicepresidencia electoral de inhabilitados de cara a las negociaciones.

No porque crea que habrá elecciones libres en 2024, sino porque releyendo la historia de absolutamente todos los socialismos, un día cualquiera amanecen los jóvenes en el muro y se percatan de que ya no hay nadie vigilando porque se han marchado y se han llevado consigo todo para venderlo. Por eso lo importante es esa sindéresis de la que hablo: alguien debe quedarse en pie y demostrar una unidad que no existe del otro lado. En fin, que alguien debe estar cuerdo para recoger los pedazos cuando todo se desplome por su propio peso. 

¿Que por qué yo voy a votar en las primarias? Básicamente por esas razones, pero, sobre todo, porque así debe ser la política contra los anti demócratas, quienes son como los vampiros. En este caso, el voto en las primarias es como un crucifijo, el ajo y el agua bendita, y solo por verlos retorcerse echando humo vale la pena votar temprano.

Vía El Confidencial

Como era de suponer y como estaba previsto en el manual electoral revolucionario, María Corina Machado está ganando en las encuestas, todo indica que resultaría ganadora y optaron por eliminarla del camino por la vía jurídica a lo bestia. En paralelo, la campaña, para obtener un candidato que le funcione al régimen, ha comenzado. Para que el lector español comprenda un poco lo ocurrido, no le voy a explicar la tediosa inconstitucionalidad que se utiliza en la Venezuela chavista para privar a un ciudadano de sus derechos políticos nada más y nada menos que por la vía administrativa, sin que medie un juicio y ocurra una sentencia como lo indica el artículo 42 de la constitución, sino que utilizaré para exponer la desproporción monstruosa con un ejemplo que todos conocen, el de Oriol Junqueras.

Le ruego que, para efectos comparativos, solo nos centremos en la proporción del hecho y no en si es justo o no lo ocurrido. Llamar a la independencia en un acto de sedición, rebelarse contra la constitución y el Estado y usando fondos públicos de España, llevó a condenar a Junqueras después de un juicio una pena de 13 años de inhabilitación política, mientras que, en Venezuela las inconsistencias -equivalentes a menos del salario- en una declaración jurada de patrimonio que no representan faltas graves ni enriquecimiento ilícito, sin juicio, aplicaron 15 años de pena inmediata.

Se entiende, que toda declaración jurada de bienes lo que busca es “reflejar la real situación patrimonial del declarante” pero tanto usted como yo sabemos que se trata de controlar y evitar el enriquecimiento ilícito de un funcionario público, en especial de aquellos que tienen responsabilidad en el manejo de los recursos y contratos de un Estado. ¿Falló María Corina en reflejar que no se ha enriquecido ilegalmente? No, reflejó su patrimonio real, que hay que decirlo, refleja por mucho que no necesita ni le pasaría jamás por la cabeza robarse un centavo, lo que empeora aún más el asunto de la proporcionalidad y la obligación del estado de condenar a partir del daño causado al erario. ¿Existió algún daño a ese erario o el monto reflejaba inconsistencias graves que pudieran representar un delito? No, en lo absoluto.

¿María Corina tenía alguna responsabilidad en la contratación pública o siquiera podía pisar una oficina o conocer a alguien que otorgara contratos? Mucho menos.

Pero la barbaridad no quedó solo allí. En el mismo acto le informan que es la única culpable sentenciada sin juicio del gobierno interino de Guaido, siendo pública y notoria que fue la única política y cabeza de un partido político que nunca participó de su gobierno y quien públicamente se distanció de la unidad por sus innumerables desencuentros por el comportamiento errático de esos partidos. (Infobae). Así como de forma, también pública y notoria, adversó y emplazo a Guaidó (BBC), en carta pública y cuando nadie hablaba de eso, se atrevió y exigió transparencia advirtiendo sobre la presunta corrupción (ventevenezuela.org), también dijo públicamente que le indignaba su gobierno (Bloomberg), y aconsejaba que debía “deslastrarse de cómplices y corruptos”. El descaro llega a ser tan surrealista, que habiendo sido María Corina quien emplazo al gobierno interino a explicar lo ocurrido en la empresa Monómeros de Colombia (RCN) fue la única condenada por las irregularidades que aparentemente se cometieron, sin juicio, por lo ocurrido en Monómeros. Vamos, ya no surrealista, sino el vivo ejemplo de un país completamente subdesarrollado es Macondo pero más irracional.

Es el equivalente a que a usted se le pasara el tiempo de parqueo y en vez de una multa, el policía lo condena de una vez a quince años sin licencia de conducir. Por eso María Corina simplemente aparcó mal su coche, en un país en el que el policía, en un estado policial, es juez, jurado y verdugo, pero también es legislador y miembro de la Sala Constitucional ya que inventa o interpreta una ley por cada caso como le ordenen.

Digo que el manual pretende escoger a partir del quinto o sexto candidato, porque Henrique Capriles está tan inhabilitado por quince años como María Corina, mientras que el segundo competidor con posibilidades se acaba de retirar de la contienda interna de la oposición y el cuarto, tampoco asistió al debate. En otras palabras, el primer análisis es muy interesante porque parte más de lo que no se vio. Es, salvando las distancias numéricas, el equivalente a que Sánchez hubiera llegado al debate y no estuviera Feijoo, ni siquiera Abascal para darle algún sabor, sino varios líderes como el de Navarra Suma, el de Coalición Canaria y algún vocero de Teruel Existe. ¿Que estos son importantes en sus localidades? Si, pero ni juntos tienen votos para alcanzar el cuarto lugar en las elecciones a la presidencia. 

Es importante lo que no se vio, porque allí está parte de la clave de lo que va a ocurrir. No estuvo presente el segundo en popularidad porque Benjamín Rausseo ha decidido no contar con los votos de la coalición opositora para ir nuevamente solo a las elecciones, y si haces lo mismo de siempre, te ocurrirá lo mismo de siempre, seguramente se retirará próximamente o a última hora o sacará unos pocos miles de votos. Se pierde con él una estupenda plataforma para captar tanto el voto protesta como el del que odia profundamente a la unidad opositora, pues es un candidato simpático y atractivo, para un grupo completamente indispuesto a votar por la plataforma unitaria.

 Tampoco fue al debate Henrique Capriles, el tercer candidato en las encuestas. A este se unió para no participar quien está en cuarto lugar, Manuel Rosales, de quien los expertos sostienen que no fue porque tiene pensado retirarse de la contienda porque si participa perdería la gobernación de Zulia que administra hasta el 2025. Por lo tanto, lo que vimos fue a María Corina con todos sus números a favor, junto a otros siete candidatos que nunca saldrán ganadores, porque en su mayoría, ni siquiera aparecen en las encuestas con algún número relevante.

El siguiente punto del análisis es que el manual revolucionario de elecciones es parecido al de Corea del Norte. Me explico, muchos analistas españoles sostienen que el debate Sánchez-Feijoo fue el menos visto en la historia política al ser sintonizado por apenas 6 millones en comparación con los cerca de diez del Sánchez-Rajoy (2015) y los 13 millones del Zapatero-Rajoy de 2008, esto podría ser malinterpretado como desinterés por parte de la mitad de los que antes veían los debates televisados, pero, cuidado con estos cálculos.

Es como si explicáramos que nadie está ya interesado en el Fútbol porque cada vez son menos los que lo sintonizan en la televisión. El asunto, es que ya la gente simplemente no ve televisión como antes y sigue todos los debates a través de un marco de multiplataformas, cuando lo quiere y donde le resulta más ventajoso. Pero ese debate Sánchez-Feijoo fue visto directamente a través de las plataformas de streaming desglosados de acuerdo con la tendencia del votante, es un formato de ediciones más consumibles que antes no estaban disponibles y a través de sus medios, analistas y creadores de contenido favoritos.

Basta colocar los filtros en YouTube, por número de visualizaciones, para ver en cada periódico, youtuber y creadores de contenido cientos de miles de visualizaciones de las distintas ediciones del cara a cara o de ambas líneas discursivas, a tal punto que dejé de sumar, en una comparación para este artículo cuando traspasó los 10,4 millones de vistas, solo en YouTube. Ahora sumemos las otras plataformas, con las que no contaban Zapatero ni Rajoy y entenderemos que pudo llegarles a veinte millones o más de interesados.

Por eso la mayoría ya no ve televisión como hace veinte años, cuando un hogar promedio encendía durante ocho horas su tele y había que acomodar el horario para sintonizar cada programa. Hoy pasamos 3 horas diarias en televisión, pero a la carta y un promedio de otras seis en distintas pantallas, en fin, que consumimos mucho más tiempo de pantalla que nuestros abuelos y, además, estamos mucho mejor informados y en tiempo real. Pero en el caso de Venezuela no hay tal cosa como televisión o programas de opinión que puedan transmitir el debate porque están autocensurados, no hubo ninguna tertulia televisada que se hiciera eco porque no existen las tertulias, los creadores de contenido hicieron sus análisis, pero no se vio aquí porque muy pocas o ninguna página se puede ver en Venezuela y el debate hasta ahora solo lo han podido ver un poco más de doscientos mil espectadores que en su mayoría están fuera del país. Aún así, fue un éxito por el esfuerzo de los organizadores.

El manual revolucionario de elecciones establece que ningún periódico, televisión o radio podrá dar cuenta de la realización del debate. Las reseñas del debate se hicieron en portales, redes sociales, en algunas plataformas de medios que no están censuradas y las que lo están los usuarios solo pueden accederse a través de un VPN. Los youtubers e influencers se hicieron eco desde sus cuentas personales en Venezuela y si hubo más difusión fue por los que están fuera de Venezuela, de manera que el debate fue también fue inhabilitado al censurar a los medios para que siquiera lo reseñaran.  Y así, los candidatos debatieron como en Norcorea.

El tercer punto del análisis del debate es también interesante. Su contenido permite al espectador saber que entre los ocho candidatos opositores, todos son de centro o algo que se denomina centrismo liberal, un demócrata-cristiano y solo la candidata Solorzano se atrevió a apuntarse en la centro-derecha, aun cuando dirige un pequeño partido que se identifica como socioliberal y ecologista, por lo que, si bien ella puede tener alguna tendencia, su partido y línea discursiva es en realidad de centro.

En fin, que, tras la inasistencia de los socialistas, socialdemócratas y socialcristianos al debate, el de estos candidatos fue uno entre el centro radical y la centro izquierda, como quedó evidenciado en casi todas las respuestas y todo parecía una especie de sesión de preguntas y respuestas entre ocho participantes de Ciudadanos y UPyD.

Y aquí bien vale hacer una aclaratoria. Los partidos que adversaron al régimen en el pasado y cuyos representantes no acudieron al debate, es decir el famoso G-4 son todos de centroizquierda. Un nuevo Tiempo, Acción Democrática y Voluntad Popular son de esa tendencia y los dos últimos están inscritos en la Internacional Socialista, sus cabezas más relevantes son socialdemócratas con cierta tendencia populista y sus programas son muy de izquierdas. Mientras que Primero Justicia, un día concebido como centroderecha, está hoy representada por la centroizquierda populista autodefinida como progresista. Y mucho menos fue la izquierda, de la izquierda opositora.

Y esto es interesantísimo. No solo porque no hay nada de sabor en la sopa política ya que el lenguaje opositor no tiene sal ni condimentos, sino que, en Venezuela, tras más de veinticuatro años de socialismo extremo, no hay nadie de cara al electorado, absolutamente nadie equivalente al Partido Popular y ya ni hablar de VOX. Así que bien cabe un chiste de mal gusto, en Venezuela no existe ni la derechita cobarde, la oposición o es de las izquierdas o del centro y valdría decir entonces ¿En el centro de qué si no hay nadie en el otro extremo?

Lo que nos lleva a la que, a mi juicio, fue la segunda pregunta más importante del debate. La definición del adversario al que combaten. Cuatro calificaron al régimen como una dictadura, dos como una tiranía, en algunos casos mezclaban el crimen organizado con ambos términos y otros dos, simplemente optaron por no calificarlo de alguna manera. Y he aquí, entre estos dos aspectos y a mi juicio, el inmenso problema que tiene el electorado venezolano.         

Uno de los grandes errores que tiene la política moderna y esto también ocurre en España, es que trata de prescindir de un fenómeno propio de los electores, como son sus sensaciones, sentimientos y pasiones políticas. Para un gran sector, la política simplemente trata sobre encargarse bien de las cosas, como si se tratara solamente de gestionar lo público administrando bien las cosas y así no levanta absolutamente a ningún alma del piso. Y lo segundo, es que prescinde también de lo educativo. Todo político es en principio y, ante todo, un educador. Porque debe explicar a su electorado permanentemente sobre su presente y le dibuja el camino de un mejor porvenir. En fin, que un virtuoso de la política es aquel que levanta pasiones en el corazón y siembra su proyecto en las mentes de los votantes, porque la política no es otra cosa que despertar las pasiones de los votantes y crear adeptos a una causa en común que nos lleve juntos al futuro.

Por eso es tan importante tanto identificarse uno mismo, como la definición del adversario y además saber en qué escenario nos desempeñamos, para definir cuál es el proyecto viable para conducir al electorado y en esto, la oposición también falla. ¿Conoce al electorado? Veamos. Decir en Venezuela que un gobierno es una dictadura, no le dice absolutamente nada al elector ni lo educa en nada porque para muchos Simón Bolívar fue un dictador y eso es aceptable, como también lo fue Guzmán Blanco, de manera que la dictadura no le dice nada malo al venezolano porque la República se formó, sustentó y desarrolló en dictadura prácticamente en un 80% de los años.

El venezolano de hecho se ha formado desde primaria con un Gómez que era un tirano liberal, ¡Abajo la tiranía! Se puede leer en el bachillerato como grito contra el general Medina y el ¡Cayó la Tiranía! Cuando se marchó el general Pérez Jiménez. Pero a su vez, el alumno venezolano es educado con que Gómez pagó la deuda y pacificó a Venezuela, Medina fue un gran demócrata y Pérez Jiménez fue un gran desarrollista. Por lo tanto, en la cabeza del venezolano, una dictadura o una tiranía son palabras tan vacías como que les digan que son de” centro” y todos los apellidos que le han anexado para decirnos nada.

Y el siguiente error consiste en carecer de un proyecto de supervivencia. Creo que la oposición no ha entendido lo que está en juego, que no se trata de ganar una elección que todos sabemos que va a ser más inhabilitada que los políticos. Lo que se juega en este periodo es su desaparición y el juego, no debe ser electoral, debe ser de coordinación para la supervivencia de una Unidad que permita tener referentes claros de cara al futuro próximo, cuando nuevamente el escenario político internacional, se alinee con la oposición y esa comunidad tenga con quien hablar. No entenderlo, es suicida.

Pero seamos honestos, parece un suicidio asistido en momentos en los que la eutanasia es bien vista.

Lo que salva a este debate son los deseos de libertad de los jóvenes que lo organizaron, la necesidad de respirar por horas aires democráticos porque eso si no se puede negar, a pesar de las diferencias los candidatos hicieron un alto para responder al enorme esfuerzo para que Venezuela tuviera un intercambio de buenos deseos, entre quienes aspiran con o sin posibilidades que volvamos a ser una gran nación.

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