Vía 14ymedio
La investigación a cargo de casi 40 medios internacionales evalúa el negocio en unos 7.000 millones de dólares para Venezuela y sus aliados
Desde Venezuela salen entre 250 y 350 toneladas métricas de cocaína al año, valorados en una horquilla de entre 6.250 millones y 8.750 millones de dólares, con destino al mercado internacional del narcotráfico gracias al cártel de los Soles, en el que participan altos cargos del Gobierno y el Ejército chavistas. Los detalles forman parte de una investigación divulgada este lunes con el nombre de Narcofiles, que pone al descubierto cómo operan las redes de tráfico de cocaína entre América y Europa.
La información ha sido difundida por casi 40 medios de comunicación de ambos continentes a los que se hizo llegar una filtración masiva de documentos de la Fiscalía General de Colombia que revelan el funcionamiento de las redes criminales y las labores de las autoridades para desmantelarlas. Los correos electrónicos que recogen toda la información los obtuvo un grupo de hackers que se infiltraron en el servidor del Ministerio Público colombiano en 2022 y cuentan con material del último lustro.
Entre los medios de comunicación que han procesado la información, el venezolano Aporrea y el Nuevo Herald se centraron en el cártel de los Soles. Los documentos y los expertos consultados consideran que los venezolanos comenzaron a involucrarse en el tráfico de cocaína colombiano simplemente mirando a otro lado, pero han terminado implicándose de manera activa y convirtiéndose en jefes de varias operaciones.
«Ellos son los que están a cargo ahora, directamente involucrados en el transporte de cocaína, la distribución de cocaína, no sólo a Estados Unidos, sino también a Europa», dijo Mike Vigil, ex jefe de Operaciones Internacionales de la Administración de Control de Drogas (DEA).
Los documentos filtrados en Narcofiles dejan claro que para la Fiscalía colombiana el cártel de los Soles es una «amenaza activa», como los mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, además de una banda venezolana conocida como El Tren de Aragua.
Según se describe en la información, hay al menos 75 funcionarios del chavismo y empresarios afines al régimen involucrados en las redes de tráfico de cocaína, muchos más de lo que se manejaban en las distintas investigaciones abiertas en EE UU contra figuras tan conocidas como el ex vicepresidente Tareck El Aissami, el ministro del Interior Néstor Reverol, el ex jefe de inteligencia militar Hugo El Pollo Carvajal o el general Clíver Alcalá, entre otros.
Dentro de Venezuela existen tres rutas por las que llega la cocaína. La primera y principal, conocida como Eje Catatumbo, extrae las hojas ya convertidas en pasta o polvo navegando por los ríos Catatumbo, Zulia y Tarra desde las colombianas Ocaña, La Gabarra y Tibú. La droga se lleva a pistas de aterrizaje construidas junto a los ríos desde donde toman rumbo a Centroamérica. En esta zona, los militares han ido ganando peso, al pasar de cobrar mordidas por permitir circular el producto a convertirse en proveedores de cárteles mexicanos.
«La ruta de vuelo por el Caribe, en dirección norte o norte-noreste antes de girar hacia el oeste, fue diseñada para evitar las instalaciones de radar en la isla colombiana de San Andrés, cerca de la costa nicaragüense», contaron fuentes consultadas en la investigación. Esto ha cambiado desde que la DEA las detectó, por lo que ahora se experimenta con lanchas rápidas que van a Haití y República Dominicana. El hecho de que el informe no incluya a Cuba se debe probablemente a la imposibilidad por esos medios de investigar el trasiego de la droga a través de la Isla o el origen de los enormes recursos dedicados a la construcción de hoteles de lujo.
El Eje Arauca es el segundo en importancia (en torno al 30% de la droga) y se ubica en la llanura colombo-venezolana por la que se trasladan grandes cantidades de hoja de coca, 133.000 hectáreas de Putumayo y 16.700 de Guaviare. Esa coca se lleva a Cravo Norte, Tame, Fortul y Saravena, para salir en ríos hacia Venezuela. La mayoría va en pequeñas lanchas o canoas hasta San Fernando, capital de Apure, o pueblos cercanos. Allí también hay pistas de aterrizaje pequeñas, que han sido convertidas por el cártel venezolano en almacenes o centros de distribución. Esta ruta va, en gran parte, hacia Puerto Cabello y desde allí a Europa, el Caribe o Centroamérica.
Por último, está el Eje Vichada-Orinoco, el más pequeño, que saca la coca de Colombia por el pueblo de Isla Ratón, donde embarca en bote por el Orinoco hasta Puerto Ayacucho, capital del estado venezolano de Amazonas. Estas cargas son menores (supone la décima parte del total) y se transportan en pequeñas canoas.
«Todo esto es administrado por las mismas facciones poderosas que tienen el control del Estado, que han convertido el narcotráfico en un instrumento del Estado para sobrevivir», dijo al Herald Douglas Farah, presidente de IBI Consultants. «Esto no es algo casual. Se ha convertido en un elemento central que permite al régimen mantenerse en el poder», añade.
Según uno de los informes, el cártel de los Soles está activo en los departamentos fronterizos de Vichada, Guainía y Arauca, donde ha establecido lazos con guerrilleros colombianos y cárteles mexicanos para establecer y fortalecer rutas marítimas para el transporte de la droga rumbo a Estados Unidos y Europa, así como para el contrabando de oro y otros minerales extraídos ilícitamente. La plataforma es empleada también en el tráfico de armas.
Los archivos de Narcofiles, compartidos con el Proyecto de Reportaje sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP) y con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (Clip), han sido trabajados por medios de 23 países que documentan redes como la venezolana en distintas naciones que incluyen, entre otros, a México, Guatemala, EE UU o Argentina en América; y Portugal, Alemania, España, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca en Europa.