Año 1796. El año en el que la historia de la medicina y, en general, del mundo, cambiaría para siempre. Edward Jenner, “médico” (nunca llegó a estudiar medicina como tal) inglés, consiguió, de la forma tan famosa y tan polémica que todos recordamos, descubrir la primera vacuna. Consiguió, a partir de las pústulas de las ubres de vacas enfermas con viruela bovina y posterior inyección del material en humanos, desarrollar inmunidad frente a esta enfermedad.
Por: Pol Bertran Prieto – Médico Plus
Sus procedimientos violaron todos los principios éticos que hoy rigen, por suerte, el progreso científico. Pero sea como sea, a partir de que en 1807 el Real Colegio de Médicos confirmara la eficacia de las vacunas, la historia de las campañas de vacunación empezó. Edward Jenner, la persona que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad, inició una nueva era en la que podíamos protegernos de los gérmenes que nos acechaban, nos acechan y nos acecharán.
Y por muchas campañas de conspiranoicos y de negacionistas que se expandan por la red, las vacunas son perfectamente seguras. Todas. Absolutamente todas ellas cumplen con rigurosos procedimientos que aseguran su eficacia y seguridad. Y gracias a ellas no solo vivimos más, sino que hemos erradicado enfermedades que, en su día, causaron innumerables muertes.
Y en el artículo de hoy, para entender la importancia de la vacunación, exploraremos las enfermedades infecciosas que han sido erradicadas del mundo o que, al menos (la única que ha tenido una absoluta erradicación es la viruela), han sufrido un enorme descenso en su incidencia. Empecemos.
La erradicación de enfermedades: ¿cuáles han desaparecido del mundo?
Por “erradicación” entendemos la eliminación o supresión completa, definitiva y permanente de algo. Y en el campo de la epidemiología, esto se usa con frecuencia para describir a no solo las enfermedades que como su propio nombre indica han desaparecido del mundo (solo podría entrar la viruela en este grupo), sino a aquellas que, desde que empezara su vacunación, han visto su incidencia reducida en, como mínimo, un 90%. Veamos, pues, aquellas enfermedades que han desaparecido o que casi (seguramente nunca lo harán del todo) lo han hecho.
1. Viruela
Tenemos que empezar con ella sí o sí. La viruela es la única enfermedad que, gracias a la vacunación masiva, ha sido totalmente erradicada de la Tierra. Se trataba de una enfermedad infecciosa mortal que, antes de su completa erradicación en el año 1980, estuvo presente en el mundo durante miles de años. Se cree que llegó a matar a más de 300 millones de personas, lo que la convierte en la “pandemia” más mortífera de todos los tiempos.
Provocada por el virus Variola, la viruela era una enfermedad que se transmitía por contacto directo con fluidos corporales, como la sangre, las secreciones mucosas, la saliva, los vómitos, etc. Su contagio era similar a, para poner un ejemplo que todos conocemos, el ébola. No se transmitía por aire, pero fue suficiente para que las pandemias y epidemias, que empezaron en el año 10.000 a.C. (por registros de momias), fueran devastadoras.
Los primeros síntomas de la viruela aparecían entre 10 y 14 días después de la exposición, momento en el que los infectados experimentaban malestar general, fiebre, dolor de cabeza, fatiga, dolor de espalda, vómitos y, a los pocos días, formación de pústulas. Manchas que aparecían por todo el cuerpo y que terminaban por convertirse en ampollas llenas de pus que, al cicatrizar, dejaban marcas imborrables. Y eso si la persona sobrevivía.
Y es que los registros históricos muestran que la viruela tenía una letalidad del 30%. En otras palabras, 3 de cada 10 personas que contraían la enfermedad morían. Para ponerlo en perspectiva, la letalidad del COVID-19 es de poco más del 2%. Evidentemente, hay enfermedades más letales como el ébola, con una letalidad del 87%. Pero no olvidemos que la viruela fue responsable de 300 millones de muertes a lo largo de la historia.
Por suerte, unos 200 años después de que se descubriera la vacuna y tras una campaña global de vacunación sin precedentes, la viruela está totalmente erradicada del mundo. El último caso se remonta a los años 80. Pero, ¿el virus ha desaparecido? No exactamente.
Existen dos laboratorios en el mundo que guardan muestras del virus en unas instalaciones de la más alta bioseguridad. El CDC de Atlanta (Estados Unidos), que dispone de unas 350 cepas del virus, y el laboratorio VECTOR den Koltsovo (Rusia), que tiene unas 120 cepas. Pero sí. El virus que más muertes ha causado en la historia ya no circula por el mundo. Es la única enfermedad 100% erradicada.
2. Sarampión
El sarampión es otro de los grandes asesinos de la historia. Conocida desde hace más de 3.000 años, esta enfermedad ha sido responsable de más de 200 millones de muertes. Y aunque pensemos que está erradicada como la viruela, esto no es cierto. Todas las que veremos a continuación, es cierto que prácticamente han desaparecido. Pero siguen ahí. Y de no continuar con su vacunación, podemos hacer que vuelvan a ver incrementada su incidencia.
El sarampión es (no “era”, como la viruela) una enfermedad vírica muy grave y contagiosa causada por un virus de la familia de los Paramixovirus y que representa una infección especialmente peligrosa en niños. El sarampión sigue matando anualmente a más de 100.000 personas en todo el mundo, siendo, la mayoría de ellas, menores de 5 años.
El virus se transmite de persona a persona por el aire, a través de las gotículas respiratorias. Y, de hecho, su alta capacidad infectiva hace del sarampión la tercera enfermedad más contagiosa del mundo, estando superada únicamente por la gastroenteritis vírica y la malaria. Cada persona enferma de sarampión tiene el potencial de contagiar a 15 personas sanas.
Su contagio es fácilmente prevenible con la vacunación. Y es que la “triple vírica”, que nos protege de esta enfermedad y de las paperas y la rubéola, se administra en dos dosis: una en los 12-15 meses de edad y otra a los 4-6 años, confiriendo una inmunidad de por vida. Pero por culpa de los padres que no vacunan a sus hijos por el movimiento antivacunas, se ha visto, por ejemplo en Estados Unidos, se haya pasado de registrar 30 casos en 2004 a más de 600 en 2014, los datos más recientes que hemos podido encontrar.
Y es que si no has sido vacunado y te expones al virus, tienes una probabilidad del 90% de padecer la enfermedad. Una enfermedad que cursa con un sarpullido que progresa por todo el cuerpo, fiebre de hasta 41 °C y la posibilidad de que el virus disemine a otras zonas del cuerpo como las meninges, el hígado, los riñones, la mucosa genital, el tracto gastrointestinal, etc, momento en el que la vida de la persona corre peligro. Estos daños multisistémicos son los que explican que, aún a día de hoy, el sarampión, una enfermedad que no está erradicada, tenga una tasa de letalidad del 10%.
3. Difteria
La difteria es una enfermedad que también ha visto enormemente reducida su incidencia pero que tampoco está erradicada del todo. Se trata de una infección bacteriana grave provocada por una bacteria que ataca a las células de la garganta y de la nariz, causando no solo dolor y fiebre, sino la aparición de una característica película de material gris que, en algunos casos, puede bloquear las vías respiratorias.
De forma similar a lo que hemos visto en el sarampión, la bacteria, de nombre científico Corynebacterium diphtheriae, puede diseminar al corazón, sistema nervioso y riñones, momento en el que la vida de la persona corre peligro. Incluso con tratamiento, la tasa de letalidad de la difteria es del 3%. Gracias a su vacunación con la vacuna DTaP, su incidencia es mínima. Pero no está erradicada. Y si no nos vacunamos, puede volver a resurgir.
4. Rubéola
La rubéola es una enfermedad similar al sarampión en lo que a aparición de sarpullido se refiere, pero está causada por un virus diferente conocido como Rubella virus que no es ni tan peligroso ni tan contagioso como el responsable del sarampión. Pero esto no significa que podamos menospreciar a esta enfermedad, pues si bien en adultos ya es de por sí grave, en niños puede dejar secuelas peligrosas. De ahí que la vacunación (la triple vírica nos protege de ella) haya sido, sea y será tan importante.
Como hemos dicho, la enfermedad en adultos es grave, pero el verdadero problema está en la población infantil. Los niños que contraen la rubéola tienen un riesgo elevado de sufrir complicaciones tales como retraso en el crecimiento, discapacidades intelectuales, trastornos en órganos vitales, problemas en el corazón, daños en el sentido del oído y una larga lista de efectos que pueden comprometer, para siempre, su vida.
5. Poliomielitis
La poliomielitis es una enfermedad vírica causada por el virus Poliovirus de la que no se detectan casos en países desarrollados desde la década de los 80. Pero la OMS nos advierte que, de no seguir vacunándonos contra ella, al ser endémica en algunas regiones del planeta y dada su capacidad de contagio, puede resurgir.
Se trata de una infección que se transmite por contacto directo (y con menor frecuencia por agua y alimentsos contaminados con heces de personas enfermas) en la que, en sus casos y manifestaciones más graves, el virus puede afectar al sistema nervioso, habiendo riesgo de complicaciones tan serias como parálisis, insuficiencia respiratoria e incluso la muerte. Además, afecta principalmente a menores de 5 años y su letalidad oscila entre el 2% hasta un horrible 20%, dependiendo de la cepa.
6. Tos ferina
La tos ferina es una enfermedad causada por la bacteria Bordetella pertussis, la cual da lugar a una patología infecciosa que se coloca como la cuarta más contagiosa del mundo. La bacteria, que se transmite por el aire, infecta las vías respiratorias altas, afectando principalmente a la población infantil.
Cada persona enferma tiene el potencial de contagiar a 14 personas sanas y su sintomatología consiste en fiebre, tos seca, enrojecimiento de ojos, silbidos al respirar y otros problemas que, si bien son molestos, no suelen derivar en complicaciones demasiado graves. Pero en bebés la cosa es distinta. Cuando la infección se desarrolla en bebés, la enfermedad es potencialmente mortal. Otra enfermedad casi erradicada pero que sigue teniendo una incidencia de aproximadamente 1 caso por cada 100.000 habitantes.
7. Tétanos
El tétanos es una enfermedad causada por las toxinas que sintetiza la bacteria Clostridium tetani, un microorganismo que vive de forma natural en el suelo pero que puede ingresar en nuestro torrente sanguíneo a través de cortes con principalmente objetos oxidados, los cuales suelen tener mayores concentraciones de la bacteria.
No presenta transmisión persona a persona, así que realmente su no-vacunación no es un problema de salud pública, pero sí un problema individual. Y es que en caso de contraer la enfermedad porque no estamos vacunados, estamos expuestos a una infección que, incluso con tratamiento, tiene una tasa de letalidad que puede llegar a ser del 50% y, en el caso de los neonatos, de hasta el 90%.
8. Parotiditis
Conocida popularmente como paperas, la parotiditis es la tercera y última de las enfermedades de la que nos inmunizamos con la triple vírica. Se trata de una enfermedad altamente contagiosa provocada por el virus Mumps ortho rubulavirus, el cual infecta las glándulas salivales cercanas a los oídos, una situación que deriva en la típica inflamación del rostro que caracteriza a esta enfermedad.
Es cierto que las complicaciones no son frecuentes, pero sí que existe riesgo, especialmente entre la población infantil, de que el virus disemine a otras regiones del cuerpo y provoque afectaciones en el páncreas, los testículos, las meninges y el cerebro. La letalidad es relativamente baja (1 muerte por cada 10.000 casos), pero no tiene ningún sentido poner en peligro la vida de un niño cuando una simple vacuna puede salvarla.