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El futuro de la agricultura ya está aquí: llegan los primeros tractores autónomos

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Vía PrismaB

El desarrollo de maquinaria autónoma es uno de los objetivos a corto plazo de los programas de innovación tecnológica. Son planes dirigidos a la implementación de una agricultura 5.0 mucho más eficiente y que en algunos aspectos ya han comenzado a dar sus frutos. En otros aún queda camino por recorrer, aunque poco a poco se dan pasos en ese sentido. Una de las últimas innovaciones presentadas son los tractores autónomos.

Grandes cambios en poco tiempo

Las labores agrícolas han experimentado importantes cambios en solo unas décadas. Esas viejas técnicas que perduraron durante siglos han dado paso a un gran nivel de tecnificación en apenas unos años. Sensores inteligentes, equipos de medición, drones y complejas aplicaciones han supuesto dar un paso de gigante. Faltaba la maquinaria y ese futuro está ahora cerca con el desarrollo de tractores autónomos.

El uso de este tipo de maquinaria puede suponer una auténtica revolución. Liberar el trabajo que suponen las tareas de labranza permitirá dedicar esfuerzos a otros trabajos destinados a mejorar la eficiencia de los cultivos. Teniendo en cuenta que la agricultura es un sector productivo clave, la aplicación de las nuevas tecnologías a todas las tareas agrícolas es esencial.

La conducción autónoma no es nada nuevo en el transporte de personas. Ahora esa tecnología se traslada a los vehículos agrícolas. Seguramente aún tardaremos algún tiempo en ver funcionar a pleno rendimiento los primeros tractores autónomos. Pero lo cierto es que ya son una realidad.

Cómo son los tractores autónomos

En la última edición del Consumer Electronics Show (CES), celebrado en Las Vegas, la compañía John Deere presentaba su modelo 8R de tractores autónomos. Vehículos que podría comenzar a producir a gran escala y comercializar en solo unos meses en Estados Unidos.

Pero esta no es la única compañía interesada en el desarrollo de tractores autónomos. De hecho, otras como Valtra, New Holland, Kubota o Yanmar ya han desarrollados prototipos. Incluso ya se fabrican algunos vehículos que trabajan sin conductor. Sin embargo, sus funcionalidades son muy limitadas y nada tienen que ver con los diseños más modernos.

Los tractores autónomos son vehículos que, gracias a la inteligencia artificial, pueden trabajar de manera 100 % autónoma. Son capaces no solo de funcionar a partir de unos parámetros e información previamente introducida en un programa, sino que en un momento dado podrían tomar decisiones y, por supuesto, se pueden controlar a distancia mediante un dispositivo informático.

En el caso concreto del 8R, dispone, en primer lugar, de un sistema de guiado mediante GPS. Cuenta además con 6 pares de cámaras estereoscópicas para detectar cualquier obstáculo, calcular la distancia y decidir el vehículo continúa trabajando o no.

Esas cámaras, además, envían información que, analizada mediante complejos algoritmos neuronales, permite ajustar el trabajo de los tractores autónomos. Pueden ajustarse, así, aspectos como la velocidad, la profundidad o el tipo de trabajo según el apero que lleven en un momento determinado.

Ventajas de los tractores autónomos

El uso de tractores autónomos, para los agricultores puede representar algunas ventajas interesantes. La primera de ellas es la seguridad. El hecho de no tener que subir al vehículo para realizar tareas agrícolas elimina el riesgo de daños en caso de accidente. Además, evita algunos de los trabajos más penosos y que más esfuerzos requieren en el campo.

Por otra parte, la posibilidad de controlar los tractores autónomos desde un dispositivo móvil ofrece la ventaja de poder dedicar tiempo y recursos a otras labores que permitan optimizar aún más los cultivos. Y a ello habría que añadir la posibilidad de trabajar el campo en cualquier momento y durante las 24 horas del día si fuera necesario. El resultado, es una mejora de la productividad.

Los tractores autónomos puedes contribuir, por otra parte, a solventar una situación cada vez más habitual en el campo y que supone un enorme obstáculo: la falta de personal cualificado para algunas de las tareas.

Es necesario, sin embargo, reconocer también algunos inconvenientes. El primero de ellos es que los tractores autónomos pueden representar una auténtica revolución cuando se trata de trabajar en grandes extensiones de ciertos cultivos, como es el cereal. Sin embargo, su utilidad es inferior en el caso de otro tipo de explotaciones agrarias, como pueden ser las hortofrutícolas.

El otro gran escollo para la generalización de los tractores autónomos es el coste de los vehículos. Como cualquier tecnología recién desarrollada, la inversión elevada y eso puede hacer que la amortización se retrase más de lo aceptable.

En cualquier caso, lo reseñable es que el sector agrícola se suma al enorme reto que supone la implantación de las nuevas tecnologías con vistas a conseguir una mayor eficiencia en los cultivos. La agricultura 4.0, así, está a un paso de quedar atrás para entrar en la 5.0, la de la aplicación de la inteligencia artificial en el campo.  

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