¿Se siente insatisfecho con su vida al llegar a la mediana edad? Conozca las señales de la crisis de la mediana edad, sus causas y cómo encontrar paz en esta estresante etapa de la vida.
Por: Sheldon Reid – Help Guide
La «mediana edad» tiene lugar entre los 40 y los 60 años de edad, más o menos. Una creencia común sobre esta etapa de la vida es que debemos esperar enfrentarnos a una confusión interna sobre nuestra identidad, nuestras decisiones de vida y nuestra mortalidad, es decir, una crisis de la mediana edad.
El psicoanalista Elliott Jacques inventó el término «crisis de la mediana edad» en la década de 1960. Jacques observó que los pacientes entre mediados y finales de sus 30 parecían atravesar por un periodo depresivo y realizaban cambios repentinos en su estilo de vida al enfrentarse a la idea de su propia mortalidad. Se extendió la idea de que la crisis de la mediana edad es una certeza biológica. Hoy en día, con frecuencia se asocia con estereotipos de hombres de mediana edad que compran autos lujosos o terminan sus matrimonios para recuperar su sensación de juventud.
Es cierto que algunos estudios muestran un descenso en la satisfacción y la felicidad en la vida al llegar a la mediana edad. Pero es importante señalar que el descenso de la felicidad no siempre es grande. Y, en algunos estudios, la satisfacción en la vida de las personas parece aumentar al llegar a la mediana edad para luego disminuir al entrar en los años posteriores. Por lo tanto, para muchas personas, «crisis» no es el término adecuado para describir su experiencia de la mediana edad. En los estudios, solo entre el 10 y el 20 por ciento de los adultos afirman haber experimentado una crisis de la mediana edad.
Aunque no tiene mucho peso la idea de que la crisis de la mediana edad es una realidad inevitable, algunos de nosotros nos enfrentamos a nuevos factores de estrés al entrar en estos años. Puede empezar a arrepentirse de su trayectoria profesional y sentirse atrapado por sus decisiones financieras, preocuparse por el declive de sus capacidades físicas o inquietarse por los objetivos que no cumplió.
Algunas personas también experimentan un cambio o un aumento de sus responsabilidades al llegar a la mediana edad. Por ejemplo, podría empezar a cuidar a un padre o madre mayor, o tener que aceptar que sus hijos son cada vez más independientes.
Según sus circunstancias y actitud, puede ser una época estresante y confusa. Pero la mediana edad también puede ser una época de crecimiento, estabilidad y alegría. Conocer las señales y las causas de la crisis de la mediana edad puede ayudarle a identificar formas de controlar los factores de estrés comunes que conlleva esta etapa de la vida, así como encontrar maneras de seguir adelante y prosperar.
Señales de la crisis de la mediana edad
La gravedad de los síntomas de la crisis de la mediana edad puede variar de una persona a otra. El género también puede influir en el desarrollo de la crisis de la mediana edad. Es más probable que las mujeres atraviesen por un periodo de autorreflexión al pasar de atender las necesidades de los demás a atender las propias. Por otro lado, es más probable que los hombres sientan que sus decisiones pasadas limitan sus opciones futuras.
Estas son algunas señales que hay que observar:
- Profunda tristeza y arrepentimiento. Tal vez piense obsesivamente sobre lo que percibe como oportunidades perdidas en sus relaciones o empleos. Esto provoca una profunda infelicidad en el presente y una tendencia a ignorar los aspectos positivos de su vida.
- Inquietud y soñar despierto. Podría sentirse aburrido o agotado con su rutina diaria, ya sea su horario de trabajo u otras responsabilidades. Tal vez empiece a soñar despierto sobre cómo sería su vida si hubiera seguido una carrera profesional diferente o si se hubiera casado con otra persona. El deseo de cambio puede hacer que sea difícil fijarse en lo que tiene delante.
- Irritabilidad. Sentir que sus decisiones pasadas le han encasillado o han limitado su potencial puede provocar repentinos ataques de ira. Es posible que se moleste con su cónyuge, sus padres mayores o sus amigos más cercanos por infracciones menores.
- Nostalgia. En lugar de pensar en los aspectos positivos del presente, empieza a idealizar su estilo de vida pasado. Tal vez recuerde lo deportista que era o lo amplio que era su círculo social en la universidad.
- Comportamiento impulsivo e indulgente. Podría empezar a hacer grandes compras o aumentar su consumo de alcohol y drogas para afrontar los sentimientos de insatisfacción. Algunas personas empiezan a ser más indulgentes con la comida, al comer en exceso por aburrimiento o estrés. Ninguno de estos comportamientos le satisface por completo, pero pueden tener consecuencias para la salud.
- Cambios en el deseo sexual. Algunas personas experimentan un aumento del deseo sexual, mientras que otras muestran menos interés por el sexo. Podría tener pensamientos de infidelidad o cometer una infidelidad porque tiene dudas sobre su relación actual. Los pensamientos de salir con alguien más joven pueden estar ligados a sus propias inseguridades sobre el envejecimiento.
- Cambios en su ambición. Tal vez de repente se sienta motivado para hacer cambios en su vida, como mudarse a una zona nueva, comprar una casa nueva o alcanzar un puesto más alto en el trabajo. Esto podría ser un intento de corregir lo que ahora percibe como «malas decisiones pasadas». Por otro lado, podría sentirse menos motivado para alcanzar otras metas, ya que empieza a cuestionarse el propósito de su vida.
Algunas de estas señales pueden confundirse fácilmente con los síntomas de la depresión. Conocer la diferencia puede ayudarle a abordar el problema.
Causas de la crisis de la mediana edad
La idea de la crisis de la mediana edad puede estar determinada en parte o en su mayoría por ideas culturales. Es importante tener en cuenta que no todas las culturas están de acuerdo con el concepto de «crisis de la mediana edad», ni siquiera con el de «mediana edad».
Sin embargo, la sociedad occidental tiende a pintar el envejecimiento físico de forma negativa, mientras que glorifica la juventud. Un énfasis excesivo en la senilidad y la reducción de las capacidades físicas puede hacer que el envejecimiento parezca un panorama aterrador. Y no es difícil encontrar productos que prometen reducir las «desagradables» arrugas y canas, dando a entender que se vuelve menos atractivo con la edad.
La negatividad en torno al envejecimiento puede hacerle sentir desesperanza o provocarle una caída en su autoestima al llegar a la mediana edad. Es posible que se sienta obligado a reevaluar su progreso en la vida o que vea este periodo como una simple transición hacia la vejez.
Por supuesto, factores de estrés o contratiempos muy concretos durante la edad adulta también pueden exacerbar o desencadenar lo que podría considerarse la crisis de la mediana edad. Estos factores de estrés pueden incluir cambios en su salud física, relaciones sociales, carrera profesional o finanzas.
Cambios físicos
Quizá ya no sea tan ágil como antes. Incluso puede ser más propenso a las enfermedades o que le hayan diagnosticado alguna afección como presión arterial alta. Estos cambios físicos pueden hacerle sentir desanimado o temeroso ante el futuro.
Las mujeres experimentarán la menopausia, que viene acompañada de una serie de síntomas, como sofocos, cambios en el estado de ánimo y dificultad para dormir. Todo esto puede contribuir a aumentar el estrés en general.
Los hombres pueden experimentar una disminución gradual de la testosterona a medida que superan los 30 o 40 años de edad. Sin embargo, factores como la enfermedad, el abuso del alcohol, los efectos secundarios de los medicamentos y el aumento de la grasa corporal también pueden disminuir la testosterona. Un bajo nivel de testosterona puede provocar síntomas angustiosos como depresión, bajo deseo sexual, disfunción eréctil y dificultad para dormir.
Cambios en la dinámica familiar
En la mediana edad, muchos padres experimentan el síndrome del nido vacío, un sentimiento de dolor ligado al hecho de que sus hijos se van de la casa. Es posible que experimente soledad o sentimientos de vacío al replantearse su papel como madre o padre, y volver a centrarse en usted mismo.
También puede experimentar cambios en la relación con sus padres. Asumir el papel de cuidador de unos padres mayores puede ser física y emocionalmente estresante. Y el fallecimiento de los padres puede ser increíblemente desgarrador.
Un divorcio es otro acontecimiento que puede contribuir a una mediana edad tumultuosa. Separarse de una pareja de muchos años puede provocar emociones conflictivas como tristeza, ira y confusión. Si tiene hijos, el divorcio también puede complicar su dinámica familiar.
Cambios en la profesión
Una encuesta realizada en 2019 por Indeed reveló que, en promedio, las personas que cambian de profesión lo hacen a los 39 años de edad. Muchas personas hacen malabares con nuevas responsabilidades laborales al entrar en la mediana edad. Si no cambia de profesión, es posible que llegue a puestos más altos en su empleo actual. Aunque estos puestos ofrezcan un sueldo más alto, vendrán acompañados de nuevas responsabilidades que aumentarán su estrés.
Otros adultos de mediana edad se dan cuenta de que su carrera profesional está estancada. La repetición de sus tareas diarias puede contribuir a la falta de satisfacción en el trabajo.
Cambios en la situación financiera
Muchos de los acontecimientos mencionados pueden afectar su estabilidad económica. Es posible que necesite gastar más dinero si tiene que cuidar a sus padres. O quizá cambiar de profesión le obligue a reducir sus gastos. La pérdida del empleo y los cambios repentinos en el mercado laboral también pueden causar tensiones financieras en un momento en el que usted siente que debería estar más seguro.
Si tiene hijos adultos que atraviesan dificultades económicas, puede enfrentarse a más estrés. Las investigaciones muestran que los padres de mediana edad tienen mayor ansiedad y estado de ánimo depresivo cuando el futuro económico de sus hijos parece estar en peligro.
La adversidad en la infancia como un factor de riesgo
Ciertas experiencias de la infancia pueden aumentar el riesgo de consecuencias para la salud incluso al llegar a la edad adulta. Estos factores de salud pueden hacer que su mediana edad sea más estresante y contribuyen a una sensación de crisis.
Por ejemplo, experimentar la muerte del padre o la madre en la infancia puede aumentar la probabilidad de depresión más adelante en la vida. Crecer en la pobreza puede aumentar el riesgo de estrés crónico y enfermedades cardiacas en la edad adulta. Sufrir maltrato de los padres o verlos divorciarse puede tener efectos negativos similares.
Sin embargo, estas consecuencias no son definitivas. Varias estrategias de afrontamiento pueden ayudarle a controlar los factores de estrés de la mediana edad y a superar la interpretación a menudo negativa que la sociedad hace del proceso de envejecimiento.