Imaginemos una prisión donde los reclusos no cumplen condena, sino que se someten a una rehabilitación acelerada mediante la implantación de recuerdos artificiales. Este es el concepto totalmente loco (sí, sólo un concepto) de Cognify, imaginado por el biólogo molecular yemení Hashem Al-Ghaili.
Esta instalación utiliza tecnología avanzada de inteligencia artificial para crear e implantar recuerdos realistas en el cerebro de los reclusos, adaptados a la gravedad de sus delitos. El proceso comienza con un mapeo neuronal detallado, dirigido a regiones específicas del cerebro para optimizar la rehabilitación. Los delincuentes violentos, por ejemplo, pueden tener experiencias que simulen el dolor de sus víctimas, provocando empatía y remordimiento.
Cognify monitorea y ajusta el procesamiento en tiempo real para maximizar la eficiencia. Estos recuerdos artificiales se convierten en experiencias permanentes, integradas en la memoria de los prisioneros. Los datos recopilados ayudan a mejorar los métodos de rehabilitación y comprender mejor la mente criminal.
Al reducir el encarcelamiento a largo plazo, Cognify podría liberar fondos para otros sectores y acelerar la reintegración de ex presos a la sociedad, contribuyendo a comunidades más seguras y una mayor productividad económica. Más allá del ámbito criminal, esta tecnología promete tratar trastornos como la pérdida severa de memoria y el trastorno de estrés postraumático mediante la implantación de recuerdos positivos.
Subido al canal YouTube de Hachem Al-Ghaili, el concepto evidentemente no deja de suscitar polémica. Digna de una película de ciencia ficción, la idea plantea profundas cuestiones éticas y preocupaciones sobre las consecuencias a largo plazo de dicha tecnología. Evidentemente, no será mañana cuando tal idea pueda existir… pero teniendo en cuenta los avances de las tecnologías actuales, nada parece limitar la imaginación de los científicos.
