Cualquiera que conozca bien el sexo y conozca bien el chocolate sabrá que, efectivamente, ambas actividades (comer chocolate y practicar sexo) no son intercambiables. La mayoría, probablemente, elegiría el sexo antes que el chocolate, pero lo cierto es que a falta de uno podemos conformarnos con el otro para, como mínimo, paliar los males que nos provoca la abstinencia.
Por: Laura Conde – Antena 3
Y aunque muchos expertos aseguran que afirmar así a la ligera que el chocolate es un sustitutivo del sexo es ir demasiado lejos (entre ellos Francesc Gil, director del Museu de la Xocolata de Barcelona y numerosos científicos), sí que es cierto que la ingesta de chocolate facilita la liberación de endorfinas y activa la serotonina, una sustancia que generan nuestros neurotransmisores y que nos hace sentir felices, la misma sustancia exactamente que se segrega cuando practicamos sexo o, por ejemplo, cuando tomamos el sol.
De hecho, el chocolate negro contiene concretamente feniletamina, un compuesto que libera las mismas endorfinas no sólo que el sexo, sino del enamoramiento. Por ese motivo, cuando estamos en época depresiva o de mayor decaimiento tomamos chocolate y automáticamente nos sentimos mejor. Cabe destacar, y esto conviene tenerlo presente, que hablamos de casos de depresión leve o simplemente de períodos en los que tenemos menos energía y andamos algo apesadumbrados.
Además, es bueno para el corazón y en cantidades moderadas puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pues mejora la circulación sanguínea, ralentiza la oxidación de colesterol malo y aumentan los niveles de resistencia y energía, cosa que mejora nuestra vida sexual.
Aparte de intercambiables, chocolate y sexo son también compatibles en la cama. Son muchos los expertos en terapias de pareja que recomiendan la inclusión de chocolate en la vida sexual, y muchísimos los spas y centros de estética que ofrecen masajes sensuales en pareja a base de chocolate. Muchos expertos recomiendan, además, en esos momentos en que nuestra vida sexual no es precisamente un festival, la inclusión de juguetes y chocolate, una mezcla explosiva que puede actuar fulminantemente contra el hastío que se ha instalado en nuestros dormitorios.