Cuando BMW llegó a Estados Unidos en 1975, trajo consigo un cuarteto de modelos, incluido el cupé 3.0 CSL.
Por: Morfema Press / Town and Country Magazine
Si alguna parte de ti alberga una fantasía de pista de carreras, este es el auto a elegir. Se fabricaron 1.096 unidades en el período entre 1971 y 1975.
Impulsado por las leyendas de las carreras Brian Redman, Sam Posey y Hans Stuck, el auto se adjudicó la victoria en la carrera de las 12 Horas de Sebring ese año y ganó Daytona al año siguiente.
El par de triunfos estableció el desempeño de BMW en Estados Unidos.
Además de su legado de ingeniería y rendimiento, el 3.0 CSL fue pionero en una serie de tecnologías que se encuentran en los modelos posteriores de BMW, desde su primer motor de cuatro válvulas y seis cilindros hasta su primer sistema de frenos antibloqueo.
Un poco de historia del BMW 3.0 CSL
A principio de los años sesenta se creó el Campeonato de Europa de Turismos (ETCC), dicho campeonato alcanzó pronto un gran éxito con lo que numerosos fabricantes mostraron interés por el mismo.
El arma definitiva de BMW para afrontar dicho reto fue el BMW 3.0 CSL.
Derivaba del coupé CS 3.0, un elegante y rápido deportivo al que se sometió a una importante cura de adelgazamiento. Con ello se consiguió un excelente automóvil capaz de circular legalmente por carretera abierta o de triunfar en los circuitos más exigentes.
Fue el primer producto que salió de la recién creada filial deportiva de la marca bávara BMW Motorsport, mostrando por primera vez los característicos colores rojo, azul y púrpura que se asocian a los BMW más deportivos.
Por tanto podemos considerarlo el padre de todos los modelos «M» posteriores, una descendencia distinguida sin duda.
También tiene el honor de ser el primer BMW Artcar, mezclando el arte con la tecnología, ya que dos unidades del CSL fueron decoradas por el escultor Alexander Calder y por el pintor Frank Stella.