EEUU sumó un crucero lanzamisiles al operativo frente a Venezuela, el USS Lake Erie de la Clase Ticonderoga. La nave lanzador de misiles guiados de la Marina de los Estados Unidos representa uno de los avances más significativos en la tecnología naval moderna. Introducidos en la década de 1980, estos buques son conocidos por su versatilidad, potencia de fuego y el innovador sistema de combate Aegis.
La Clase Ticonderoga, autorizada en 1978, fue inicialmente concebida como una clase de destructores (DDG-47) antes de ser redesignada como cruceros de misiles guiados (CG-47) debido a sus avanzadas capacidades. Construidos principalmente por Ingalls Shipbuilding y Bath Iron Works, los primeros buques, como el USS Ticonderoga, entraron en servicio en 1983. Su diseño se basó en el casco de los destructores de la Clase Spruance, pero incorporó mejoras significativas, como el sistema de combate Aegis y el radar AN/SPY-1, que permite rastrear y atacar múltiples objetivos simultáneamente.
Cada crucero mide aproximadamente 173 metros de eslora, con un desplazamiento de 9,600 toneladas cuando está completamente cargado. Están equipados con motores de turbina de gas que ofrecen una velocidad máxima de 30 nudos. Su superestructura incluye dos grandes cubiertas que alojan los radares y el centro de información de combate, optimizando su capacidad para coordinar operaciones complejas. De los 27 buques construidos, 22 incorporaron el sistema de lanzamiento vertical Mark 41 VLS, con 122 tubos para misiles, mientras que los primeros cinco usaron lanzadores Mark 26 de menor capacidad.
Sistema de Combate Aegis: El Corazón Tecnológico
El sistema Aegis Combat System, desarrollado por Lockheed Martin, es el núcleo de la capacidad operativa de la Clase Ticonderoga. Este sistema utiliza el radar de barrido electrónico pasivo AN/SPY-1, que proporciona una cobertura de 360 grados y puede rastrear más de 100 objetivos al mismo tiempo. Según la Marina de los EE. UU., Aegis permite a los cruceros coordinar la defensa de un grupo de ataque completo, evaluando amenazas y asignando armas automáticamente para contrarrestarlas.
El sistema de lanzamiento vertical Mark 41 permite disparar una amplia gama de misiles, incluyendo los Tomahawk para ataques terrestres, los SM-2MR/ER para defensa antiaérea y los RUM-139 ASROC para misiones antisubmarinas. Esta versatilidad convierte a los Ticonderoga en buques polivalentes, capaces de operar en escenarios antiaéreos, antibuques, antisubmarinos y de ataque a tierra. Además, las actualizaciones recientes han incorporado misiles SM-6 y capacidades de defensa contra misiles balísticos a través del Aegis Ballistic Missile Defense System, ampliando su rol en la defensa estratégica.
Roles y Misiones
Los cruceros de la Clase Ticonderoga están diseñados para integrarse en grupos de ataque de portaaviones o grupos anfibios, proporcionando protección contra amenazas aéreas, de superficie y submarinas. También realizan misiones independientes, como interdicción marítima y escolta de convoyes. Su capacidad para actuar como buques insignia, gracias a sus avanzados sistemas de mando y control, los hace ideales para liderar operaciones navales complejas.
Durante la Guerra Fría, los Ticonderoga fueron fundamentales para mejorar la capacidad de escolta de la Marina, protegiendo portaaviones de amenazas aéreas y de misiles. Tras el fin de la Guerra Fría, muchos de los primeros buques fueron asignados a operaciones en aguas territoriales de EE. UU., mientras que otros, como parte de la Quinta Flota, operan en el Golfo Pérsico para garantizar la seguridad del Estrecho de Ormuz. Un ejemplo reciente es el despliegue del USS Normandy (CG-60) en Guyana en marzo de 2025, para ejercicios conjuntos con la Fuerza de Defensa de Guyana, demostrando su relevancia en la cooperación internacional.
Otro aspecto notable es el papel de los Ticonderoga en operaciones como Desert Storm, donde el USS Ticonderoga coordinó operaciones en el Golfo Pérsico. Su capacidad para disparar misiles Tomahawk contra objetivos terrestres demostró su versatilidad más allá de la defensa naval, consolidando su importancia en conflictos modernos.
Aunque diseñados para una vida útil de 35 años, los cruceros Ticonderoga han enfrentado desafíos debido a los altos costos de mantenimiento. En 2003, la Marina actualizó los 22 buques más nuevos (CG-52 a CG-73) con mejoras en el casco, sonar, radar y sistemas de armas, con un costo estimado de hasta 250 millones de dólares por buque. Estas actualizaciones incluyeron el misil SM-6 y mejoras en el sonar SQQ-89A(V)15, optimizando su capacidad para enfrentar amenazas modernas.
Sin embargo, la antigüedad de la flota y los costos operativos han llevado a un plan de desmantelamiento progresivo. Según un informe de GlobalData, la Marina planea retirar los 11 cruceros restantes para 2027, reemplazándolos con destructores de la Clase Arleigh Burke Flight III y, eventualmente, el programa DDG(X). Buques como el USS Antietam (CG-54), USS Cowpens (CG-63) y USS Leyte Gulf (CG-55) fueron retirados en 2024, marcando el inicio de esta transición.
La Clase Ticonderoga ha dejado una huella imborrable en la historia naval, estableciendo un estándar para los buques de guerra modernos con el sistema Aegis. Su capacidad para adaptarse a múltiples roles, desde la defensa antiaérea hasta el ataque terrestre, ha sido un modelo para clases posteriores, como los destructores Arleigh Burke. A medida que la Marina de los EE. UU. avanza hacia plataformas más modernas, como las fragatas de la Clase Constellation y el programa DDG(X), el legado de los Ticonderoga perdura en su influencia en el diseño naval y la estrategia de defensa.