Vía Statista
Los vehículos autónomos , cuyas aplicaciones reales se limitan actualmente a robotaxis, son muy reales, pero también inquietantes para muchas personas , debido a las numerosas implicaciones tecnológicas y éticas que conlleva.
Esta semana, Tesla lanzó su primer servicio de robotaxi a pequeña escala en Austin, Texas, pero, además de lo anunciado, utilizó conductores de seguridad. Su competidor estadounidense Waymo, que ya operaba en Austin, San Francisco, Los Ángeles y Phoenix, incorporó Atlanta a su cartera de robotaxi el martes.
En las ciudades chinas, ya es algo más común poder subirse a un robotaxi , ya que varios operadores compiten por el dominio y han ampliado sus flotas. Apollo Go, de la empresa tecnológica china Baidu, uno de los operadores más grandes, cuenta actualmente con hasta 1000 robotaxis en circulación en ciudades chinas como Pekín, Shanghái, Cantón, Shenzhen, Wuhan y varias más.
Varias empresas están realizando pruebas y servicios públicos en Cantón, Shenzhen, Shanghái y Pekín. Algunas empresas también están incluyendo ciudades más pequeñas, donde a menudo lanzan sus primeros servicios de prueba para probar en entornos más reducidos con menos tráfico.
Si bien las pruebas iniciales solían ser gratuitas e incluso se basaban en solicitudes, las nuevas tarifas bajas para robotaxis en China ya han generado controversia entre los taxistas.
Mientras que la empresa china WeRide ya opera en Abu Dabi y realiza pruebas privadas en San José, Estados Unidos, Apollo Go ha anunciado planes de expansión a Hong Kong, Abu Dabi y Dubái.
Muchos robotaxis actuales están limitados a zonas, horarios o distancias específicas y pueden contar con un operador de seguridad remoto, quien, según la legislación china, puede supervisar hasta tres taxis.
Algunas operaciones en China también incluyen conductores de seguridad a bordo, que están presentes, pero no son necesarios para ninguna maniobra específica del vehículo.
