Compuesto por Ludwig van Beethoven en 1810, y fechado el 27 de abril, Para Elisa fue dada a conocer 40 años después de la muerte del compositor alemán, y descubierto por un musicólogo que encontró esta melodía entre los manuscritos de una ex alumna y pretendiente del músico.
Por: Ministerio de Cultura de Argentina
Como probablemente sucedió con muchas obras maestras que nunca fueron publicadas, Para Elisa parecía estar destinada a formar parte de este conjunto invisible de piezas que nunca conoceremos. Fue una decisión del propio autor, Ludwig van Beethoven (1770 -1827), el alemán que compuso la bagatela en 1810, y que por algún motivo decidió dejarla inconclusa.
La pieza se publicó en 1867, como cuarenta años después de la muerte de Beethoven. Llegó a nosotros a través de un jóven musicólogo, Ludwig Nohl, que encontró esta reliquia en los cuadernos del compositor.
Elisa o Teresa… hasta se dudó del mismo Beethoven
Nohl encuentra los manuscritos cuando se estaba publicando la obra integral de Beethoven. Estaban en posesión de Therese Malfatti von Rohrenbach, una alumna y amiga del compositor, con quien aparentemente existió una propuesta de casamiento. Pero no se concretó y ella se terminó casando con otra persona.
Según nos cuenta Ludwig Nohl, ella tenía este manuscrito, con una anotación firmada el 27 de abril, que supuestamente decía: “Para Elisa, en recuerdo de Ludwin van Beethoven”. Esto es lo que llegó a nuestros días, aunque el documento que encontró el musicólogo se perdió, es decir que nunca se pudo encontrar ni nadie lo pudo siquiera ver. Así que únicamente sabemos lo que Nohl nos contó.
Generó conjeturas, porque la propia Theresa no recordaba a ninguna otra Theresa. Tampoco se sabía quién era Elisa, y entonces algunos especulaban que pudo haber sido un error de comprensión de lectura, porque Beethoven no era especialmente prolijo para escribir. Se decía entonces que quizás Nohl leyó mal, y en vez de Elisa decía Theresa.
También existía la posibilidad de que fuese un juego del músico. A Beethoven le gustaba jugar con el nombre de la gente y los daba vuelta. O tal vez era para Theresa, y Elisa era una forma cariñosa de llamarla. Hay varias posibilidades.
Mucha gente también especulaba con la posibilidad de que quizás esta obra no fuera de Beethoven. Pero sí sabemos que el material es suyo, porque lo que sí tenemos son sus cuadernos con ejercicios para pianos y bocetos de obras que iba escribiendo. Se sabe que él trabajó sobre esta obra alrededor de 1810, quizás un poco antes o un poco después, y que fue vuelta a revisar en sus últimos años, con la idea de agregarlo quizás a un set de Bagatelas, opus 119, tal vez para cerrar ese conjunto de obras.
¿Por qué se popularizó tanto?
Para Elisa es una de las piezas más populares que hay en el mundo de la música clásica, o mejor dicho, en el mundo de la música de las piezas para piano.
«Creo que es difícil encontrar a alguien que no la haya escuchado alguna vez: el que no la escuchó en piano, o no la tocó, seguramente la ha escuchado alguna vez en una película, en una serie, en un ringtone de celular, en el sonido de espera de las llamadas telefónicas o incluso en dibujitos animados», afirma Marcelo Balat, solista titular de Piano y Celesta en la Orquesta Sinfónica Nacional y profesor de la Licenciatura de Piano en la Universidad Católica Argentina.
Pero más allá de eso, pienso que Para Elisa se hizo muy popular por ser una pieza simple para empezar a estudiar música, porque si bien es una pieza que tiene tres partes (y la más popular es la primera), es bastante simple de tocar porque se intercalan las manos, y al no tener que tocar las dos al mismo tiempo la cuestión se vuelve más simple.
Escuchemos «Para Elisa»
La Vieja Escuela de Morfema Press