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Japón vuelve a apostar por la energía nuclear y reabre 14 reactores que llevaban cerrados desde el accidente de Fukushima

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Japón está sentando las bases para avanzar con plantas de energía nuclear de próxima generación tras reactivar parte de su parque de reactores paralizados desde el desastre de Fukushima. Este giro estratégico en política energética, impulsado por la presión del encarecimiento del gas natural y la creciente demanda de electricidad por los centros de datos, marca un punto de inflexión para un país históricamente reticente a la energía atómica.

La Gaceta de la Iberosfera

Tras más de una década de recelo nuclear, el Gobierno japonés ha dado un giro oficial en su hoja de ruta energética: en febrero de este año, modificó su plan hasta 2040, abandonando la política de limitar el uso de energía nuclear y comprometiéndose a maximizar fuentes sin emisiones, entre ellas la atómica. El objetivo es que en 15 años la energía nuclear represente un 20% de la electricidad del país, frente al 8,5% actual.

El detonante inmediato de este cambio ha sido la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania, que disparó el coste del gas —un recurso del que Japón depende enormemente como segundo mayor importador mundial—. A este se suma un factor más reciente: el inesperado aumento del consumo eléctrico por el auge de los centros de datos vinculados a la inteligencia artificial. Las proyecciones prevén que este consumo se multiplique entre 2 y 3 veces de aquí a 2030, contradiciendo la tendencia de caída de demanda asociada al envejecimiento demográfico del país.

En respuesta, las autoridades japonesas han comenzado a reactivar algunos de los 54 reactores cerrados tras 2011, de los cuales 14 ya han sido reintegrados a la red eléctrica. Se espera que este proceso continúe, al menos, hasta 2030. A partir de ahí, Tokio planea enfocarse en tecnologías avanzadas, como los pequeños reactores modulares (SMR), que se espera sean más eficientes y seguros.

El Gobierno ya ha trazado una hoja de ruta con cinco tipos de reactores de nueva generación. Los primeros en salir adelante podrían ser los reactores refrigerados por gas de alta temperatura, previstos para operar en la década de 2030. A estos seguirían los reactores avanzados de agua ligera, los SMR, los reactores de neutrones rápidos y, en el horizonte más lejano, la fusión nuclear.

Kazuto Suzuki, experto en política científica y profesor en la Universidad de Tokio, estima que en cinco años la mayoría de reactores reactivables estarán de nuevo en marcha y que, para entonces, las tecnologías emergentes habrán madurado lo suficiente como para asumir un papel relevante. Aun así, advierte: “La clase política está decidida a apostar por los SMR, pero el conocimiento público sobre ellos es todavía muy bajo”.

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