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El sol, clave para el bienestar emocional: cómo utilizarlo a nuestro favor

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Los cortos días invernales influyen en el malestar emocional. Existe, de hecho, hasta una categoría clínica para aquellos a quienes les afecta especialmente la falta de luz: el trastorno afectivo estacional, cuyas siglas en inglés se corresponden precisamente con la palabra “triste” en dicho idioma (seasonal affective disorder, SAD).

Por: Leyre Flamarique – La Vanguardia

La privación sostenida de sol es capaz de generar irritabilidad, falta de energía, problemas de concentración o disminución del deseo sexual. Un estudio se planteó comprobar si acaso no podrían ser otros factores ambientales, como la contaminación o la temperatura, los conectados con el trastorno afectivo estacional. Los cambios estacionales en la luz solar se mantuvieron como los protagonistas.

El aislamiento en las casas en respuesta a la pandemia puso sobre la mesa la dependiente relación de las personas con el astro rey. Así, se ha reportado que aquellos con menos acceso a la luz solar se mantuvieron menos activos durante el confinamiento y que el patrón de sueño y vigilia se retrasó debido, en parte, a la menor exposición al sol por la mañana.

“El sol ejerce la función de sincronizar nuestro cuerpo, de indicarle en qué momento del día nos encontramos. Al igual que el resto de animales que han vivido en este planeta, nos hemos tenido que adaptar a que hay luz y oscuridad. Ello conlleva la expresión de un tipo de genes u otros en función del día o de la noche”, explica Néstor Sánchez, psiconeuroinmunólogo y cofundador de la compañía especializada en formación y atención clínica privada Regenera.

La luz regula el conocido como ritmo circadiano, un reloj biológico interno que marca aquellos patrones fisiológicos con un ciclo de 24 horas. El sueño es una de las funciones controladas, a la que se suman otras como la alimentación o la actividad física.

Exponerse al sol por las mañanas y evitar la luz y las pantallas por la noche

Para tener el reloj en hora es fundamental el sol que, en última instancia, controla la producción de la hormona melatonina. Por ello “es interesante la exposición matinal al sol”, en palabra de Sánchez. Y evitar la luz por la noche. Las pantallas antes de dormir no resultan buenas amigas de los ritmos circadianos pues tienen la capacidad de alterarlos.

Un reloj ajustado facilitará la mejor calidad del sueño y lo contrario repercutirá en el humor o a nivel cognitivo. La memoria, por ejemplo, es una de tantas capacidades resentidas por la privación de sueño. ¿Quién no ha tenido numerosos despistes tras pasar una mala noche?

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