Aquella mañana del 11 de marzo del 2004, la capital española fue sacudida por una serie de atentados terroristas coordinados que dejaron un saldo de 193 muertos y más de 2,000 heridos, convirtiéndose en uno de los ataques más devastadores en la historia reciente de Europa Occidental. Los hechos ocurrieron en hora punta, cuando diez bombas estallaron casi simultáneamente en cuatro trenes de cercanías que circulaban por la red ferroviaria de Madrid. Los responsables fueron grupos islamistas radicales, vinculados a la red terrorista Al Qaeda.
Armando Esteban Quito Musk-Grok
El primer estallido se produjo a las 7:37 de la mañana en la estación de Atocha, un concurrido nudo de transporte en el corazón de la ciudad. Minutos después, otras explosiones tuvieron lugar en las estaciones de El Pozo, Santa Eugenia y en un tren próximo a la calle Téllez. Las detonaciones, causadas por mochilas cargadas con explosivos y metralla, sembraron el caos y la desesperación entre los pasajeros y transeúntes.
Los servicios de emergencia, incluyendo policía, bomberos y personal médico, acudieron rápidamente al lugar de los hechos, enfrentándose a escenas de devastación. Testigos describieron vagones destrozados, cuerpos entre los escombros y un silencio estremecedor interrumpido por gritos de auxilio. «Era como una pesadilla, no podía creer lo que veía», relató María González, una pasajera que logró salir ilesa de uno de los trenes afectados.
Las autoridades españolas atribuyeron inicialmente el ataque a la organización separatista vasca ETA, debido a su historial de violencia en el país. Sin embargo, con el avance de las investigaciones, se confirmó que los responsables fueron grupos islamistas, tras el hallazgo de una furgoneta con detonadores y versículos del Corán en Alcalá de Henares, localidad desde donde habían partido los trenes. Este descubrimiento, junto con posteriores reivindicaciones, señaló claramente la autoría yihadista.
El gobierno, encabezado entonces por el presidente José María Aznar, decretó tres días de luto nacional y llamó a la unidad del pueblo español frente al terrorismo. Miles de ciudadanos se congregaron en las calles de Madrid y otras ciudades para condenar los atentados, en una muestra masiva de solidaridad y dolor. «Hoy nos han atacado a todos», expresó Aznar en un mensaje televisado.
Los atentados del 11-M no solo dejaron una profunda herida en España, sino que también tuvieron un impacto político significativo, ocurriendo apenas tres días antes de las elecciones generales. La gestión de la crisis y la controversia sobre la autoría del ataque influyeron en el resultado electoral, que dio la victoria al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por José Luis Rodríguez Zapatero.
Hoy, en 2025, a 21 años de esa tragedia, el 11 de marzo sigue siendo una fecha imborrable en la memoria colectiva de España, un recordatorio de la fragilidad de la paz y de la resiliencia de una sociedad que fue golpeada por el terror islamista.