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Óscar Niemeyer, el arquitecto amante de las curvas

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Óscar Niemeyer, nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, está unánimemente considerado como uno de los arquitectos más prestigiosos y vanguardistas del mundo.

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Al recibir en 1988 el Premio Pritzker, el máximo galardón otorgado en el mundo de la arquitectura, el jurado se deshizo en elogios hacia la obra del creador, que por aquella época contaba con 81 años: «Hay un momento en la historia de una nación cuando un individuo captura la esencia de su cultura y le da forma. A veces es en música, pintura, escultura o literatura. En Brasil, Oscar Niemeyer ha capturado esa esencia con su arquitectura. Sus diseños son la destilación de colores, imágenes ligeras y sensuales de su tierra natal».

LA INFLUENCIA DE LE CORBUSIER

Mientras cursaba sus estudios de bachillerato, el joven Oscar aún no tenía muy claro cuál iba a ser su futuro. No sería hasta 1928, cuando conoció a Annita Baldo, una joven hija de inmigrantes italianos, cuando se decidió a cursar estudios universitarios. Aquel mismo año, Oscar y Annita se casaron, y durante un tiempo el futuro arquitecto trabajó en el taller de tipografía de su padre para ganarse la vida. En 1929, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Río de Janeiro, dirigida desde 1931 por el arquitecto Lucio Costa, quien se convertiría en uno de sus grandes maestros. No sin un gran esfuerzo económico, en 1934 Oscar logró terminar su carrera y entrar a formar parte del estudio dirigido por Lucio Costa y por Carlos Leáo, donde realizó sus primeras prácticas como arquitecto.

En una entrevista concedida años más tarde al periódico El Cultural, Niemeyer narró cómo conoció a uno de los mayores genios de la arquitectura de todos los tiempos, Le Corbusier: «Un día, en 1936, [Lucio Costa] me pidió que fuera a recibir a Le Corbusier al aeropuerto; venía de visita interesado por un proyecto que teníamos entre manos. Todos los de mi generación en Brasil sentíamos una admiración sin límites por ese hombre que llegaba del Viejo Continente cargado de cultura y de ideas nuevas. Nuestra arquitectura era muy clásica y Le Corbusier introdujo un cambio total», y es que como integrante del equipo de Lucio Costa, Oscar tuvo la oportunidad de colaborar con el legendario arquitecto franco-suizo, con quien diseño el nuevo edifico del Ministerio de Educación y Salud Pública de Río de Janeiro y que, a la postre, se convertiría en uno de los grandes hitos de la arquitectura moderna.

UNA CAPITAL DE NUEVA PLANTA

En 1945, Niemeyer se afilió al partido comunista de Brasil, ideología que nunca abandonaría (de hecho, incluso Fidel Castro llegó a decir del arquitecto: «Niemeyer y yo somos los últimos comunistas de este planeta». Niemeyer empezó a seguir una trayectoria imparable como arquitecto, y se ganó una excelente reputación que le sirvió para recibir en 1947 el encargo de proyectar el edificio de Naciones Unidas en Nueva York, uno de los proyectos de más envergadura de toda su carrera. Sin embargo, el proyecto más ambicioso de Niemeyer llegaría en el año 1956, cuando junto con su antiguo maestro y amigo Lucio Costa recibió el encargo del por entonces presidente del país, Juscelino Kubitschek, de diseñar y crear la nueva capital de Brasil: Brasilia.

En pocos meses, Niemeyer diseñó un nuevo trazado para esta ciudad de nueva planta en el que se incluían edificios tanto residenciales como administrativos y comerciales. Todo ello para una capital que fue inaugurada de manera oficial el 21 de abril de 1960. Los dos autores del proyecto, Niemeyer y Costa, imaginaron el centro urbano como el lugar donde debían alzarse los tres pilares fundamentales en que se basaba el nuevo estado democrático de Kubitschek: Gobierno, Parlamento y Justicia. El urbanismo de la ciudad y su arquitectura estuvieron muy marcados por el espacio, la perspectiva y, un elemento imprescindible y que sería una constante en la arquitectura de Niemeyer: las curvas.

En una entrevista, el arquitecto describió el modo en que el presidente le hizo tan faraónico encargo: «En cuatro años terminamos una ciudad con forma de avión, con residencias, tiendas y oficinas en zonas separadas. Era la primera vez que se construía una ciudad de la nada. Kubitschek era amigo mío. Pasó por mi casa, me hizo montar en su coche y nos fuimos a la ciudad. Por el camino, me dijo que quería construir Brasilia y añadió: ‘No quiero una capital provinciana, sino algo muy moderno para aportar progreso al interior del país'». En 1963, Niemeyer fue nombrado miembro honorario del Instituto Americano de Arquitectos de los Estados Unidos, y aquel mismo año ganó el Premio Lenin de la Paz, un galardón concedido por la Unión Soviética.

Catedral de Brasilia

ASILO PARISINO

Tras el golpe militar que tuvo lugar en Brasil el 31 de marzo de 1964, el estudio de Niemeyer empezó a perder clientes y sus proyectos fueron sistemáticamente rechazados. Junto a doscientos profesores más de la Universidad de Brasilia, Niemeyer presentó su carta de dimisión como protesta contra la política educativa que se había implantado en el país y decidió exiliarse a Francia, donde vivió hasta el año 1987. Pero su llegada a la capital francesa tampoco estuvo exenta de polémica, y no fue bien recibido por todos. Decidido a pesar de las dificultades a triunfar en la capital gala, Niemeyer inauguró su estudio de arquitectura en los Campos Elíseos. En París obtuvo el encargo de diseñar la sede del Partido Comunista francés, y en Argelia se ocupó de proyectar la Universidad de Constantina y la mezquita de Argel. Durante su estancia en Europa Niemeyer recibiría un aluvión constante de encargos, como la sede de la Editorial Mondadori en Italia o el Casino de Funchal en Portugal.

Tras la caída de la dictadura, Niemeyer regresó a Brasil en la que definiría como «el inicio de la última fase de la vida». A partir de entonces, el arquitecto brasileño se dedicaría en cuerpo y alma a multitud de proyectos como los sambódromos de las ciudades de Río de Janeiro (1984) y de São Paulo (1991). También diseño y construyó el Panteón de la Patria, en Brasilia (1985), y el Memorial de América Latina (1987). En 1988 Niemeyer fue galardonado con el Premio Pritzker de Arquitectura y en 1989 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Entre los años 1991 y 1996 realizó lo que la mayoría de especialistas considera su mejor obra: el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói (MAC), un edificio concebido como un simbólico faro levantado frente a la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro. Años después, en 2003, cuando ya contaba 95 años, culminó otro de los grandes proyectos de su vida, el Museo Oscar Niemeyer en la ciudad de Curitiba, que destaca por su audaces formas geométricas y sus volúmenes escultóricos en los que prevalecen, como no, las curvas.

RECONOCIMIENTO Y MUERTE

Tras quedarse viudo en 2004, Oscar Niemeyer volvió a casarse en 2006 con Vera Lúcia Cabreira. El 15 de diciembre de ese mismo año fue inaugurado en Brasilia el Museo Nacional Honestino Guimarães y la Biblioteca Nacional Leonel de Moura Brizola, que forman juntos el mayor centro cultural de Brasil, que recibe el nombre de Complejo Cultural de la República, y también en 2006 Niemeyer proyectó en España El Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer(también conocido como Centro Niemeyer o, coloquialmente, como El Niemeyer), ubicado en la ciudad asturiana de Avilés.

En mayo de 2012, el arquitecto sufrió graves problemas de salud que le obligaron a ser hospitalizado dos semanas debido a problemas de deshidratación y por una neumonía. En octubre de ese año fue de nuevo hospitalizado por deshidratación, y el miércoles 5 de diciembre de 2012, uno de los mayores genios de la arquitectura contemporánea fallecía a los 104 años de edad en Río de Janeiro, su ciudad natal.

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