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Hallan las instrucciones que dio Enrique VIII para ejecutar a Ana Bolena

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La historiadora inglesa Tracy Borman, especialista en la dinastía Tudor, ha anunciado un gran hallazgo: buscando en los Archivos Nacionales del Reino Unido, ha encontrado un documento que recoge las instrucciones del rey Enrique VIII para la ejecución de su segunda mujer, Ana Bolena.

Por: NatGeo Historia

Se trata de un pasaje que había pasado desapercibido hasta ahora entre las páginas de un libro de disposiciones reales del siglo XVI. En él, Enrique VIII da instrucciones precisas sobre cómo y dónde debía ser ejecutada su esposa: “Su cabeza será cortada […] en el parque de nuestra Torre de Londres”.

Hasta el último detalle

Según Borman, “lo que muestra (el documento) es el carácter premeditado y calculador de Enrique” y refuerza la imagen del rey inglés como un “monstruo patológico”. El monarca quería que se siguieran sus instrucciones al pie de la letra, hasta el punto que Sir William Kingston, el Condestable de la Torre, tuvo que viajar hasta Francia para contratar a un espadachín que se ocupara de la decapitación. En cambio, por causas desconocidas, el lugar de la ejecución se cambió al patio del Edificio de Waterloo, que hoy alberga las joyas de la corona de Inglaterra.

No obstante, la historiadora señala que el hecho de contratar a un espadachín fue un gesto «inusualmente piadoso»: en Inglaterra las decapitaciones se hacían generalmente con un hacha, que a menudo requería más de un golpe, un sufrimiento que Enrique decidió evitarle. En ese mismo sentido, la sentencia condenaba a Ana Bolena a morir “quemada o decapitada”, una elección que correspondía al rey, que optó por el método más rápido.

Ana Bolena, condenada por una farsa


Ana Bolena fue condenada “por adulterio y alta traición” bajo la acusación de haber mantenido relaciones sexuales con varios hombres de la corte, incluido su propio hermano. La acusada y la mayoría de los implicados negaron los cargos menos uno, un músico al servicio de la reina llamado Mark Smeaton, que confesó bajo tortura haber sido su amante. Eso bastó para que se la condenara junto con el resto de acusados y fuera ejecutada el 19 de mayo de 1536.

La mayoría de historiadores han sostenido que las acusaciones no eran ciertas y el juicio era una farsa organizada por Enrique VIII para librarse de ella y casarse con su nueva favorita, Jane Seymour. El motivo era la obsesión del rey por tener un heredero masculino que ni Ana Bolena ni su primera esposa, Catalina de Aragón, le habían dado, aunque sí tuvieron hijas: Ana dio a luz a una niña que con el tiempo se convertiría en una de las reinas inglesas más recordadas, Isabel I; mientras que la hija de su primera esposa, Catalina de Aragón, pasaría a la historia como María la Sanguinaria.

Borman añade que, aunque la historia de Ana Bolena es muy conocida, a menudo “olvidamos lo chocante que resultó ejecutar a una reina”, un hecho por el que Enrique VIII se convirtió en uno de los reyes con peor fama de Inglaterra.

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