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Chile quiere proteger aguas de altamar como santuario de biodiversidad único en el planeta

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Chile aspira a que Naciones Unidas proteja las aguas de alta mar frente a su larga costa oceánica sobre el Pacífico, una rica zona que se convertiría en uno de los santuarios de biodiversidad del planeta.

Con más de 6.400 km de costas, Chile busca cerrar el tratado internacional para la protección de la biodiversidad de altamar de la ONU que se debatirá en una conferencia mundial en Nueva York, a partir del 20 de febrero.

En la actualidad, el país sudamericano cuenta con 42 áreas marinas protegidas que suman casi 150 millones de hectáreas, es decir 43% de su zona económica exclusiva, según el Ministerio de Medio Ambiente. El objetivo es seguir ampliándolas.

«Hay un compromiso político de este gobierno de avanzar en esta protección», dijo a la AFP Cristóbal Hernández, de la Oficina de Asuntos Internacionales del Ministerio de Medio Ambiente de Chile.

Chile cita el ejemplo de políticas que le han permitido rescatar especies amenazadas como hace dos décadas el jurel, símbolo de los océanos depredados.

Este pez que habita las aguas del Pacífico desde Ecuador hasta Chile estaba amenazado por la sobreexplotación pesquera. Al borde del colapso, una política de protección del océano impulsada en Chile permitió su recuperación.

Desempeño de Chile

La protección hoy está concentrada en las islas oceánicas como Rapa Nui (Isla de Pascua), las Juan Fernández y las islas Desventuradas, pero hay una deuda con áreas costeras, especialmente del norte.

Falta además implementar de manera más efectiva el control sobre las áreas protegidas y se le critica por permitir que la salmonicultura opere en zonas de protección ambiental en el sur del país.

«Vemos con mucha preocupación que por un lado Chile se presente como un líder de protección de los océanos a nivel global y al mismo tiempo esté permitiendo que industrias como la salmonicultura esté dentro de áreas protegidas», declaró a la AFP con tono crítico Estefanía González, jefa de campañas de la organización Greenpeace.

Un paso adelante fue el reciente rechazo por parte del gobierno del izquierdista Gabriel Boric del proyecto portuario y minero «Dominga», planificado sobre una reserva marina única en el archipiélago de Humbodlt.

¿Qué es un área protegida?

Más allá de las 200 millas náuticas sobre las que los países ejercen jurisdicción se encuentra el altamar, cuyas aguas son habitat y ruta migratoria de diversas especies de ballenas, tiburones, tortugas y aves marinas, además de albergar una rica biodiversidad submarina.

En la actualidad, solo el 1% de las aguas internacionales están protegidas.

El proyecto de tratado de la ONU podría permitir que se establezcan Áreas Marítimas Protegidas en estas remotas zonas y así preservar su biodiversidad.

Según la iniciativa, un país, actuando solo o con otros, podrá solicitar la declaración de una zona de altamar como «área protegida», decisión que corresponderá adoptar a todos los Estados miembro.

Queda por definir la forma en que se fiscalizará esa protección. El proyecto de tratado menciona la responsabilidad de cada Estado a la hora de aplicar las reglas.

«Nosotros como Ministerio de Medio Ambiente creemos que existe una alta probabilidad de adopción del acuerdo internacional», afirmó Hernández, uno de los negociadores por parte de Chile.

Pero Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de la rama chilena de la organización internacional de protección oceánica Oceana, cree que no va a ser fácil llegar a un acuerdo. «Hay muchos intereses desde Rusia y China por esta zona. Siempre se ha dicho que es de todos y no es de nadie. Entonces, definir algo no va a ser fácil», dijo a la AFP.

Cordilleras submarinas

Para Chile el tema es sensible. En su océano se encuentra uno de los 10 sitios de altamar definidos por la ONU como prioritarios para su conservación.

Se trata de las cordilleras submarinas de Salas y Gómez y Nazca, en el sudeste del Pacífico, que tienen una extensión de casi 3.000 km y son el símil submarino de la cordillera de Los Andes que atraviesa gran parte del territorio chileno.

«Chile está absolutamente preparado para cumplir la tarea», aseguró Liz Karan, de la ONG Pew Charitable Trusts, especializada en cuestiones de altamar.

Según Karan, «esa zona podría perfectamente convertirse en modelo pionero de área protegida del nuevo tratado».

Al ubicarse en un sitio tan remoto y de difícil acceso, concentran una gran diversidad de especies: esponjas, corales, tortugas, estrellas de mar y una infinidad de peces, moluscos y crustáceos.

«Cada vez que nosotros vamos a esa zona y sacamos muestras, encontramos especies nuevas para la ciencia», señaló a la AFP Javier Sellanes, del Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas de la Universidad Católica del Norte, uno de los pocos investigadores en Chile que ha estudiado este remoto lugar.

Para Sellanes, los montes subacuáticos «son como una especie de oasis en medio de un desierto marino», ya que al tener una menor profundidad concentran gran parte de los alimentos que nutren a los integrantes del ecosistema.

«Proteger esa diversidad única en el planeta es de alta importancia, porque si se extinguen especies que viven allí, se extinguen para siempre», afirmó.

AFP

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