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Muere Brian Wilson, el genio melancólico de The Beach Boys

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El mundo de la música llora la pérdida de Brian Douglas Wilson, el alma creativa de The Beach Boys, quien falleció a los 82 años el 11 de junio de 2025, según anunció su familia a través de un emotivo comunicado en Instagram: “Estamos desconsolados al anunciar que nuestro querido padre, Brian Wilson, ha fallecido. No tenemos palabras en este momento. Por favor, respeten nuestra privacidad mientras nuestra familia atraviesa el duelo”. Con su partida, se cierra un capítulo fundamental en la historia del pop, dejando un legado que transformó la música popular del siglo XX y continúa inspirando a generaciones.

Los orígenes: Un talento forjado en la adversidad

Nacido el 20 de junio de 1942 en Inglewood, California, Brian Wilson creció en el seno de una familia musical, pero marcada por tensiones. Su madre, Audree, tocaba el piano, mientras que su padre, Murry, un aspirante a compositor que trabajaba en una fábrica de neumáticos Goodyear, fue una figura dominante y abusiva. Según el propio Wilson, él y sus hermanos, Dennis y Carl, sufrieron maltratos físicos y psicológicos que dejaron huellas imborrables. A pesar de ello, la música fue su refugio. Desde los ocho años, Brian destacaba como pianista y cantaba en el coro de la iglesia local, desarrollando un oído excepcional para las armonías, influenciado por grupos como The Four Freshmen y compositores como George Gershwin.

A los 19 años, Brian descubrió su vocación al experimentar con un grabador, aprendiendo la técnica de overdubbing, que se convertiría en un pilar del sonido característico de The Beach Boys. Junto a sus hermanos Dennis y Carl, su primo Mike Love y su amigo Al Jardine, formó The Pendletones en 1961, un nombre que pronto sería cambiado a The Beach Boys por la discográfica Candix Records tras el lanzamiento de su primer sencillo, “Surfin’”. Este tema, inspirado en la pasión de Dennis por el surf, marcó el inicio de una carrera que definió el sueño adolescente californiano.

La cima del éxito: Creando el «Sonido de California»

En la primera mitad de los años 60, Brian Wilson se consolidó como el cerebro detrás de The Beach Boys, no solo como compositor principal, sino también como arreglista, productor y vocalista. Canciones como “Surfin’ U.S.A.”, “Surfer Girl”, “I Get Around” y “California Girls” capturaron la esencia de un estilo de vida idealizado: sol, playa, autos rápidos y amores juveniles. Sin embargo, más allá de la superficie despreocupada, las composiciones de Wilson destilaban una melancolía profunda, como en “In My Room”, un reflejo de su propia introspección y soledad.

Su genialidad radica en su habilidad para combinar armonías complejas, inspiradas en el jazz y el doo-wop, con una producción innovadora que emulaba la “muralla de sonido” de Phil Spector. En 1964, tras sufrir una crisis nerviosa en un vuelo, decidió retirarse de las giras para enfocarse en el trabajo de estudio, una decisión que marcó un punto de inflexión en su carrera.

El pináculo de su creatividad llegó en 1966 con Pet Sounds, un álbum que muchos consideran el primer y más grande álbum conceptual del rock. Inspirado por Rubber Soul de The Beatles, Wilson creó una obra maestra que combinaba instrumentos inusuales como campanas de bicicleta, clavecines y ladridos de perros, con letras que exploraban el amor, la pérdida y el anhelo de madurez en canciones como “Wouldn’t It Be Nice” y “God Only Knows”. Paul McCartney lo describió como una obra maestra, y “God Only Knows” fue nombrada su canción favorita de todos los tiempos. A pesar de su éxito crítico, el álbum no fue bien recibido por todos los miembros de The Beach Boys, particularmente Mike Love, quien lo consideraba demasiado experimental.

El colapso y la leyenda de Smile

Tras Pet Sounds, Wilson se embarcó en un proyecto aún más ambicioso: Smile, descrito por él como una “sinfonía adolescente a Dios”. Colaborando con el letrista Van Dyke Parks, Wilson buscó romper los límites del pop con canciones como “Good Vibrations”, un éxito comercial y crítico que costó casi 75,000 dólares en grabación (equivalente a 740,000 dólares en 2025). Sin embargo, las sesiones de Smile fueron caóticas, con Wilson sumido en paranoia, instalando un arenero en su sala de estar y utilizando métodos poco convencionales, como músicos masticando vegetales o grabando con un balde en llamas. La resistencia de sus compañeros de banda y su propio deterioro mental llevaron al abandono del proyecto en 1967, un golpe que lo sumió en una profunda depresión.

Wilson se retiró de la vida pública, luchando contra una enfermedad mental diagnosticada más tarde como trastorno esquizoafectivo y depresión maníaca leve. Su consumo de drogas y alcohol empeoró, y en los años 70 se convirtió en una figura recluida, conocida como “el ermitaño del rock”.

La controversia con Eugene Landy

En 1975, la entonces esposa de Wilson, Marilyn Rovell, contrató al psicoterapeuta Eugene Landy para tratar sus problemas de salud mental y adicciones. Inicialmente, Landy logró estabilizar a Wilson, ayudándolo a perder peso y reducir su consumo de drogas. Sin embargo, su enfoque de “terapia 24 horas” se volvió controlador, aislándolo de su familia y amigos, y asumiendo roles como su mánager y coescritor. En 1992, una demanda de la familia de Wilson puso fin a esta relación tóxica, comparada por muchos con el abuso que Brian sufrió de su padre en la infancia.

El renacimiento: Melinda y el regreso a la música

Un punto de inflexión en la vida de Wilson llegó en 1986, cuando conoció a Melinda Ledbetter, una vendedora de autos que se convirtió en su segunda esposa en 1995. Melinda, fallecida en 2024, fue descrita por Wilson como su “salvadora” y “ancla”, brindándole la estabilidad emocional necesaria para retomar su carrera. Bajo su apoyo, Wilson lanzó su primer álbum en solitario, Brian Wilson (1988), y en 2004 completó Smile como Brian Wilson Presents Smile, un proyecto aclamado que alcanzó el puesto 13 en las listas estadounidenses.

En las décadas siguientes, Wilson emprendió giras internacionales, interpretando clásicos de The Beach Boys y nuevos trabajos como That Lucky Old Sun (2008) y No Pier Pressure (2015). A pesar de sus continuas luchas con alucinaciones auditivas, su amor por la música y su familia –cinco hijos adoptivos con Melinda y dos hijas de su primer matrimonio, Carnie y Wendy– lo mantuvieron activo hasta sus últimos años.

Un legado inmortal

La influencia de Brian Wilson trasciende generaciones. Su trabajo inspiró a The Beatles, abrió camino al rock psicodélico. Fue galardonado con dos premios Grammy como solista, la inducción al Salón de la Fama del Rock en 1988 y honores del Kennedy Center en 2007. Su vida, llena de altibajos, fue retratada en el aclamado biopic Love & Mercy (2014) y en documentales como Brian Wilson: Long Promised Road (2021).

Wilson no solo definió el sonido de California, sino que transformó el pop en una forma de arte elevada, combinando belleza etérea con una vulnerabilidad cruda. Como dijo Questlove en un homenaje tras su muerte: “Si hubo un ser humano que hizo arte de una tristeza inexpresable, ese fue Brian Wilson”. Su música, desde los himnos playeros hasta las sinfonías introspectivas, seguirá resonando como un faro de creatividad y resiliencia.

“Love & Mercy” – el título de su canción y el mensaje con el que su familia se despidió – encapsula el espíritu de un hombre que, a pesar de sus demonios, regaló al mundo una obra inmortal.

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