La batalla de artillería por la ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania, es tan intensa y larga que incluso armas recientemente suministradas, como el cañón alemán Pzh2000, dan señales de desgaste.

Los combates más largos y feroces de esta guerra empezaron a mediados de 2022 y la ciudad cayó bajo control ruso el pasado mayo. Pero el ejército ruso sin embargo no la ha conquistado totalmente, y las fuerzas ucranianas intentan cercar Bajmut por los flancos.

Unidades de infantería, curtidas tras largos meses de combate, avanzan lentamente pero con paso firme desde hace semanas a través de la zona boscosa y los campos al borde de Bajmut, protegidas por los disparos de artillería contra las posiciones rusas.

No lejos de Bajmut, una unidad de la 43ª brigada de artillería está equipada con un Panzerhaubitze 2000, un cañón autopropulsado de 155mm.

Esta pieza de artillería, enviada a Ucrania por sus aliados occidentales a finales de 2022, es más precisa y de mayor alcance que los modelos de diseño soviético.

Pero la cadencia de disparos de estos vehículos es muy superior a la que habían previsto los ingenieros alemanes en su concepción. Además, las fuerzas ucranianas los utilizan de forma intensiva, puesto que sólo disponen de una treintena de ellos.

La unidad dirigida por un joven oficial llamado «Pravda» ya ha tenido que enviar uno de estos cañones a revisión, y sus mecánicos están trabajando para que la pieza que llegó de reemplazo no se averíe rápidamente.

La torreta del cañón ya tiene impactos de esquirlas de obús y el sistema de recarga automática debe ser revisado casi de forma permanente.

Las tropas, que sólo han tenido 10 días de permiso en más de un año y viven en refugios construidos en el bosque, se quejan de que este blindado parece estar pensado más para circular en las autopistas alemanas que en los enfangados campos de batalla.

«Caminar por el asfalto»

«Cuanto más rápido acabemos (con los rusos), antes volveremos a casa», dice, no obstante, Pravda.

«Quiero volver a caminar por el asfalto, pero quizás se me haya olvidado cómo hacerlo», bromea.

Tras todo este tiempo en el frente, otro soldado, Krasavchik («chico guapo»), tiene otra estrategia para evadirse.

«No toques la pala», le dice a un visitante. «Esta pala es una terapia, cuando excavas te olvidas del resto».

Pese al cansancio, las soldados siguen con la moral alta y hacen lo máximo para sacar provecho del cañón alemán.

Tras haber recibido las coordinadas de un blanco, arrancan el blindado y salen de la relativa seguridad de la zona boscosa en dirección a unos prados. Luego el enorme cañón se alza y se oyen cuatro detonaciones entre las colinas.

Normalmente, los soldados no saben sobre qué han disparado, pero a veces el servicio de información militar les envía imágenes de lo que han destruido.

En la pantalla agrietada de un teléfono, Pravda muestra a los reporteros de la AFP una imagen granulosa: un cráter en una posición rusa donde se ve a al menos un soldado muerto.

AFP