Morfema Press

Es lo que es

Ucrania

Cuando la economía de Venezuela mostraba signos tentativos de recuperación en 2020, Enrique Perrella pensó que era hora de abrir una cafetería en el este de Caracas que sirviera café, postres y desayunos.

Pero en enero de este año, ante el aumento de los alquileres, el aumento de los impuestos y las restricciones financieras, lo cerró.

“El boom ha terminado”, afirmó Perrella. «No hay protección para la inversión».

Después de una breve recuperación gracias a la dolarización de facto, la economía de Venezuela está nuevamente siendo víctima de una alta inflación, salarios rezagados y disminuciones en las compras y producción de bienes, dicen empresarios y analistas.

El gobierno de Nicolás Maduro relajó los controles cambiarios en 2019, permitiendo más transacciones en dólares a pesar de las sanciones estadounidenses. La medida condujo a una ligera recuperación en 2021 y 2022 después de ocho años de colapso económico y la migración de unos 7,3 millones de venezolanos.

Maduro elogió el crecimiento económico del 15% el año pasado y dijo en agosto que la expansión continuaba.

Pero comerciantes y analistas dijeron que el impulso de la dolarización ha resultado insuficiente ante un crédito limitado, una depreciación de la moneda local, impuestos más altos, un gasto público limitado en medio de menores ingresos petroleros y un aumento en las facturas de servicios públicos.

La actividad económica disminuyó un 7% en el primer semestre de 2023 respecto al mismo periodo del año anterior, según el no gubernamental Observatorio Venezolano de Finanzas, mientras que la inflación alcanzó el 398% interanual en julio, según el banco central.

El mes pasado, Yaner Fung cerró el pequeño supermercado que había tenido en el oeste de Barquisimeto durante 15 años.

“Tuve que cerrar porque en los últimos dos meses las ventas estaban cayendo por el menor poder adquisitivo… y más que nada por el aumento de impuestos y servicios públicos”, dijo.

Fung ahora trabaja para una empresa similar.

“Pasé de propietario a empleado”.

‘No hay capacidad de compra’

Otras empresas que han sobrevivido dijeron que estaban recortando precios, salarios y márgenes de beneficio para mantenerse a flote.

«Para mantener las operaciones tuvimos que recortar salarios y trabajar menos días a la semana», dijo el propietario de una pequeña fábrica de alimentos en la ciudad industrial de Valencia, que pidió no ser identificado. «No hay capacidad de compra».

La producción industrial cayó un 7,6% en el primer semestre del año, en comparación con el mismo período de 2022, según el gremio manufacturero Conindustria. Las ventas comerciales cayeron un 9% en el mismo período, señaló la firma analista local Ecoanalitica.

El banco central, que no publica cifras del producto interno bruto desde 2019, no respondió a las solicitudes de comentarios.

“En el primer semestre de 2022 vimos un crecimiento facilitado por una disminución de los controles y un mayor uso del dólar, pero luego eso se desaceleró”, dijo Jesús Palacios de Ecoanalítica. “Los problemas económicos estructurales como la escasez de crédito, la ausencia de recuperación de los servicios públicos, entre otros, no se resolvieron”.

Los minoristas de la capital, Caracas, están ofreciendo descuentos para aumentar la clientela, pero los comerciantes dijeron que muchas personas todavía no pueden permitirse el lujo de comprar debido a los bajos salarios.

“Hace años me sentía millonaria, hoy mi salario no me alcanza”, dijo Migdalia Uviedo, de 58 años, maestra jubilada que ahora trabaja como tutora y costurera. “Para sobrevivir busco comida más barata”.

La pensión de Uviedo equivale a 9 dólares mensuales. Con su otro trabajo, gana un total de unos 20 dólares.

Una docena de huevos cuesta unos 4 dólares, mientras que un kilo de pollo cuesta 3 dólares y un litro de leche 1,80 dólares.

Más de la mitad de los venezolanos ganan menos de 100 dólares al mes, dice Ecoanalítica, e incluso aquellas familias que reciben algunos ingresos en dólares pueden tener dificultades para costear alimentos y medicinas.

Restaurantes, cafés y panaderías como la de Perrella florecieron con la dolarización. Pero ya han cerrado 25 en Caracas este año, dijo Iván Puerta, presidente de la Cámara de Restaurantes.

Los que quedan han realizado grandes descuentos para atraer clientes, y los almuerzos que costaban 20 dólares a principios de 2023 ahora cuestan 10 dólares. Pero las ventas han bajado, dijeron los dueños de restaurantes, mientras que los costos de los insumos se han cuadriplicado en el último año.

“Tenemos que seguir reinventándonos”, dijo Giulio Gallucci, socio de un restaurante mexicano. 

Reuters

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, recordó este viernes (24.02.2023) el primer aniversario de la invasión de Rusia con un mensaje dirigido a los ucranianos en el que definió los últimos doce meses como «un año de dolor, tristeza, fe y unidad».

EFE

«El 24 de febrero, millones de nosotros hicimos una elección. No una bandera blanca, sino una bandera azul y amarilla (la de Ucrania). No huir, sino enfrentar. Enfrentar al enemigo. Resistencia y lucha», agregó el mandatario ucraniano.

Subrayó que «fue un año de dolor, tristeza, fe y unidad. Y este es un año de nuestra invencibilidad. ¡Sabemos que este será el año de nuestra victoria!», enfatizó Zelenski en un video mensaje emitido en su canal de Telegram.

«Cada ucraniano perdió a alguien cercano» desde invasión rusa hace un año», dijo el presidente ucraniano.

De forma paralela y en otro mensaje publicado este viernes en su página web, el presidente ucraniano informó de que se ha reunido con los altos mandos del ejército para abordar la producción de armamento en el país.

«Abordamos el tema de la producción y suministro de municiones y armas. Por supuesto, no puedo revelar públicamente los detalles de esto. Pero este es un trabajo significativo. Y me alegra escuchar en la reunión del alto mando militar que incluso en estas condiciones tenemos el potencial apropiado», aseveró.

Ucrania no parará hasta «castigar» a los «asesinos» rusos, dice Zelenski

Ucrania no parará «hasta que los asesinos rusos sean castigados», declaró el presidente Volodimir Zelenski en su discurso a la nación con motivo del primer aniversario de la invasión rusa de su país.

«Nunca se lo perdonaremos. Nunca descansaremos hasta que los asesinos rusos sean castigados. Por el tribunal internacional, por el juicio de Dios o por nuestros soldados», dijo en el discurso grabado en video y difundido este viernes en las redes sociales.

Vía EFE

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reiteró hoy en un mensaje en las redes sociales que Europa debe responder unida a la guerra de agresión rusa que ataca valores comunes.

“La agresión rusa contra Ucrania es una agresión contra toda la Europa unida, contra cada uno de nosotros, contra nuestros valores comunes. Y nuestra respuesta debe ser unitaria”, escribió en un mensaje que acompaña de imágenes de la destrucción que deja la guerra en su país.

En otro mensaje reciente en Facebook, Zelenski aseguró que “las fuerzas del orden y las agencias de inteligencia de Ucrania están haciendo todo lo posible para identificar a todos los soldados rusos responsables del terror” del que son objeto las ciudades de Ucrania.

“Ninguno de ellos podrá eludir su responsabilidad, y las sanciones personales no serán suficientes para estas personas. Una condena y prisión es lo mínimo que merecen”, afirmó.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky anunció que Ucrania ha dado un paso importante y formal para ingresar a la Unión Europea.

Por: Morfema Press

Hoy hemos dado un paso más, un paso muy importante y no solo formal, en nuestro camino hacia la Unión Europea. Ucrania ha enviado la segunda parte de las respuestas a un cuestionario especial que debe completar cada país que aspira a formar parte de la Unión Europea. Suele tardar meses. Pero hicimos todo en unas pocas semanas.

El 28 de febrero, Zelensky firmó una solicitud oficial para la UE en la que pide el ingreso de Ucrania a través de un nuevo procedimiento especial.

El 8 de abril, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, entregó un cuestionario a Zelensky durante su visita a Kiev.

Un video publicado por el Kremlin el pasado fin de semana muestra a Putin en aparente mal estado de salud. Algunos comentaristas y la prensa sensacionalista afirman que tiene Parkinson. ¿Qué opinan los médicos?

Por: Deutsche Welle

Desde el senador estadounidense Marco Rubio hasta los profesores universitarios de ciencias políticas, pasando por la prensa sensacionalista del Reino Unido, mucha gente parece conocer a fondo la salud del presidente ruso Vladimir Putin.

Pero una voz importante ha faltado en el aluvión de artículos y discursos que especulan con que Putin, que lidera la invasión rusa de Ucrania, tiene Parkinson o cáncer de tiroides: los expertos médicos.

En un video de 12 minutos sobre una reunión con el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, se ve a Putin agarrando con fuerza una mesa. Se golpeó el pie y se encorvó durante el transcurso del clip, que fue publicado por el Gobierno ruso a finales de la semana pasada. Su rostro estaba notablemente hinchado.

https://twitter.com/FridaGhitis/status/1517183799217442816

El video llevó a algunos comentaristas en línea, incluida la exparlamentaria del Partido Conservador británico Louise Mensch, a sacar la conclusión en Twitter de que el presidente ruso padece la enfermedad de Parkinson.

Días después, un video viral que muestra el temblor de la mano de Putin antes de una reunión con su homólogo bielorruso ha aumentado la preocupación por la salud del líder ruso.En las imágenes se ve a Putin levantando la mano y estrechándola antes de saludar a Alexander Lukashenko y abrazarlo.

La afirmaciones sobre el estado de salud de Putin han sido también publicadas por varios tabloides. Muchos artículos incluyen, entre otros, comentarios de un profesor de comunicación estratégica, un par de analistas políticos y un profesor de lenguaje corporal. Pero ningún médico.

No hay diagnósticos sin exámenes
Probablemente no sea una coincidencia. «Es poco probable que los verdaderos neurólogos hagan comentarios porque se les enseña a no comentar nunca sobre personas que no son sus pacientes», dijo a DW John Hardy, neurogenético del Instituto de Investigación sobre la Demencia del Reino Unido.

Haciendo hincapié en el hecho de que es un neurogenético, no un neurólogo, Hardy compartió su opinión sobre la condición de Putin como alguien que ha estudiado las enfermedades del cerebro.

«En mi opinión, no hay signos de parkinsonismo», dijo. «No tenía buen aspecto… pero no es la enfermedad de Parkinson».

Ray Chadhuri, neurólogo de la Universidad de Londres, estuvo de acuerdo. «Mirando el corto clip, no puedo encontrar ninguna evidencia que pueda decir de parkinsonismo en Putin», dijo Chadhuri a DW.

La enfermedad de Parkinson y el parkinsonismo son increíblemente difíciles de diagnosticar y solo pueden determinarse mediante un examen neurológico exhaustivo en persona, explicó Chadhuri.

«La hinchazón de [la] cara o los temblores pueden ser causados por muchas razones y yo tampoco vi ningún temblor», dijo Chadhuri.

Caroline Rassell, directora ejecutiva de Parkinson’s UK, se hizo eco de Hardy cuando se le pidió una opinión experta sobre los clips. Afirmó que el Parkinson es una enfermedad compleja, con más de 40 síntomas que van desde lo físico a lo mental, y que, por tanto, es imposible diagnosticarla a través de un videoclip de 12 minutos.

«Afecta a todo el mundo de forma diferente», dijo Rassell. «No existe una prueba diagnóstica definitiva, y solo puede confirmarse tras un examen por parte de un neurólogo o un especialista. Las especulaciones en los medios de comunicación y en Internet no ayudan».

Una Rusia hermética hace que las especulaciones sean inevitables
No es raro que la gente especule sobre el estado de salud de los líderes más poderosos del mundo. Los medios de comunicación se han hecho eco de los análisis de COVID-19 del expresidente estadounidense Donald Trump en 2020, de los episodios de temblores de la excanciller alemana Angela Merkel en 2019 y de la operación de colon del papa Francisco el pasado verano.

Durante años, el Kremlin ha mantenido un hermetismo sobre el estado de salud de Putin, lo que ha llevado a periodistas y politólogos a analizar todos los movimientos del presidente para intentar detectar cualquier signo de fragilidad o enfermedad. Los rumores de que Putin tiene cáncer de tiroides, graves problemas de espalda e incluso psicosis se han convertido en parte del discurso habitual que rodea al presidente.

Esto se agravó durante la pandemia del COVID-19, cuando Putin se aisló por completo, negándose a acercarse a otros líderes mundiales en cumbres y conferencias mundiales y exigiendo a aquellos con los que se reunía que se aislaran y pusieran a prueba repetidamente antes de verle.

Especulación sobre estado de psicosis narcisista
La invasión rusa de Ucrania dirigida por Putin en febrero hizo que los medios de comunicación y los analistas especularan con la posibilidad de que, con Putin aislado y con la mayor parte de la información de inteligencia procedente de unas pocas personas selectas que podrían haber dicho toda la verdad o no, el presidente podría haberse sumido en un estado de psicosis narcisista.

Los periodistas parecían aferrarse a esta idea como una forma de explicar la invasión no provocada de Rusia en Ucrania, que ha dejado al menos 1.800 ucranianos muertos y miles de heridos.

Si Putin está en su lecho de muerte y está utilizando esta guerra como una forma de cimentar su marca en la historia, o si realmente está siendo guiado por una especie de psicosis, sin ninguna información del Kremlin, todo es especulación.

Y, a fin de cuentas, nadie –ni los comentaristas de Twitter, ni los neurólogos que observan los videos publicados por el Kremlin, ni los llamados expertos en Rusia– sabe lo que está ocurriendo en el cerebro de Putin.

Vía Meduza

Según  la ONU , más de 3,5 millones de personas abandonaron Ucrania durante el mes de la guerra. La gente sale para escapar, pero tras cruzar la frontera, las dificultades no acaban: hay que decidir dónde vivir, cómo ganarse la vida y cómo no toparse con estafadores. Una vez en Europa, algunos ucranianos deciden que no valía la pena irse, mientras que otros se dan cuenta de que quieren volver al país lo antes posible. Meduza les habló sobre las pruebas que atraviesan actualmente y por qué quieren regresar a casa a pesar de los bombardeos.

tatiana

Se fue a la República Checa desde Donbass

La guerra me encontró en la región de Donetsk, mi hija y mi yerno en Kharkov. En la mañana del 24 de febrero, me desperté por el ruido, como resultó más tarde, se trataba de explosiones. Pero al principio no entendí lo que pasó.

Después de las seis de la mañana fui a trabajar, miro, ya sea que estén volando cohetes o aviones, y todos gritan que hay una guerra. Al principio estaba confundido: no habíamos disparado durante mucho tiempo, hubo una pausa durante varios años. Todavía esperábamos que todo pudiera terminar rápido, que se pusieran de acuerdo, que los diplomáticos lo decidieran todo. No podíamos creer que una guerra a gran escala pudiera estar ocurriendo en el siglo XXI.

La hija y el yerno corrieron primero. Al principio esperaban que la guerra terminara pronto, así que decidieron quedarse sentados, escondiéndose en los sótanos durante dos semanas, fue un infierno. Fríos, húmedos, se envolvieron en varias mantas a la vez. Ahí no hay conexión, así que no sabía si estaban vivos o no: tenían agua, pero daba miedo que se congelaran. No pudieron salir de allí durante varios días, al final casi no salieron del sótano. Y disparaban desde arriba, y siempre daba miedo. De repente, termina en un refugio. De repente, entra en el apartamento, y no habrá ningún lugar al que regresar. Da miedo no llegar al refugio, o que la salida se llene: la comida se acabará y luego, ¿qué hacer?

En el décimo día de la guerra, se fueron, después de que uno de sus amigos muriera por un bombardeo y al segundo le volaran la pierna. Decidimos: «es suficiente, ya no podemos sentarnos aquí, al menos en ninguna parte, en la calle, lo más importante, lejos de allí».

Conducían su auto: hija, yerno y su hermana de quince años, él es su tutor. Tienen tres gatos y un perro con ellos. Durante tres noches viajaron por Ucrania, porque a menudo se detenían para que los animales pudieran ir al baño y comer. Por la noche se instalaron en hoteles con animales.

Tres días después llegamos a Polonia y de Polonia a Alemania. Antes de irse, encontraron los números de voluntarios en Internet, llamaron: los teléfonos no se contestan. No se encontraron voluntarios en ninguna parte, ni en Polonia ni en Alemania. Dicen que los propios voluntarios vienen a las estaciones, pero no hay nadie en las vías. 

Pasaron una semana en la carretera, una vez pasaron la noche en el coche. No había alojamiento, no había comida, especialmente para los animales: podían encontrar algo barato para ellos mismos y los animales se acostumbraron a su comida. En una semana, se gastó casi todo el dinero: se gastó mucho en gasolineras, especialmente en Alemania, donde la gasolina es cara.

Como resultado, llegaron a la embajada, pero nadie los ayudó allí: la embajada no se ocupa de los refugiados, se ocupan de los centros de crisis. No se habla inglés. La hija y la hermana del yerno estaban llorando, y el yerno decidió regresar a Ucrania, al infierno que está sucediendo en Jarkov y la región. Al menos hay una casa y comida.

Aparentemente, estaban tan agotados que ya pensaban diferente. Dijeron que no tendrían éxito, que no recibirían ayuda en ninguna parte, aunque simplemente colgaban de un lado a otro. Los persuadí para que esperaran: busqué en Internet voluntarios ya verificados, traté de ayudarlos de alguna manera desde Ucrania. Como resultado, la hija recordó que tenían un conocido en la República Checa. Encontró voluntarios, contactaron a su hija, los encontró. Ayudó con la vivienda, luego adjuntó a los animales. Kotov gratis durante un mes en un hotel, muy cómodo, y una chica local se llevó al perro. Recibimos una cálida bienvenida y ayudamos con todo lo que pediste.

Me fui en tren el otro día. Quería huir tan pronto como comenzara la guerra, pero mi esposo y mi madre se negaron y me quedé con ellos. Cuando una casa en nuestra área fue bombardeada, empaqué y me fui. Mi madre y mi esposo todavía están allí. Mi esposo y familiares en Europa han llamado, persuadido, no, «aquí me muero», y eso es todo. 

Fui primero a Kyiv, luego a Lvov, de allí a Polonia. Había mucha gente en las estaciones, en el tren de evacuación [todo estaba abarrotado], los niños pequeños y las madres dormían en el mismo estante. Bueno, nada, de alguna manera todos estaban acomodados para que alguien no cupiera, este no era el caso, las maletas cabían todas, porque todos tenían un mínimo de cosas. El tren se movía con cuidado, lentamente, con paradas: había noticias de que estaban disparando contra los trenes . Entonces, solo un poco: el tren reduce la velocidad y cada vez que nos paramos, da miedo, porque Dios no quiera que comiencen a disparar, ¿a dónde debemos correr del vagón lleno de gente? Todo estaría allí. Las luces del tren estaban apagadas, todas las ventanas tenían cortinas para que no fuera visible desde el aire. 

Ahora también estoy en la República Checa, me reuní con mi familia. El yerno ya ha encontrado trabajo, lleva varios días trabajando en la fábrica. No nos quejamos. Pero todos los días esperamos hasta que sea posible regresar a Ucrania. Tengo un refugio con gatos en la región de Donetsk, no sé si esperarán, si vivirán. Quisiera volver a nuestras casas, que llevamos años equipando, a nuestros amigos y familiares. Quiero ir a casa. 

Dana

Se fue a España desde Kiev, cambió de nombre

El 24 de febrero pasamos la noche visitando a mi madre. Por la mañana, al despertar, con un niño de dos años en brazos, corrí hacia los vecinos en el sótano.

Viví en Kiev: la ciudad fue bombardeada, pero, en general, estábamos más tranquilos que en Kharkov o Mariupol. En los primeros días, había un cielo anaranjado brillante sobre Kiev y se podía ver cómo se derribaban los misiles. Luego se calmó, pero mi madre, mi hijo y yo decidimos irnos. Los hombres permanecieron en Ucrania: no están siendo liberados ahora debido al decreto de movilización general . 

A través de voluntarios, condujimos a Transcarpacia, de allí a Budapest. Desde Budapest, en avión a Milán, desde Milán, a Madrid, y de allí a una pequeña ciudad española a amigos que escribieron que estaban listos para recibirnos. Vivimos con ellos por segunda semana, pero de alguna manera no quiero sentarme en su cuello por mucho tiempo, así que estoy buscando trabajo: por ahora, en las redes sociales en grupos para ucranianos en España, entonces, cuando obtengo el estatus de protección temporal , puedo buscar a través de los centros de ayuda a los refugiados.

Ahora mi objetivo principal es encontrar un trabajo y ganar dinero. No tengo miedo al trabajo, estoy listo para al menos lavar los pisos y limpiar los baños. Soy cocinero de formación, durante el último año trabajé con mis padres, se dedicaban a la fabricación y tapicería de muebles tapizados. Cualquier otra actividad también la dominaré. Aprenderé el idioma, tocaré las vacantes: soy terco, no desapareceré. No solo tengo que ganarme la vida para nosotros, sino también enviar dinero a mi esposo: él trabajaba en una estación de servicio y perdió su trabajo debido a la guerra. Ahora todo el negocio está cerrado: no hay demanda, la gente no va a ningún lado, porque es peligroso moverse por la ciudad, no gastan dinero, porque se necesita guerra y dinero. No hay nada para pagar el salario, por lo que son despedidos. Encontrar un nuevo trabajo es casi imposible. Mi esposo ahora vive de los ahorros, pero se acaban, así que quiero apoyarlo con dinero. Pero aún no sale.

Dicen que en España hay paro en general , los ciudadanos del país no encuentran trabajo – donde estamos nosotros, refugiados. Además, no sé el idioma, necesito tiempo para aprenderlo, y todo este tiempo tengo que trabajar en algún lugar.

Ahora estoy pensando en mudarme a otro país donde habrá más oportunidades para los refugiados: voy a redactar documentos en unos días, y hasta que no haya recibido el estatus de protección temporal , todavía puedo irme libremente a otro país, entonces habrá dificultades legales. Tal vez tengamos suerte en Alemania, hay un buen apoyo para los refugiados, pero en Alemania los centros para refugiados ya están superpoblados, muchos ucranianos van allí, no sé si habrá suficiente espacio para nosotros. Pero aquí vivo con amigos y tengo miedo de ir a algún lado: no quiero estar en la calle. Tengo miedo de tropezarme con estafadores, de no conseguir un lugar en el centro de refugiados. Honestamente, estaba tan desesperado que hubo pensamientos de regresar a Ucrania: al menos allí está claro cómo seguir viviendo. 

Siempre luché a mi manera, tenía muchos planes y decidí cómo llevarlos a cabo. Yo no quería irme, pero tenía que hacerlo, porque tengo miedo por mí, por mi hijo, por mi familia. No quería buscar trabajo en otro país, no quería dejar mi trabajo favorito hasta que llegara el “mundo ruso”. Ahora no elijo qué hacer, tengo que aceptar cualquier condición para que mi hijo tenga algo para comer. Y sobre todo, esta incertidumbre asusta: ayudarán o no ayudarán, lo aceptarán o no, tendrán suerte o no.

Es moralmente difícil que estemos en otro país. Tengo muchas ganas de volver a mi tierra natal, ver a todos nuestros ucranianos, reír, comunicarme, que los niños vayan al jardín. Me alienta la idea de que algún día volveré a mi pequeña vida, a mi pequeño departamento -si no lo bombardean- a un esposo que definitivamente sobrevivirá, y toda esta pesadilla terminará. Pero todo esto no es tan terrible comparado con el hecho de que muchos de nuestros seres queridos se quedaron allí, estamos preocupados por ellos, por nuestro país, por nuestras ciudades destruidas. Pero nuestro ejército está haciendo lo mejor que puede, y rezamos por ellos todos los días.

Sasha

adoptó a su familia en Bélgica

He estado viviendo en Bélgica durante unos cinco años. Por supuesto, cuando comenzó la guerra en Ucrania, lo primero que le dije a mi familia fue que vinieran a mí. Papá se quedó en Ucrania por la movilización y por familiares: sus padres tienen 70 años, no puede dejarlos. Mamá tampoco quería, pero me los envió con mi hermana menor. El día 18 de la guerra, llegaron aquí desde la región de Kiev. 

Mamá tembló durante dos semanas con cada sonido fuerte: los bombardeos tuvieron tal efecto en ella. Ahora se ha calmado más o menos: está a salvo, no en un centro de refugiados, sino con un ser querido, en una zona que conoce muy bien: vino a verme este verano y vivió en nuestro apartamento durante un mes. Y de todos modos, desde el primer día de regreso en Polonia, de donde la llevamos, mi madre dijo que llevaría a Katyushka, mi hermana, a Bruselas y volvería a Ucrania.

No hay necesidad de esto, pero ella se siente atraída por su tierra natal. En Bélgica, el idioma es incomprensible para ella, la gente es extraña y el ambiente no es nativo. Extraña tanto a Ucrania que está lista para ir allí, a pesar de la guerra, a pesar de que nació en Vyshny Volochek y antes de la guerra se consideró rusa toda su vida. Ella dice que tiene un esposo, una madre y un perro en Ucrania, y que allí será más útil. 

Le parece que ya no da tanto miedo: no bombardean Kiev con tanta frecuencia como Jarkov, y no da tanto miedo sentarse en un refugio antiaéreo. Estamos tratando de persuadirla: se emociona, dice que estamos escalando todo, nadie la matará allí y no la violará. Está enojada con nosotros, nos llama alarmistas y cobardes, como si no entendiera que no volverá a su antigua Ucrania de antes de la guerra.

Traté de mantenerla. Discutió, discutió, gritó. Mostró lo que está sucediendo en Ucrania. Le escribí a mi madre a un psicólogo: seguro, su deseo de irse fue dictado por el estrés y el trauma psicológico experimentado, y esta intención es irracional y está fuera de su control. 

Simplemente no fue a un psicólogo, aunque me parece que todavía no se ha recuperado del susto y necesita ayuda. Me da vergüenza admitirlo, pero estaba tan desesperado que quería esconder su pasaporte para que no pudiera irse físicamente. Ella se enteró y me golpeó, diciendo que nada la detendría. 

Entiendo que debe estar preparado para el hecho de que los refugiados pueden comportarse de manera extraña, puede ser difícil con ellos: pueden surgir problemas mentales debido al estrés experimentado. Necesitamos lidiar con esto con comprensión y paciencia.

Al final me resigné: mi madre ya tiene menos de 50 años, no tengo derecho a detenerla, por más loca que me parezca su decisión. Pero lastima. Esta humildad fue difícil para mí: estaba bajo tanta presión que podía matarla, un proyectil podía caer en su casa, estaba en peligro constante, lejos de mí, donde no podía controlar nada y no podía ayudarla de ninguna manera. .

Mi hermana se queda conmigo: es menor de edad, logré convencer a mi madre de que es peligroso que regrese. Mi hermana y yo somos muy unidas, pero todavía no reemplazaré a mi madre: además, yo también tengo una hija de un año, tengo miedo de que mi hermana sienta que mi hija tiene una madre, pero ella no Se siente sola: su padre se quedó en Ucrania debido a la movilización y ahora su madre se va. 

La hermana duerme con el sombrero de su padre y la chaqueta de su madre: dice que no es tan triste con las cosas de sus padres. Mi corazón se está rompiendo en pedazos por toda esta pesadilla. Espero que todo esté bien con mi madre, porque no puedo hacer nada más que esperar.

Por J. Lozano en Religión en Libertad

Al igual que ocurrió al inicio de la pandemia de coronavirus se están repitiendo de nuevo las imágenes de bebés recién nacidos acumulados uno tras otro en frías habitaciones, pero ahora es incluso mucho más grave pues Ucrania está en plena guerra e invadida por tropas rusas.

Ucrania no era hasta ahora únicamente el llamado “granero de Europa” por sus grandes exportaciones de cereales sino que además es la principal granja de bebés, a través de una desarrollada, legal y creciente industria de los vientres de alquiler. Parejas de todo el mundo encargaban allí sus niños, y una mujer ucraniana hacía de gestante hasta el parto para después entregar los bebés a los compradores.

Sin embargo, al igual que ocurrió con el gran confinamiento ahora la guerra impide a estas parejas recoger a los recién nacidos poniéndose una vez más de manifiesto como el bebé es en los vientres de alquiler un mero producto más de compra-venta y que por motivos extraordinarios ahora a este “stock” no puede dársele salida. La diferencia es que son seres humanos y no trigo o aceite de girasol.

No se conocen cifras exactas de los niños que son encargados a vientres de alquiler cada año en Ucrania. Se estima que son entre 2000-3000, siendo ésta una estimación a la baja. Hay decenas de agencias que se encargan de estas prácticas. Algunas tienen sólo un pequeño número de mujeres disponibles para alquilar su útero, pero las más grandes tienen hasta 500 madres a disposición.

De este modo, estos días según van naciendo niños deben ir acumulándose en sótanos y refugios, evitando así los bombardeos rusos. Si la falta de apego de los recién nacidos con sus madres (llamada mujer gestante) ya tiene consecuencias negativas para los niños, esta situación es si cabe más perjudicial para los pequeños.

Tres son los principales problemas que se dan en estos momentos con la guerra de Ucrania:

-la seguridad de un número creciente de bebés en refugios con cuidados cada vez más precarios en un ambiente bélico.

la situación en la que quedan las llamadas madres gestantes. Además  de la guerra en su país y su propia situación familiar se une la presión de las personas que desde miles de kilómetros de distancia presionan para que “su bebé” siga los cuidados necesarios para ser un “producto óptimo”.

-la más que posible destrucción de miles de embriones congelados debido a los problemas de suministro eléctrico y los bombardeos, con el problema ético añadido que esto conlleva.

Muy pocas parejas han logrado poder llevarse a estos niños. Entrar y salir del país para los extranjeros es prácticamente imposible y además no hay vuelos disponibles. Pero desplazar hasta la frontera a tal cantidad de bebés es igualmente irrealizable.

Lo que sí se están dando son casos de madres gestantes que están huyendo con sus familias e intentando salir del país.

Es el caso de Svetlana, madre gestante contratada por el matrimonio australiano Emma y Alex Micallef. Esta ucraniana logró llegar a Moldavia junto a otras madres de alquiler. Ahora están alojadas en un pequeño apartamento, pero al menos ya están lejos de la guerra.

Sin embargo, en este momento se da otro importante dilema que muestra qué hay detrás de los vientres de alquiler. Si el bebé nace en Moldavia Svetlana, según la legislación de este país, será la tutora legal. Ella podría darlo posteriormente en adopción pero podrían pasar años antes de que este matrimonio australiano pudiera llevárselo a su país.

Imagen de un refugio con numerosos bebés nacidos por vientres de alquiler

¿Qué van a hacer entonces? Ya lo han decidido. Cuando se acerque el momento del parto, Svetlana deberá volver a entrar en Ucrania haya o no guerra en ese momento para dar a luz en una ciudad cercana a la frontera. La seguridad de la gestante pasa a un segundo plano, pero en consecuencia también la del niño, pues lo importante para los compradores es garantizar tener ya al bebé y no tener que esperar meses o años.  

La agencia que utiliza este matrimonio es pequeña, actualmente gestiona nueve vientres de alquiler, pero la agencia más grande de Ucrania actualmente tiene 500 madres gestantes en diferentes etapas del embarazo.

Cuarenta y un bebés bajo su cuidado están “varados” en Kiev. Muchos de estos niños están siendo atendidos en una guardería en el sótano de Kiev mientras las fuerzas rusas asedian la ciudad y la bombardean. Cada día nacen más niños y “si nada cambia en el futuro cercano, es posible que tengamos 100 bebés bajo nuestro cuidado», cuenta Denys Herman a la BBC, asesor legal de la agencia.

BioTexCom, una de las agencias más conocidas, ha publicado un vídeo para tranquilizar a los contratantes, pero lejos de conseguirlo preocupa la situación tan poco adecuada de una empresa de cría de bebés en medio de una guerra.

En él se ve una mujer joven con miedo en los ojos guía a los espectadores a través de estrechos pasillos hasta una gran sala con sacos de dormir, máscaras antigás, una cocina lúgubre, un baño pequeño y estantes con comida enlatada, pañales y fórmula para bebés. Un lugar que da la impresión de frío.

Pero además Mercatornet pone el foco en otro asunto con graves implicaciones éticas. Algunas clínicas con sucursales en la cercana Georgia, país que también permite estas prácticas, quieren transferir sus embriones de Ucrania a Georgia a través del Mar Negro. Pero sus posibilidades son escasas en este momento: no hay vuelos comerciales y es poco probable que el ferry de 39 horas de Chornomorsk a Batumi esté funcionando.

“Los peligros de la guerra en Ucrania han puesto al descubierto la inhumanidad de la industrialización de la reproducción humana. Miles de embriones, es decir, bebés congelados, corren el riesgo de perecer si se interrumpe el suministro eléctrico. Las mujeres embarazadas de los hijos de otras mujeres corren el riesgo de ser abandonadas por médicos empleados por una empresa con fines de lucro. Los padres encargados se han convertido en pequeños engranajes de una máquina de guerra. El amor, incluso el amor entre las ruinas, no estaba destinado a ser así”, afirma Michael Cook en Mercatornet.

Por Daniel Ten Kate en Bloomberg

Un tono más cooperativo que emane de la llamada de Biden-Xi no solo podría ayudar a poner fin a la guerra, sino también brindar un camino a seguir para mejorar los lazos generales entre las economías más grandes del mundo.

La idea de que Joe Biden y Xi Jinping trabajen juntos para presionar a Vladimir Putin parece absurda en algunos niveles.

El líder chino acordó una amistad “sin límites” con Putin el mes pasado, y su gobierno se negó a condenar a Rusia tras la invasión de Ucrania. En cambio, ha culpado a Estados Unidos por desencadenar la guerra al expandir la OTAN.

La Casa Blanca ha sido igualmente desconfiada, advirtiendo repetidamente a Beijing que no ayude a Putin con apoyo militar o financiero para evadir las sanciones.

Sin embargo, hay algunas razones para el optimismo antes de la llamada de Biden-Xi de hoy: comparten un interés común en terminar rápidamente la guerra.

China ha recalibrado recientemente su posición, afirmando que “nunca atacaría” a Ucrania y enfatizando la necesidad de detener las bajas civiles. Para Xi, un conflicto prolongado que trae inestabilidad a los mercados globales, y la amenaza de sanciones de EE. UU. a China, solo lo debilitará antes de que asegure un tercer mandato esperado en el poder este año.

La administración Biden también se beneficiaría de un rápido final de la lucha, tanto por el prestigio de ayudar a Ucrania a sobrevivir como por la posibilidad de reducir los costos de los productos básicos para reducir los precios de los alimentos y el gas.

El truco es cómo encontrar puntos en común. Cuando Biden reemplazó a Donald Trump, su administración destacó la necesidad de competir con China y cooperar donde se alinean los intereses.

Hasta ahora, en Ucrania, la Casa Blanca ha presionado principalmente a China para que aísle a Rusia, lo que solo ha generado enojadas represalias por parte de Beijing.

Un tono más cooperativo que emane de la llamada de Biden-Xi no solo podría ayudar a poner fin a la guerra, sino también brindar un camino a seguir para mejorar los lazos generales entre las economías más grandes del mundo.

Cuando las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Reino Unido y otros países invadieron Irak en 2003, Sadam Husein se equivocó al enfrentar convencionalmente a los invasores. No entendió que, a pesar del tamaño y poder de fuego de sus fuerzas, lo que venía era una guerra asimétrica. Enfrentar cara a cara al ejército más poderoso del mundo era suicida. En pocos días la aviación, los tanques y la artillería de Sadam fueron destruidos y sus tropas rendidas en masa. Los americanos y británicos alcanzaron Bagdad, capturaron a Husein y en unas cuantas semanas habían tomado control de un país de 430 000 kilómetros cuadrados. La verdadera guerra en Irak vino después bajo formas irregulares con elevados costos para Estados Unidos. ¿Qué habría ocurrido si Husein hubiera transformado sus Fuerzas Armadas en un enorme ejército irregular desde el inicio?

En 1988 sostuve una reunión con Raúl Castro por encargo de su hermano Fidel. Raúl comenzó la reunión diciendo: “Si los americanos nos invadieran, nuestro poder de fuego convencional sólo serviría en las primeras horas para causar la mayor cantidad posible de bajas antes de que desembarquen. Una vez en tierra sería imposible detenerlos. Por ello nos interesa mucho tu experiencia en la estrategia guerrillera en El Salvador”. La decisión de ir a una guerra irregular puede resultar luego de una derrota como los republicanos en España, pero también puede asumirse en un momento de fortaleza como estrategia para enfrentar a un enemigo muy superior. Los casos contemporáneos más notables serían Vietnam y Afganistán. En el primero fueron derrotados franceses y estadunidenses; en el otro, Reino Unido, la Unión Soviética y Estados Unidos.

Las Fuerzas Armadas de Ucrania cuentan con 200 000 hombres activos y 900 000 reservistas; poseen tanques y vehículos blindados, artillería, cazas, helicópteros y drones, pero en cantidades insuficientes para enfrentar convencionalmente a una potencia militar como Rusia. Por las noticias se puede deducir que el presidente Volodímir Zelenski y sus jefes militares asumieron que enfrentarían una guerra asimétrica y, planificado o de hecho, adoptaron una estrategia de guerra irregular a gran escala. No ha habido en Ucrania batallas de tanques, duelos de artillería ni combates aéreos. No hay maniobras con grandes fuerzas que impliquen una guerra de movimientos y tampoco una guerra de posiciones generalizada; sin embargo, los ucranianos están causando numerosas bajas, destruyendo muchos tanques y derribando helicópteros y aviones.

La baja del general de división Andréi Sujovetski es una evidencia de que Putin está empezando a enfrentar un enemigo invisible. Eliminar un general implicaría una gran batalla convencional que no ha ocurrido. Las posibilidades son que el general fue eliminado por un francotirador, su transporte fue emboscado o su puesto de mando sufrió un golpe de mano. Todas estas son operaciones irregulares. Es un error interpretar la guerra en Ucrania como si se tratara de batallas de la Segunda Guerra Mundial definiendo quién gana o pierde sólo por las posiciones en el terreno. En la guerra de guerrillas el territorio tiene un valor relativo y los conceptos tiempo y desgaste son los fundamentales. El terreno se puede abandonar con o sin resistencia o ganarlo y mantenerlo de acuerdo a las circunstancias.

La invasión de Putin fue de manual: comenzó con ataques aéreos a cuarteles. Pero al no haber evidencias de bajas por estos ataques, la conclusión es que las instalaciones ya estaban vacías. En otro orden, los invasores entraron sin resistencia y han sido los ucranianos quienes han estado definiendo cuándo y dónde se combate. Esto explica, en parte, el lento avance de Rusia. En la guerra irregular un francotirador puede detener el avance de un batallón. Sobre las bajas, la regla es que quien necesita avanzar y ocupar territorio sufre más muertes, porque la misión de una guerrilla es causar bajas sin aferrarse al terreno. Es bastante probable que las tropas de Putin hayan sufrido ya varios miles de muertos. El mando ruso reconoció 1600 heridos y 498 muertos en los primeros cinco días. Si suponemos que el primer día no hubo resistencia serían 125 muertos y 400 heridos diarios. Esos datos de Rusia son falsos, pero aun así muestran el desastre que están sufriendo.

Putin llamó a la invasión “operación especial”, esto supone acción limitada y no una guerra como la que está ocurriendo. En la guerra es un error creerse la propaganda propia y esto le pasó a Putin. Si nos atenemos al teórico militar más connotado, Carl von Clausewitz, el objetivo en una guerra no necesariamente es destruir físicamente a la fuerza enemiga sino quebrar su voluntad de combate. En Vietnam, por ejemplo, a Estados Unidos le sobraban hombres y medios para continuar, pero la situación política acabó con su voluntad de combate, es decir, el desgaste y tiempo se les vinieron encima. ¿La estrategia de Putin está quebrando o multiplicando la voluntad de combate de los ucranianos?

Putin está arrasando las ciudades ucranianas con bombardeos para desmoralizar a los civiles, reducir la resistencia y evitar sufrir bajas. Algo parecido a los bombardeos norteamericanos en Vietnam. Cuando un ejercito profesional emplea fuego indiscriminado es por desesperación e impotencia, la misma lógica que desata el terrorismo. La victoria es compasiva y la sensación de derrota es salvaje. Putin quiere decapitar al mando matando al presidente Zelenskyy. Estando clara la elevada disposición de los ucranianos de resistir, la conclusión es que a mayor destrucción y víctimas civiles corresponderá más disposición combativa, y sería igual si eliminan al presidente. Recordemos la referencia de Clausewitz sobre el odio al enemigo. La causa moral de los ucranianos es más poderosa que la de los invasores.

En la guerra irregular los mandos son autónomos: no hay una cabeza, sino muchas; el territorio es todo el país, se ataca al enemigo desde fuera y desde dentro de sus propias posiciones, en el campo y la ciudad, de día y de noche, cuando se mueve y cuando descansa, con combatientes uniformados o de civil. Se pueden incluso emplear medios convencionales en operaciones irregulares como hacía el general Vo Nguyen Giap en Vietnam. Con 42 millones de habitantes y 600 000 kilómetros cuadrados es imposible que 190 000 invasores puedan ocupar todo el país y derrotar a la resistencia ucraniana. Esta resistencia podría llegar a tener unos 400 000 hombres permanentes, cientos de miles de milicianos, el apoyo de toda la población, soporte material y de inteligencia de las naciones más ricas y tecnológicamente avanzadas del planeta y santuarios en países fronterizos enemigos de Putin. Ucrania no es Chechenia ni Georgia donde Putin masacró impunemente porque están en Asia. Ucrania es Europa y lo que allí pasa es fundamental para los ciudadanos europeos y obliga a los gobiernos a actuar. Por ello la unidad en las decisiones de tantos países, la severidad de las sanciones, la rapidez de la movilización militar propia, la recepción sin contratiempos a los refugiados y el contundente primer apoyo a Ucrania con mil millones de dólares en armas incluidos miles de misiles portátiles antiaéreos y posiblemente aviones de combate.

Si no hay una negociación, la guerra en Ucrania puede durar muchos meses o muchos años. El problema para las fuerzas de Putin no era llegar, sino mantenerse. A futuro su mayor problema será cómo salir. Putin tiene en contra el tiempo, el presupuesto, las bajas constantes en sus fuerzas y los problemas en casa por la crisis económica generada por las sanciones y el aislamiento. Putin lucía como un líder fuerte frente a las democracias que deben lidiar con elecciones, independencia de poderes, medios de comunicación, opinión pública y derechos de sus ciudadanos. Pero Rusia es muy pobre y Europa es la región más rica del planeta. Putin despertó admiración en derechas populistas como Trump y en las izquierdas nostálgicas que lo ven como el sucesor de Lenin, pero no liderando el comunismo sino una autocracia oligárquica capitalista. En la causa de Putin se juega la suerte de todos sus admiradores.


Joaquín Villalobos es exjefe guerrillero salvadoreño, consultor en seguridad y resolución de conflictos. Asesor del gobierno de Colombia para el proceso de paz

Este artículo fue publicado originalmente en Nexos el 12 de marzo de 2022

Por Carlos Alberto Montaner

La producción petrolera ha sido minuciosamente destruida en Venezuela, como todo en esa pobre nación

Es la «mundialización». A la interconexión del planeta se le han visto otra vez las entrañas. En esta oportunidad fue el asunto de las sanciones a Moscú por la invasión rusa a Ucrania y las consecuencias venezolanas de esa espantosa operación militar.

Las guerras se empiezan para ganarlas y Rusia tiene perdida la que libra contra su pacífica vecina. Puede destruir a Ucrania, pero no puede derrotarla. Cuando existía la URSS perdieron la guerra en Afganistán. Ya han perdido esta guerra también. ¿Por qué? Debido a las desproporcionadas fuerzas que exhiben y a la intensidad de las sanciones. El mundo ama a los underdogs, a los desvalidos. La perdieron por el aislamiento que han decretado las naciones de Europa, EE UU, Canadá, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Australia. Incluso, la neutralísima Suiza se ha sumado a las sanciones.

Hay que ayudar a los ucranianos con astucia. El modo de hacerlo es el mismo que se llevó a cabo por la propia URSS durante la Segunda Guerra Mundial: darle, arrendarle o venderle al Gobierno ucraniano (por una cantidad simbólica) los aviones y los equipos antiaéreos que necesita, y esperar a que los ucranianos, las sanciones y el aislamiento hagan su trabajo. Demorarán, pero triunfarán.

Será una lenta agonía, pero ocurrirá. Una nación totalmente urbanizada, de más de 600.000 mil kilómetros cuadrados, poblada por 41 millones de habitantes, generalmente educados, requiere una tropa de ocupación de 600.000 o 700.000 soldados. La ratio, por la cuenta de la abuela, es un soldado por kilómetro cuadrado para sujetar al pueblo e impedir que se desborde. Rusia carece de la bolsa que eso requiere. El pueblo ucraniano es muy duro. Muy resistente. 

Ucrania tiene líderes, como el presidente Volodímir Zelenski, un actor judío, a quien acompañan su mujer, Olema Zelenska, y los dos hijos que tienen. La familia está dispuesta a correr la suerte del pueblo. El carácter judío de Zelesnki desmiente totalmente la propaganda de Putin de que sus tropas han invadido para «desnazificar» a Ucrania. Es un vil pretexto. Están ahí para rehacer el imperio que se desmoronó a partir de 1989-1991.

Zelenski es una persona honrada dispuesta a compartir los sacrificios. Vi unos tres videos de él en YouTube, bailando (es un estupendo bailarín) y tocando el piano. Son muy graciosos. Es un magnífico actor con una gran vis cómica. Nada de mal gusto. Pura alegría y risa.

Fue electo en el 2019 con el 73% de aprobación. Probablemente, hoy su respaldo sea mucho mayor. Acaso del 90%. Si Rusia lo asesina y le mata a la familia, lo convierte en un mártir y en un ejemplo a seguir por el pueblo ucraniano. Llegó al poder sin partido, porque los ucranianos estaban fatigados de los políticos tradicionales. Todos les parecían unos bandidos. Quizás exageraban, pero las percepciones son la clave en la «justicia electoral» de los pueblos.

Ese conflicto tiene consecuencias latinoamericanas. No se puede dejar a Europa y Estados Unidos sin combustible porque la solidaridad con los ucranianos se agotaría. Juan González, el asesor de Biden para América Latina, estuvo en Caracas hablando con el presidente «oficial» Nicolás Maduro. ¿Acaso González fue a Caracas para acelerar el cobro de la cuenta de Chevron, y para ver si se podía revitalizar la industria petrolera venezolana? 

Pero hay un presidente «extraoficial», Juan Guaidó, que podía responder a esas preguntas. Guaidó ha sido reconocido por Estados Unidos y cincuenta y tantos países. Tiene embajadores en varios sitios. Entre ellos, está el de Washington: el abogado venezolano Carlos Vecchio DeMari.

La producción petrolera ha sido minuciosamente destruida, como todo en esa pobre nación. Hoy Venezuela debería estar produciendo cinco millones de barriles diarios. Apenas produce seiscientos mil. Tiene que importar gasolina de Irán para abastecer a los venezolanos. Se ha cumplido el jocoso vaticinio de Milton Friedman: si se les entrega a los socialistas el Sahara acaban importando arena.

Discretamente, EE UU debe darle un ultimátum a Maduro. O celebra elecciones verdaderamente libres en tres meses, o hay que armar a los venezolanos para que liberen a su país. Al mismo tiempo, sería destruida desde el aire la estructura militar del chavismo, sin colocar «botas en el suelo», para que no haya bajas norteamericanas. El ejército venezolano, que se siente muy incómodo con Maduro, se pondría a las órdenes de la oposición.

Probablemente, la cleptocracia de Maduro no se avendría a unas elecciones libres. La oposición tendría entonces que ocupar el poder y podría, con creces, aumentar la producción de petróleo para que Venezuela vuelva a crecer y contribuya a la sustitución de las exportaciones rusas. Entre Arabia Saudita, Qatar, y Venezuela todo quedaría solucionado. Y se prolongaría todo lo que hiciera falta la solidaridad de las sociedades de EE UU, Canadá y la Unión Europea con el pueblo ucraniano. Seguro.

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