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Irena Sendler, la madre de los niños del Holocausto

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La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.

Irena Sendler

Irena Sendlerowa, nacida en Varsovia el 15 de febrero de 1910 fue una enfermera y trabajadora social polaca católica,​ que sirvió en la resistencia de su país durante la Segunda Guerra Mundial. Con riesgo de su propia vida, organizó el rescate del gueto de Varsovia de unos 2500 niños judíos prácticamente condenados a ser víctimas del Holocausto.

Arrestada, torturada y sentenciada a muerte por la Gestapo en octubre de 1943, logró huir el día de su ejecución, y se convirtió en jefa de la sección de niños de Żegota, el consejo polaco de ayuda a los judíos.

Fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2007, reconocida como ciudadana honorífica de Israel y Justa entre las Naciones, además de otorgársele la más alta distinción civil de Polonia al ser nombrada dama de la Orden del Águila Blanca.

Niños en el gueto

Un Ángel en el Holocausto

Cuando Alemania invadió Polonia en 1939, Sendler era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. Allí trabajó incansablemente para aliviar el sufrimiento de miles de personas tanto judías como católicas. Gracias a ella, estos comedores no solo proporcionaban comida para huérfanos, ancianos y pobres sino que además entregaban ropa, medicinas y dinero.

En 1940, los nazis crearon el Gueto de Varsovia, y Sendler, horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos, Zegota. Ella misma lo cuenta:

Conseguí, para mí y para mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto.

Irena Sendler

Cuando Sendler caminaba por las calles del gueto, llevaba un brazalete con la estrella de David, como signo de solidaridad y para no llamar la atención sobre sí misma. Pronto se puso en contacto con familias a las que ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto. Pero no les podía dar garantías de éxito. Lo único seguro era que los niños morirían si permanecían en él. Muchas madres y abuelas eran reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible, pero que resultó fatal para ellos. Algunas veces, cuando Irena o sus chicas volvían a visitar a las familias para intentar hacerles cambiar de opinión, se encontraban con que todos habían sido llevados al tren que los conduciría a los campos de concentración.

A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del gueto en el verano de 1942, consiguió rescatar a más de 2500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de papas, ataúdes… en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.

La niña de la cuchara de plata


Entre los miles de niños y bebés rescatados, uno de los ejemplos que pasó a la posteridad fue el de Elzbieta Ficowska.

Ella tenía cinco meses cuando una colaboradora de Sendler le suministró un narcótico, y la colocó en una caja de madera con agujeros, para que le entrara aire.

Fue sacada del gueto junto con un cargamento de ladrillos, en un vagón traccionado por un caballo, en julio de 1942.

La madre de Elzbieta escondió una cuchara de plata entre las ropas de su bebé. La cuchara llevaba grabado su apodo, Elzunia, y la fecha de su nacimiento: 5 de enero de 1942.

Elzbieta fue criada por la ayudante de Sendler, Stanislawa Bussoldowa, una viuda católica. Ficowska dijo más tarde que la fallecida Bussoldowa fue su «madre polaca», para distinguirla de su «madre judía».

Durante meses, la madre de Elzunia llamó por teléfono para escuchar los balbuceos de su hija. Años después, muertos ya sus padres en el gueto, la joven Elzbieta Ficowska fue conocida con el apodo de «la niña de la cuchara de plata».

Arriba y a la izquierda de la fotografía, Irena Sendler, al cumplir 95 años de edad, el 15 de febrero de 2005. En la imagen, se encuentran también Janina Zgrzembska y Elzbieta Ficowska, la niña de la cuchara de plata.

Sendler quería que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales y sus familias. Entonces, ideó un archivo en el que registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Los nazis supieron de sus actividades. El 20 de octubre de 1943, fue detenida por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak, donde la torturaron brutalmente.

Ella era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos. Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos.

Fue sentenciada a muerte, pero los miembros de Zegota consiguieron corromper a los soldados alemanes encargados de su ejecución. Mientras esperaba la muerte, un soldado alemán se la llevó para un «interrogatorio adicional». Al salir, le gritó en polaco: «¡Corra!». Al día siguiente, halló su propio nombre en la lista de polacos ejecutados.

En 1944, durante el alzamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas, si ella moría.

Al finalizar la guerra, ella misma los desenterró y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de Salvamento de los Judíos Supervivientes.

Lamentablemente, la mayor parte de las familias de los niños habían muerto en los campos de concentración nazis.

«Yo no hice nada especial, sólo hice lo que debía, nada más», decía cuando le preguntaban sobre sus actos heroicos.

Irena llegó al descanso eterno el 12 de mayo de 2008 a la edad de 98 años en su Varsovia natal.

«El Ángel del Gueto de Varsovia» en el 2005

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