Vía Statista

A principios de 2020, la economía Latinoamericana sufrió un fuerte colapso atribuido a las consecuencias de la pandemia por COVID-19.

Durante los siguientes dos años, la región se mantuvo como una de las más afectadas a nivel mundial y las previsiones de recuperación son menos positivas de lo esperado, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado un crecimiento del producto interno bruto (PIB) regional para 2022 y 2023 por debajo del 3%.

Más aún, la inflación en América Latina se mantiene como una de las más altas a nivel mundial; siendo esta uno de los problemas más acuciantes de la región.

Inflación crónica de Venezuela

Venezuela es el país con mayor tasa de inflación del mundo, con valores que no han bajado del 2.000% desde 2017, lo que ha generado un fenómeno económico conocido como inflación crónica.

Esto se refiere al aumento generalizado y constante del nivel de precios que se mantiene por un largo periodo de tiempo.

Existen varias razones en el contexto venezolano que causan esta situación. Entre los motivos internos pueden considerarse la política monetaria descontrolada y el uso de emisión monetaria para financiar el gasto y la deuda pública.

Entre los internos destacan el rompimiento de las cadenas de suministro por la imposición de Estados Unidos de un cerco económico al gobierno de Nicolas Maduro, que genera a su vez la escasez de factores de producción.

Aunque parece que en 2021 se ha frenado la hiperinflación, no hay un panorama claro sobre cómo podría detenerse por completo y si los cambios propuestos por el Gobierno son los adecuados tanto a corto como a largo plazo.

Durante el último año, las políticas del gasto público cambiaron, se puso en rigor un aumento considerable del salario mínimo en un país con el 75% de la población en pobreza extrema y se reemitió la moneda nacional para facilitar las transacciones a finales de 2021. Esta estrategia ha supuesto un giro de 360 grados en la política del gobierno de Maduro, cuyos benéficos resultados no se verán hasta pasados varios meses.

Argentina y los problemas para salir de la inflación

El caso de Argentina es uno de los más interesantes. El gobierno ha intentado activamente salir de un largo periodo marcado por tasas de inflación elevadas proponiendo desafortunadas políticas antiinflacionarias. Un ejemplo de ello es la restricción de exportaciones de la industria de cárnica, acción que no logró detener la inflación acelerada de los precios de cortes básicos en la dieta argentina.

Además, durante los gobiernos de Macri y Fernández se ha generado una deuda externa superior al 45% del producto interno bruto (PIB) nacional. Este ha sido considerado uno de los principales problemas para detener la inercia inflacionaria del país, ya que el Estado gasta más de lo que ingresa y ha encontrado dificultades para financiar el pago de la deuda ante las negativas de negociación del FMI.

En 2020, la tasa de inflación del país fue de 41% y no hay indicios de mejora para 2022 debido a los rezagos dejados por la COVID-19, la incertidumbre en los mercados y la emisión monetaria del Estado.

Cabe mencionar que Argentina es uno de los países con mayor carga fiscal de la región, situación que ha provocado que muchos empleadores y trabajadores recurran a la informalidad laboral, y que aproximadamente el 40% de la población se encuentra en situación de pobreza.

El contexto latinoamericano

La región no se ha salvado del aumento de precios en el sector energético, con casos incontrolables como el de Surinam, que ha experimentado un incremento de casi el 120% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. Un aumento tan generalizado ha encarecido la producción, llegando incluso a producirse una ruptura en las cadenas de suministro de varios países. A ello hay que sumar, como se ha mencionado anteriormente, que América Latina es una de las regiones más afectadas por la COVID-19 .

La falta de recursos y de preparación ante la pandemia condujo a la pérdida de cientos de miles de empleos, una importante desaceleración económica y el fortalecimiento de la informalidad laboral.

Sin embargo, no toda la incertidumbre económica de América Latina y el Caribe está relacionada directamente con la pandemia. En años recientes, el descontento de la población con temas políticos y sociales ha crecido provocando amplios levantamientos sociales y paros en países como Perú y Chile, entre muchos otros. Por su parte, en Venezuela, Cuba y Nicaragua, aparte del malestar social, las sanciones internacionales recibidas han limitado sus posibilidades de comercio internacional, agravando la escasez de productos e de inversiones extranjeras.

Una de las soluciones más utilizadas para mantener bajas las expectativas inflacionarias es el aumento de la tasa de interés, por ello, países como Brasil, Chile, Colombia, México y Perú han decidido aumentar significativamente dicha política monetaria en el último año.