Vía AP
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a la cumbre con su homólogo ruso, Vladímir Putin, decidido a exigir un alto el fuego inmediato en Ucrania bajo amenaza de “consecuencias severas” y nuevas sanciones contra el Kremlin. Sin embargo, terminó cediendo y abandonando esa postura, al aceptar que la salida debía ser un acuerdo de paz integral, en línea con la posición defendida por Putin.
La reunión tuvo lugar el viernes en la base militar de Elmendorf-Richardson, Alaska, donde ambos mandatarios caminaron por la alfombra roja, intercambiaron sonrisas y ofrecieron una rueda de prensa conjunta. Al regresar a Washington, Trump escribió que, tras conversar también con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y líderes europeos, “se determinó que la mejor forma de acabar con esta guerra es un acuerdo de paz y no un simple alto al fuego que muchas veces no se sostiene”.
Una cumbre sin avances concretos
Aunque Trump y Putin destacaron un supuesto “progreso”, no trascendieron detalles del encuentro. Para analistas como Fiona Hill, exasesora del Consejo de Seguridad Nacional, el giro de Trump lo dejó en una posición debilitada: “Salió sin el único objetivo que se había fijado: un alto al fuego. Y eso después de dar a Putin el trato de alfombra roja”.
Desde Europa, la cumbre fue interpretada como una victoria simbólica para Moscú. El ex primer ministro sueco Carl Bildt señaló que Putin “no cedió un centímetro”, mientras que Trump sufrió “un revés evidente”.
Críticas en casa
En Estados Unidos, el recibimiento con honores a Putin —la primera visita del líder ruso a suelo estadounidense en una década— generó fuertes críticas de los demócratas. La senadora Jeanne Shaheen lo calificó como “un día de deferencias” y advirtió que el presidente “no obtuvo nada a cambio”. Pidió al Congreso responder con sanciones más duras contra Rusia.
El senador Jack Reed coincidió en que la diplomacia debe ejercerse “con responsabilidad” y no en términos de concesiones al Kremlin.
Reacciones republicanas
Los republicanos, en cambio, reaccionaron con cautela. La senadora Lisa Murkowski se declaró “moderadamente optimista” y subrayó que cualquier negociación debe contar con el consentimiento pleno de Ucrania. El senador Lindsey Graham se mostró confiado en que una eventual reunión trilateral con Zelenski “pueda poner fin a la guerra antes de Navidad”.
Otros aliados de Trump celebraron simplemente el hecho del encuentro. El activista Charlie Kirk lo describió como “una gran cosa”.
Un impulso para Putin
En Moscú, el expresidente Dmitri Medvédev elogió la cumbre como un paso hacia la restauración del diálogo al más alto nivel, destacando que las conversaciones se dieron “sin amenazas ni ultimátums”.
El propio Putin invitó a Trump a visitar Moscú, consolidando una imagen de recuperación de protagonismo internacional tras años de aislamiento por la invasión a Ucrania.